EMMALINE
– No te rías de mi– me queje mientras tomaba uno de los sujetadores.
– ¡Estas tomándolo exageradamente mal! Yo solo estoy dándote una ayuda, como buena amiga que soy, para que cuando suceda, estés preparada– dijo guiñándome un ojo. – ¡Mira! ¡Son todos, una belleza! No podía decidir, por lo que traje de todo un poco.
Le dediqué una larga y frustrada mirada a Janet. ¡Solo le había pedido un favor!
–Mmm… Janet… ¿Qué es esto?
– Tu nueva lencería –. Dijo con una picara sonrisa.
– Yo solo te pedí que me trajeras los de siempre…
– Me tome algunas libertades. ¡Creo que traje justo lo que necesitas! – explicó emocionada.
Oculté mi rostro con las manos y presioné los dedos en mi sien.
–No puedo ponerme esto, Janet…
– ¡Claro que sí! Max quedara encantado. Observa que lindos son– tomo uno y lo arrimó a centímetros de mi cara.
– ¿Y dónde queda mi comodidad?
– ¡Hay que hacer un sacrificio menor!
– ¡No tienes dos pelotas de futbol como tetas! ¡No sabes lo que es!
– Eso es cruel, amiga. Si no las quieres con mucho gusto yo las aceptaría.
– Lo siento, estoy molesta…
– Sé que estas estresada por el gran proyecto… Te entiendo. Ve a darte un baño yo me voy con los chicos, e intenta ponerte uno de esos conjuntos. No te vas a arrepentir – me guió un ojo y salió por la puerta.
Después de todo tenía razón, debía darme un baño e ir a ver si mi inspiración decidía regresar. No tarde más de media hora en estar frente mi atril, con uno de los nuevos conjuntos debajo de mi habitual atuendo salpicado de pintura seca, un pincel en mi mano y “We came as Romans” sonando en mi equipo de música.
No había nada. Absolutamente nada en mi mente. Cantaba las canciones y caminaba en círculos pensando que podría darme una buena calificación.
Bufé y observé el lienzo en blanco. Lo miré fijo esperando que el dibujo se marcara.
– ¿Emma?
– ¡Ah! – grité fuertemente y mi mano tomó rápidamente un vaso de agua y voló hacia la persona en la puerta.
– ¡Lo siento! No fue mi intención… estaba un poco sobrepasada… Lo siento.
Max curvo sus labios con esa pequeña sonrisa.
– Estoy acostumbrando a que me arrojen cosas…– dijo mirando su abrigo.
– Discúlpame… me asustaste…
– Te llamé al celular, para no aparecer de repente… pero no respondiste…
– Umm…– miré hacia mi alrededor– realmente no sé donde esta…
Max levanto los brazos y tiró de su buzo, sacándolo por su cabeza, lo dejó sobre una de las sillas y caminó atento hacia mi lado, observando detenidamente el atril. Cruzó los brazos e inclinó la cabeza.
– No mires como si fuera la gran cosa. Esta en blanco – dije enojada.
Max rió.
– ¿Esto es lo que tiene de tan mal humor?
Resoplé y cubrí mi rostro con las manos.
Max carraspeó.
– Yo solo estoy… estoy frustrada, no puedo terminar este estúpido trabajo, estoy cansada, estuve estudiando todo el día, no puedo ir a mi propia casa porque está infestada de gente que ni siquiera conozco, y ¡tengo este molesto corpiño que no sostiene lo que debería sostener y mi espalda me está matando!

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Recuerdos Fragmentados
Любовные романыEmmaline Heit, olvidó lo que es vivir sin miedo. Un brutal suceso hizo que su vida gire sin retorno. Desde entonces lucha por encontrar estabilidad y la confianza en sí misma que le ha sido arrebatada. Su aliento, es su extraña y numerosa familia y...