EMMALINE
Cuando el viernes llegó, me encontraba mucho más segura de lo que pensaba. La Dra. Donovan ya estaba más relajada, aunque aún seguía intentando escarbar en mí. Pero por el momento había dejado a mi familia en paz y se encaminaba hacia mis problemas actuales.
— Dilo, Emma. Ya es hora que lo digas.
— ¡Sí! Hubiera sido mucho más fácil morir. ¡Hubiera querido morir antes de sentirme como me siento! Mi familia me hubiera llorado pero tarde o temprano hubieran seguido con sus vidas, y hubiera sido mucho menos doloroso para todos.
— Pero sobreviviste, Emma. ¿Qué piensas hacer con ello?
— No lo sé. ¿Vivir?
— ¿Eso es lo que quieres? — volví a sentarme. Y cubrí mi rostro con las manos.
— Si piensa que voy a suicidarme, no lo haré. Yo solo quiero que sea más fácil.
— ¿Por qué piensas que todo esto no es producto de tu imaginación?
— Porque, Max... él me cree...
— ¿Qué pensabas? ¿Qué solo estabas volviéndote loca?
Asentí.
— Él me hizo ver que cada vez que estas "cosas raras" sucedían estábamos juntos. Por lo que no podíamos ser nosotros...
— ¿Por qué no llamaron a la policía?
— Hicimos una denuncia, pero ellos dijeron que era probable que nadie hiciera nada porque era un delito menor, y que estaban escasos de personal y era bastante tonto lo que nosotros planteábamos, teniendo en cuenta sus otros problemas.
Vico, me llevó a casa a gran velocidad, al terminar la sesión. Tenía una cita de trabajo con sus superiores. Todavía no podía creer que él, no se hubiera dado cuenta de lo que estaba sucediendo. No entendía por qué no quería ver lo que tenía delante de sus ojos.
Íbamos escuchando la radio, un volumen bajo para disimular la falta de conversación.
—Volvemos a repetir los números telefónicos por si alguien tiene algún dato sobre Carolina Melillan que desapareció de su casa, el día de hoy, aproximadamente cerca de las 7:00 hs, cuando iba de camino a un curso de cosmetología.
Vico cambió de estación y volvió a concentrar completamente su atención en la ruta.
Al llegar, se despidió y volvió al pueblo. Sin decir nada más que las palabras justas.
En la mesa junto a la puerta había un gran sobre color madera con mi nombre en él.
Caminé hasta mi cuarto y al sacar el primer trozo de papel; cayeron muchos recortes de periódicos y revistas en donde entrevistaban a familiares de las víctimas, las pocas que se atrevieron a hablar con la prensa. Declaraciones de los policías a cargo de caso y los avances de éste.
Observé el suelo, y rememoré cada uno de esos momentos. Cada vez que tuve que esconderme de los periodistas, cada vez que sentí que mi vida estaba completamente arruinada.
Él titulo del que sostenía todavía en mi mano rezaba: «Encontraron muerta a la joven Jennifer Reynoso»
»La muchacha de tan solo diecisiete años de edad, fue hallada con signos de asfixia a las afueras de la ciudad de Villa Victoria. Sus padres que no sabían de su paradero desde el pasado viernes. No han hecho declaraciones al respecto.

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Recuerdos Fragmentados
RomanceEmmaline Heit, olvidó lo que es vivir sin miedo. Un brutal suceso hizo que su vida gire sin retorno. Desde entonces lucha por encontrar estabilidad y la confianza en sí misma que le ha sido arrebatada. Su aliento, es su extraña y numerosa familia y...