EMMALINE
Trataba de convencerme que esto era buena idea. «Solo faltan veinte minutos. Son solos veinte minutos y serás libre»
– Es que no fue una adopción normal. Mis padres cubrieron todos los gastos económicos de mi educación, mi alimentación, en fin lo que fuera necesario y todos los veranos yo viajaba con ellos hasta el comienzo de las clases. Pero los Fox eran mi familia durante el año– respondí mordaz.
– ¿Pero porque no podían cuidarte?– preguntó la Dra. Donovan.
– Sus trabajos los obligaban a viajar, y tener una niña de cinco años, que necesitaba estabilidad, e ir a una escuela, era difícil. Cuando se dieron por vencidos, tomaron la decisión de que los Fox sean mis tutores.
– ¿Y cómo te afecto eso? No debe ser fácil que te separen de tus padres, siendo una niña.
– Fue complicado, pero me incorporaron a su hogar. Iba a un instituto, tomaba clases de piano, jugaba con otros niños, con mis hermanos. Fue más lo que gané…
– ¿Y cómo tomaron tus padres todos estos cambios? – pensé por un instante la respuesta. Nunca me había puesto a meditar sobre cómo les había afectado. Si, sabía que no había sido fácil dar un paso al costado y aceptar que no podían darme la vida que querían para mí. ¿Pero que tanto? No me gustaba pensar en ello, realmente no quería recordar.
– No lo sé. Fue una situación extraña para todos. Creo que más se sintieron decepcionados. Era la primera batalla que perdían.
Yo era un rompecabezas que nunca pudieron dilucidar, no por faltas de intentos, ellos no estaban destinados a ser padres. Esa era la respuesta que el tiempo me había dado. Si bien no habían formado una parte activa de mi vida, me dieron la oportunidad de tener una magnifica familia. Tuve todo lo que cualquier niño deseaba, y lo más importante el amor de mis hermanos.
¿Qué más podía pedir?
Observé el reloj que colgaba en la pared, y me pareció que el tiempo transcurría demasiado lento para mi gusto. La Dra. Donovan seguía haciéndome preguntas que no quería responder y tratando de escavar dentro de mí, en lugares con puertas cerradas con candados. Necesitaba sentirme mejor, no peor. Cada vez que cruzaba esa puerta sentía que mi vida era un edificio construido entre arenas movedizas.
– ¿Qué tan seguido tienes ataques de pánico?
– No lo sé, supongo que un par de veces por semana. Últimamente fueron disminuyendo…
– ¿Tu ansiedad disminuyó?
Negué lentamente.
– ¿No?
– Creo que ahora no me dejo llevar tanto como antes… trato de racionalizarlo...
– ¿Cómo va todo con Max? – su pregunta me desconcertó un poco.
–Bien…
– ¿Solo bien?
« ¡Qué quiere que diga Dra.! Qué todo es endemoniadamente perfecto, que es la persona más honesta, buena, dulce y hermosa que conozco. Qué odio que me haga sentir como una estúpida adolescente hormonal, que no sé cómo reaccionar, nunca se que decir… como actuar. Que no deja de sorprenderme y solo me hace querer ser otra persona totalmente diferente con tal de ser lo suficiente para él».
– Emmaline… Eso es lo más honesto que me has dicho desde que empezamos con la terapia–. Dos pequeñas gotitas cayeron en mi regazo. Toqué mi rostro y borré todo rastro de ellas.

ESTÁS LEYENDO
Recuerdos Fragmentados
रोमांसEmmaline Heit, olvidó lo que es vivir sin miedo. Un brutal suceso hizo que su vida gire sin retorno. Desde entonces lucha por encontrar estabilidad y la confianza en sí misma que le ha sido arrebatada. Su aliento, es su extraña y numerosa familia y...