ME CANSÉ DE ESPERAR

CONTIGO O CON NADIE

Taylor

Día tras día Carmen fue retomando su alegría y en ocasiones hasta actuaba de forma atrevida cuando estábamos solos, algo que no paso en varios dias y lo comprendí, en realidad lo que más me hacía feliz es que ya no tenía esa tristeza profunda en los ojos que la hacía mirar al infinito de un forma que me hacía sentir sumamente inservible. Algunas veces la notaba distraída, pero creo que es lo más normal cuando tu padre se convirtió en una persona de mierda y te tienes que hacer cargo de una mamá muy triste y una hermana menor resentida.

Creo que por esa situación me invitaron a cenar cada noche. Me gustaría pensar que me invitan porque les agrado, aunque la verdad es que simplemente no podían soportar la idea de que ahora siempre serían las tres, y si puedo servir de algo, asi sea como distractor lo hare. Ademas la mamá de Carmen cocina delicioso, ya he cenado varios días después del entrenamiento. Trato de hablarles de cualquier cosa que pueda distraerlas y hacerlas olvidar un rato la situación.

Pero hoy no sé de qué carajo voy a hablar. Porque yo estoy más distraído que cualquiera en la mesa, no estoy distraído. Estoy hasta la mierda lleno de miedo. Y no puedo mirar a los ojos a mi suegra cuando hace tan solo un par de horas fui a una clínica acompañar a su hija hacerse una prueba de embarazo. Prácticamente no he hablado desde que llegamos a esa clínica, no sabía que decir de camino haya y menos cuando salimos con la duda permanente de que resultado recibiremos mañana.

- ¿Pasa algo Taylor?- Pregunta la señora Hernández colocando un plato con verduras y una pechuga en salsa blanca en frente de mí.

- No señora. Solo estoy...algo cansado.-Logro mirarla por unos segundos y sonreírle.

- Cierto que entrenas antes de venir. ¿Quieres algo de tomar

- No señora, estoy bien.- La miro de nuevo y esta vez puedo notar sus parpados inflamados. Y sé que lo que quiere es ir a la cocina y tener un momento a solas. - Si tiene algo de tomar le agradecería mucho.

-Ya vuelvo. - Dice soltando un suspiro. Como si al mismo tiempo me agradeciera que le doy una excusa para irse.

Carmen me mira agradecida por el gesto y me toma la mano por encima de la mesa. Después de salir de la clínica no nos habíamos tocado. Ella no se acercaba mucho a mí. Y yo simplemente no sabía si quería que la abrazara o no, así que como buen idiota no me acerque.

Cuando me dijo hace unos dias que Amber le había propuesto acompañarla a la clínica sentí una alivio que hace meses no sentía. Pero tuvieron que pedir una cita médica y esa cita la dieron hasta el día de hoy. En que precisamente Amber tenía que presentarse a la entrevista de la universidad. Ningún otro día pudo haber sido, tenía que ser precisamente hoy.

Así que cuando me busco en el gimnasio antes del entrenamiento y me dijera la noticia de que Amber no podía acompañarla. Simplemente me moví en piloto automático y le dije al entrenador que tenía una emergencia, el cruzo la mirada de mi a la puerta del gimnasio donde estaba Carmen y me dijo que no habia problema. Pude ver en sus ojos que sabía muy bien en que estábamos metidos.

Después de eso no hablamos mucho, de camino a la clínica yo trate de no decir nada para no soltar alguna estupidez. Me sentía como un total idiota por mi rencor contra el universo de la razón por la que Amber no había podido venir y tuve que en su lugar acompañarla yo. Cuando pensé eso mientras conducía no sabía si vomitar o golpearme la cabeza. Mi miedo no tendría que pasar por encima del bienestar de Carmen y tampoco hacer afrontar a Amber algo que yo debía enfrentar con mi chica, pero lamentablemente mi lado imbécil que me ha hecho cometer tantas estupideces me hacía querer solo ignorar el asunto. Solo que ya no podía, no hasta que lleguemos mañana a recoger los exámenes.