SORPRESAS

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Carmen

- ¡Hermosa! - Dice mi mamá mirando a Adriana bajar la escalera con unas botas de tacón altas un jean y una blusa rosa pálido junto con la sonrisa más grande que le he visto en días, a excepción de ayer.

Estoy de acuerdo con mi madre, se ve muy linda, solo que de toda la ropa que podía vestir para ir a la escuela el día después de su fiesta, escogió la que le dio Kendal. Si, la ropa. Porque su heroína al final de la fiesta no le regalo una sola cosa. Le regalo toda una muda y se veía muy feliz haciéndolo. Cuando le entregó las bolsas con la ropa, le dijo la tela de cada prenda y como podía combinar cada cosa con otros colores, mi hermana solo la veía hipnotizada. Y yo que pensé que sería antipática y solo vendría como acto de presencia, pero no, llego como papa Noel con todas sus bolsas. Y aunque me dé algo de celos o fastidio... no puedo molestarme. Hizo feliz a mi hermana y eso, al fin al cabo, es lo que importa.

- ¿Tu que dices? - Pregunta mi hermana.

- Te queda muy bien. Se nota que Kendal tiene un gran gusto y afortunadamente todo te queda a la medida. - No sé cómo carajo Kendal adivino la talla de mi hermana, pero nada le luce demasiado pequeño o grande.

- Es muy cierto. - Confirma mi mamá.-La chica tiene buen ojo.

Mi hermana toma su bolso y se para frente a nosotras.

- ¿Me podrías llevar?

A penas Adriana pronunció esa pregunta mi madre ya estaba de pie. Las últimas semanas insistía en ir a pie o pasaba la madre de alguna de sus amigas. Que le pida a mi mamá que la lleve es un gran avance en su relación y un gesto que hace que yo esté más tranquila.

Mi madre toma su bolso de la mesa del comedor y la sigue.

- Iré a un par de entrevistas, así que si llegas del instituto y tienes noticias de la universidad no dudes en llamarme. - Corre detrás de mí hermana que ya está afuera y antes de cerrar la puerta me mira dudosa.

- ¿Te molestaría esperarnos para abrir el correo o carta de la universidad? Me gustaría estar ahí sea cual sea la respuesta.

- Claro que sí. Si llega algo ten por seguro que te llamaré.

- Gracias. - Nos sonreímos por un momento y luego cierra la puerta.

Aprovecho para revisar algunos de los últimos trabajos que tengo que entregar hoy, me levante más temprano de lo necesario y no tengo mucho sueño que digamos. Cuando voy por la mitad del segundo ensayo escucho que alguien golpea, no creo que sea Taylor ya que al ser los últimos dias de instituto entramos una hora más tarde y aún es demasiado temprano. Sin embargo, ahí está cuando abro la puerta, con su cabello rubio en todas las direcciones y una camisa negra que hace que cada musculo de su pecho se resalte.

- Hola... - Dice mientras mira mis pechos sin disimulo.

- ¡Oye! - Cruzo los brazos quitando de su vista lo que observaba.

- Yo no te dije nada cuando me revisaste por unos largos segundos. - Me toma por la cintura juntándose nuestro pechos.

- No sabía que lo hacía. Tú por el contrario...-Recorro su quijada algo rasposa con mi dedo. - Sabias muy bien que estabas haciendo.

- Claro que sabía. - Sonríe travieso. - Pocas veces puedo verte con una camisa de tirantes... y créeme me encanta. - Aprieta mi cintura caminando a dentro de la casa a la vez que quita el cabello de mi cuello y le da un beso suave. Después da un giro rápido en que cierra la puerta, yo quedó atrapada entre la puerta y su cuerpo, nuestras bocas solo están a milímetros de tocarse. Tengo tantas ganas de hacer desaparecer la distancia... pero verlo mirar mis pechos desde tan cerca y sintiendo sus respiraciones profundas me esta emocionado más de lo que creí que algo así me podría excitarme.

ME CANSÉ DE ESPERAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora