REALMENTE SOY ESTÚPIDA

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Carmen.

SEIS MESES ATRAS

Algunas veces te imaginas cientos de cosas que pueden pasarte. Como que sucedería si te volvieras famoso, o si de un momento a otro la tierra temblara y que todas las famosas películas del fin del mundo cobraran sentido. Pero como es de esperarse nunca pasa. Y del mismo modo pensé que era fantasía que Taylor me hablara esta mañana de una manera...¿coqueta? La diferencia es que ese pequeño imaginario si se hizo realidad y cuando sucedió no pude decir nada. Ni una sola palabra. Pensé que el miedo de hablar en público lo había superado, pero volvió como una ola cuando el me hablo. Y mi mente no puede dejar de repetir el episodio.

Estaba contando las cajas de galletas que quedaban y que helados se habían acabado para hacer el pedido y que llegara mañana en la mañana.

La puerta sonó, no le preste atención cualquier cliente que fuera, seria atendido por mi compañera Judith que en este turno se encargaba de recibir las ordenes, hasta que escuche la voz de la persona que entro.

- Hola. ¿Cómo estás? Por lo que veo muy bien.-Y sin importarme perder la cuenta de la mercancía deje todo para verlo. Idiota.

Y ahí estaba en todo su esplendor cotidiano. Su cabello rubio en desorden y sus ojos miel que en ocasiones brillan igual que su cabello. Me miraba de arriba abajo dejando su mirada un poco más de tiempo en mis pechos. No sé por qué no le digo que me deje de mirar así, tal vez es porque me gusta más de lo que quiero admitir. Idiota de mí.

- Paso en la tarde a recogerte.- Me soltó una de sus sonrisas típicas pero algo raro no la hizo del todo creíble. Fue como si lo dijera...con miedo.

Y así de rápido como entro y salió por la puerta a la tienda de globos.

- Disculpe...necesito mi cambio.- Me dice la señora al frente de mi esperando lo que sobró de su compra. Es la cuarta vez que pasa desde esta mañana. Maldito Taylor.

Miro en la pantalla, le doy el monto de dinero sobrante a la clienta y sale con su hijo. Obvio, no deja propina. Yo tampoco la dejaría si tuviera que esperar más de dos minutos por mi dinero mientras la cajera mira al cielo como tonta.

- ¿El rubio te dejo pensando, no?- Dice Judith.

- Algo.- Contesto.

Es la primera vez que admito algo respecto a él. Y me siento un poco traicionera en regalarle mi confianza a una conocida de...hace un día, que a mi propia amiga. Pero que no la conozca de hace años me permite ser más abierta. Si, suena contradictorio. Pero es la verdad. Si le cuento a Amber el episodio con Taylor y todo termina siendo una de sus típicas bromas, quedare como una idiota y Amber tendrá pena por mí y yo sentiré rabia por ser tan ilusa como para creerle. Pero si le cuento a Judith ella no se acordará, no le prestará atención y puede que hasta olvide que alguna vez le conté.

- ¿Se conocen de antes?- Me dice Judith mientras come unas muestras gratis de helado de chocolate.

- Del instituto pero creo que es la segunda vez que hablamos en la vida.- Contesto.

- ¿En serio?- Pregunta.

- Si. En verdad lo conozco desde... Hace años pero nunca hablamos mucho de que digamos.- Contesto.

- ¿O sea que te ha gustado hace años?- Pregunta sorprendida. Creo que hasta yo me sorprendí. La única que tiene indicios de eso es mi mamá y eso porque lo descubrió sola.

- No me...- Intento decir algo pero su expresión me hace callar.

- Tienes 18 años, ya admítelo. Yo lo supe desde ayer cuando viste que trabajaba al frente. Creo que el único que no sabe que te gusta es el. Mejor dime porque te empeñas tanto en no hablarle, hasta lo miras con desprecio.- Me dice quitándose el delantal, gorro y guantes.

ME CANSÉ DE ESPERAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora