Capítulo 2.-¿Habrá alguien?

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Martes/21/Abril/2020.

Abracé mis rodillas durante toda la noche, dejé la puerta sin seguro por si a mis padres les nacía la idea de entrar en mi habitación para preguntarme cómo me encontraba. Nada sucedió. Me quedé esperando como todos los días anteriores, desde que tengo uso de razón.

Salí de mi habitación, a unos cuántos metros estaba la de Angelina, no iría a buscarla, el día que yo pase tiempo con ella será para matarla. Yo jamás podré querer a alguien que me arruinó la vida quitándome todo lo que estaba destinado para mí.

—¡Angélica, ven acá!—el fuerte llamado de mi madre diciendo mi nombre no era una buena señal.

Corre, Angélica. Vámonos de aquí—gritó mi mente que sabía lo que se aproximaba.

¿Y a dónde iré? No tengo a nadie. No tengo nada. ¿Qué será de mí allá afuera cuando no soy suficiente para nadie? ¿Quién me amará si no son mis padres? A pesar de que quiera irme, de que necesito hacerlo, no puedo. No los puedo abandonar, ellos si quieren amarme, sí que lo hacen, pero el obstáculo más grande que les impide hacerlo se llama Angelina.

Si soy insuficiente para ellos también lo seré para el resto, yo soy todo para ellos y viceversa.

—¡Angélica, rápido! ¡Si voy por ti no será nada agradable!—volvió a refutar.

Corrí rápido para llegar a ella, no quería que se enfureciera más conmigo. Yo la necesitaba, tenía que buscar una forma de hablar con ella.

—Ma...—dije antes de entrar a la cocina.

—¿Qué significa esto?—sacó todo lo que había tirado algunos días atrás, había olvidado sacar la basura y ahora todo estaba en estado de putrefacción oliendo terriblemente mal.

Me tapé la nariz y sentí varias arcadas llenar mi garganta.

—Yo—no sabía que decir, me destapé la nariz y jugué con mis manos que sudaban a causa del nerviosismo.—Ya no servía, madre—articulé rápidamente antes de que evidenciara que le estaba mintiendo.

—¿Ya no servía?—arqueó una ceja mirándome fijamente.—Lo acabábamos de comprar, Angélica—lo volvió a echar furiosa.—Arréglate que te voy a llevar a un lugar—le hizo un nudo a la bolsa para que no siguiera desprendiendo ese nauseabundo olor.

Sus palabras llegaron de manera rápida a mi corazón. ¡Lo sabía! ¡Sabía que este día llegaría pronto! No mostré mucho entusiasmo, no quería arruinar lo que estaban preparando con mucho cariño para mí.

Me marché a la velocidad de la luz a mi habitación, este era un día muy estupendo y agradable. Di varios saltos de alegría al cerrar la puerta de mi habitación.

Gracias, Dios. Tanto tiempo pidiéndote esto y hoy por fin ha llegado el día. Eres un ser maravilloso que me ha escuchado, creí que te habías olvidado de mí. Pero ya veo que no, tú también me querías dar una sorpresa—agradecí mirando hacia el cielo azul a través del balcón de mi habitación.

Me di una ducha larga dejando que todo lo que pasara por mi mente se la llevara el desagüe. No había otra cosa más feliz que esto, sí, estaba un poco enojada por lo que había hecho, pero entendió que no me gusta ver animales muertos en la alacena. Ellos al igual que yo también han sufrido por ser amados por los humanos. Me representan.

Al salir busqué en mi closet un atuendo ideal para el día de hoy, como pinta ser el inicio de una era especial dejaré el negro de lado, el negro es la oscuridad que siempre ha estado en mi vida, y a partir de hoy ya no existirá nada de eso.

Será diferente, será grandioso. Todo lo que he hecho para ser amada ha rendido frutos. Opté por uno especial como lo era el color blanco, el de la paz que va a reinar en mi vida a partir de hoy. Este era el ideal, cuando mi madre me lo dio me dijo unas palabras significativas.

Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora