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MAX

Cuando ella reprodujo esa canción para mi, el corazón comenzó a latirme tan rápido que pensé que saldría eufórico desgarrando mi pecho. Sabía que a Emma era muy reservada con sus sentimientos, y no tenía buena relación con las canciones de amor, por lo que me tomo completamente por sorpresa. Su mano acariciaba suavemente mi hombro y jugaba con el borde de mi remera, estaba nerviosa y aunque no era novedad, era extraño que lo estuviera por mí. Esto debía ser verdaderamente importante, ella me estaba diciendo que quería un para siempre conmigo, que se había enamorado de mí, ¿En algún momento había sido tan feliz? Estaba prometiéndome que no se marcharía. ¿Podía ser posible? ¿Ella realmente no me abandonaría cuando todo se volviera oscuro?

Nos quedamos en el hotel hasta que por la mañana decidimos viajar juntos hasta la fiesta de aniversario de Regina.

La finca se encontraba a unos kilómetros de Puerto Ángel, más precisamente yendo hacia el norte cruzando las vías del ferrocarril. El cielo era de un hermoso celeste, sin ningún rastro de nubes. El clima acompañaba la alegría que se vivía en la familia Fox. A pesar que Emma no estaba muy conforme con su vestido —que a mi parecer le quedaba de maravilla— se notaba que estaba feliz de volver a reencontrarse con su familia completa. Vería a su madre después de tantos meses.  

El lugar era inmenso, el sol bañaba las antiguas estructuras de una forma que realzaba su belleza. Los mármoles de color blanco parecían resplandecer y la vista rodeada por las montañas de Mitchell y enormes jardines que decoraban la entrada, acompañaban el mejor escenario que jamás había visto.

Al entrar una persona con una lista nos interceptó y nos guió hacia una gran recepción.  De vez en cuando veía pasar algunos familiares. Algunos primos con los rasgos característicos de los Fox y con el cabello de ese rubio trigo.

—Espérame un segundo aquí. Quiero que conozcas a mi mamá— dijo con una sonrisa inmensa. Nunca me hubiera imaginado que tuviera tanta emoción por presentarme a su madre, sin mostrar ningún signo de nerviosismo o incomodidad. Se la veía radiante. Tal vez, se sentía más segura al encontrarse tan lejos del foco de los asesinatos. No creíamos que el sustituto presentara una de sus trampas.

Ella ríe y habla mucho más de lo acostumbrado, de una forma natural y simpática.

Al despertar por la mañana había insistido en pasar por un centro de estética.  Para cuando salió del centro descubrí que se había casi rapado el cabello por detrás para terminar en punta hacia adelante. El corte le sentaba de maravilla y parecía que le había suministrado una gran cantidad de seguridad.

La observo alejarse, mientras me quedo sentado en la mesa, prácticamente  vacía. Emma en su camino, saluda y abraza a personas e intercambia algunas palabras con ellas, pero nada se asemejó a cuando su rostro se iluminó con un brillo único, borrando cualquier rastro de tristeza. Y supe de inmediato que había encontrado a Griselda.

Era tal cual como la recordaba. Voz dulce, con un rostro con pómulos altos y sonrisa amable. Ojos celestes, que todos sus hijos habían heredado, al igual que el cabello rubio del color del trigo.

Su vestido de un suave rosa, abrazaba elegantemente su figura. Podía ver claramente, a Regina dentro de unos años en ella.

Cuatro hombres la rodeaban. No tardé en darme cuenta que eran los hermanos de Emma. Ella se acercó y Vico pasó un abrazo sobre sus hombros ubicándola al lado de Ariel y de él.

La señora Fox, abrazó y besó a Tony. Todos escuchan con atención lo que tenía para decirle al mayor. Luego se dirigió a Xavier, y su rostro se distorsionó, con su índice comenzó a golpearlo en el pecho, para después comenzar a reír por la acotación de Ariel. Luego hizo lo mismo con los demás hermanos. Les habló uno a uno.

Recuerdos FragmentadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora