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MAX

– ¿Vamos al parque? Maya dice que las niñas del teatro van a hacer una muestra o algo así y de paso Wendy sale un poco de casa. Invita a Emmaline si quieres y está libre.

– Ahora le mando un mensaje­. Creo que ya terminó su trabajo de Antropología.

Le escribí un mensaje de texto para ver si estaba libre más tarde. Esperaba que no se negara, por el simple hecho de que Maya estaría allí. Todavía me quedaba esperanza de que ellas se llevaran bien, pero ninguna, después de la reunión en mi departamento había vuelto a dirigirse la palabra. Maya era una persona difícil, más aún con las personas que no conocía. Y teniendo en cuenta que después de mi "desastre amoroso" no había vuelto a confiar en ninguna mujer que se me arrimaba. Serena no solo me había roto el corazón a mí, sino a todo mi entorno. Nos había hecho confiar en ella, y a la mínima oportunidad había huido lo más lejos que pudo con su compañero de trabajo.

Emma era diferente, lo sabía, pero Maya todavía no.

– ¿Emmaline? ¿Emmaline Heit? – preguntó el bajista, sacándome de mis pensamientos bruscamente.

Leo asintió a falta de mí respuesta.

– ¿Qué hace Emma con un sujeto como...?– carraspeó–. Sin ofender–señaló cuando notó las miradas inquisidoras que apuntaban a él.

– No tengo ni la más puta idea. Creo que soy un tipo con suerte– dije entendiendo su punto. Estaba seguro que la sonrisa engreída de Leo no tenía nada que ver con su nueva adquisición. Él estaba orgulloso que por fin yo pudiera presumir algo, y con Emma sabía que había ganado la lotería. Ella todo lo que había esperado todo este tiempo. No podía quejarme.

– Con mucha suerte– murmuró.

– ¿Celoso? – preguntó Leo.

– Puede ser… No sé. Estoy algo confundido.

– Woo... No pensé que viviría para ver a Kelly confundido por una mujer. Pensé que eras demasiado genial para eso.

– No estoy confundido por una mujer – contradijo. – ¿Sorprendido? Puede ser, pero no confundido… Aunque puede que esté confundido con la situación en general.

– Espera un segundo. Hay algo que no entiendo. ¿Saliste con Emma? – pregunté atónito.

– Digamos que no oficialmente – dijo hundiéndose en el sillón.

Leo carraspeó.

– ¿Te respondió?

– Umm…– vi mi celular y efectivamente había un mensaje de Emma. –Dice que no hay problema, mientras Maya se comporte.

Caminamos por el césped, hasta encontrar un buen lugar junto a un sauce. El día se prestaba para salir y en el aire había ese especial entusiasmo que era tan propio de los niños. Habían preparado juegos y diversos entretenimientos para los visitantes. El parque se había vuelto una completa fiesta.

– ¡Es un hermoso día! ¿Quién iba a decir que una tarde cálida, apareciera en medio del crudo invierno de Santa Magda?– dijo Maya con la emoción brillando en sus ojos. Me gustaría tener su energía, esa sensación que proyecta, una alegría vibrante.

– ¡Wendy, suelta eso!

Leo se levantó de un sobresalto, y trató de sacarle de su pequeña manito una oruga que se retorcía de un lado para el otro. Pero cada vez que Leo se acercaba, ella corría y agitaba el gusano sobre su cabeza.

– No me habías dicho que Leo tuviera una hermana. ¡Es muy linda!– dijo Emma sentándose a mi lado.

– Debo haberlo olvidado…

Recuerdos FragmentadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora