EMMALINE
La ventana daba paso a los últimos rayos de sol, que iluminaban débilmente las hojas de los libros y cuadernos que estaban sobre el escritorio. Pensé que tal vez, la mejor distracción seria adelantarme a la siguiente clase de física. Era más fácil enfocarme en problemas y cálculos que en la confusión emocional que sentía.
– ¿Emma? – escuché desde el corredor.
– Esta sin llave.
La puerta se abrió lentamente.
– Janet trajo cupcakes. Toma– dijo Ariel dejándolos sobre el escritorio.
– ¿Janet esta aquí? Qué raro que no me avisó…
– ¿Terminaste? – preguntó señalando los libros.
– Se podría decir que sí. – Agarré un pastelito y comencé a comerlo.
– Umm, ¿Escuchaste la buena nueva?
–Nop…– dije con la boca llena– Estuve todo el día aquí.
– Vico y Janet– respondió simplemente.
– ¿Qué pasa con ellos?
Ariel rió y luego unió sus dedos formando un torcido corazón. Mis ojos se abrieron de golpe y comencé a reír.
– ¡Me estás jodiendo!
Negó lentamente, luego se acostó en la cama y puso sus brazos detrás de su cabeza.
– Yo reaccioné igual. ¿Quién lo iba a pensar? Creí que se odiaban, porque nunca se llevaron bien.
– Me parece raro que Janet no me haya dicho nada.
– Creo que no es muy oficial que digamos…
– ¿Cómo? No entiendo.
– Mmm… resulta que los sorprendí con las manos en la masa– dijo tratando de contener una risotada.
– ¡Qué bien se lo tenían guardado! – comenté sonriendo.
Mi celular vibró sobre el escritorio y alcé a ver el nombre de Max en la pantalla.
– Parece que Vico no es el único que tiene acción–. Fruncí el ceño.
– Basta. Solo somos amigos– dije abriendo el mensaje. Arqueó una de sus cejas, mirándome por unos segundos fijamente y después sonrió.
– Si quieres negar lo evidente… es tu problema–. Lo ignoré y leí el mansaje: Estoy cansado de esta porquería. ¿Ya terminaste tu trabajo?
– ¡Estas poniendo esa sonrisa boba! Por lo menos admite que te gusta.
– Me gusta– dije sencillamente mientras respondía: ¡Yo tmb! Lo terminé pero tdv siento q le falta algo. Tal vez te lo muestre para que me des tu opinión J
–Wooo… ¡Quien eres y que hiciste con Emmaline! Hay algo raro… siento que está por venir un gran pero… que no me has dicho.
No podía engañarlo, porque tampoco podía seguir mintiéndome a mí misma. Ariel me conocía, a veces me daba la impresión que podía leer mi mente. Necesitaba aceptar mi realidad, tal como era, estaba orgullosa de poder sentir otro sentimiento que no fuera miedo. Era liberador, todo lo que se tratara de Max lo era, pero no podía disfrazar las inseguridades que ese nuevo sentimiento me despertaba.
– Sí, Ariel… hay un gran pero… no es necesario que lo día en voz alta, es obvio.
– A ver decime… que es tan obvio– dijo en tono cansino.

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Recuerdos Fragmentados
DragosteEmmaline Heit, olvidó lo que es vivir sin miedo. Un brutal suceso hizo que su vida gire sin retorno. Desde entonces lucha por encontrar estabilidad y la confianza en sí misma que le ha sido arrebatada. Su aliento, es su extraña y numerosa familia y...