Lunes/09/Noviembre/2020.
Llegué al colegio más temprano que lo habitual, era la única manera de mantenerme a salvo de lo que mis padres hacían o decían. Estaba sobre el pupitre haciendo las actividades que tenía pendientes cuando a través de la ventana vi una imagen que me pareció de lo más linda y emotiva que la fotografié y reservé en lo más profundo de mi mente en todos aquellos momentos que algún día quería vivir.
En escena estaba Hailee despidiéndose de su nana con un abrazo y un beso en la mejilla, justamente en la entrada era donde las despedidas eran notorias, llenas de amor como si se estuvieran despidiendo para siempre, como si ese abrazo fuera el último que se fueran a dar.
De manera inconsciente mi mano viajó hasta mi mejilla, en donde la ausencia de un beso en todos los años que llevaba de vida me habían pasado factura, no tenía ni un solo momento agradable con ellos ni con nadie.
—¡Angélica!—la voz chillona de Hailee me hizo volver en mí.—¿Otra vez con eso cubriendo tu cuerpo? ¿Realmente estás bien?—tiró de la camisa que me cubría las mangas y visualizó toda mi vestimenta detenidamente, quería observar más allá de lo que sus ojos le permitían.
—Sí, estoy bien—palpé el lado vacío que había a un lado de mi invitándola a que se sentara a mi lado.
—Últimamente estás diferente, el viernes tenías la mente dispersa en otro lado, ¿sucede algo en lo que pueda ayudarte?—acarició mi mano mirándome con preocupación.
—Ojalá pudieras ayudarme—susurré por lo bajo, en algo que solamente yo misma pudiera oír.—No te preocupes por mí, estoy bien—sonríe sin mostrar los dientes, pero esa felicidad no me alcanzó para nada porque estaba muy lejos de ser real, solo sonreí para ella, para que no se preocupara por mí.
No, no estaba bien. Realmente nunca había estado bien, ni siquiera sé lo que es estarlo.
Las clases comenzaron a transcurrir con normalidad, hasta que hubo una en especial que me llamó la atención, en esta la profesora habló de un concurso en el que todos estábamos invitados a participar, se trataba de que escribiéramos una carta a alguien diciéndole algo que siempre habíamos querido decirle, pero que por una u otra razón no lo habíamos hecho.
La escribí, apagué todos los ruidos de mi mente y me centré en aquello que tenía que decir, de alguna manera tenía que ser oída.
Un concurso en el que esperaba que mis padres estuvieran presentes, para poder demostrarles que yo también tenía cosas buenas, que yo también era capaz de recibir el mismo amor que Angelina, que yo también los podía hacer sentir orgullosos.
“Para mis padres” escribí el título, este era el principio de una larga carta en donde tenía mucho que decir. La deposité sobre la urna mezclada junto aquellas cartas que también querían ser leídas. Sí, la carta elegida sería al azar.
La clase había terminado de manera exitosa, permanecí con la boca cerrada, no quería hoy ser el motivo de los regaños de los docentes, por esta vez no quería que mi nombre saliera de su boca para decirme que mi pésimo comportamiento era para lo único que era buena.
Entró el profesor que nos había dejado a todos con la incógnita de quién había ganado el debate, su presencia era la más esperada para todos que esperaban que su equipo resultara el ganador.
—Buen día, jóvenes—saludó dejando sus cosas en el escritorio, realmente él sabía que todos llevaban todo el fin de semana preguntándoselo a través del grupo de WhatsApp. Yo fui una de las pocas personas que no lo hizo, ya era suficiente un problema en la vida de las personas como para estar causando molestias para obtener una simple respuesta.—El debate de la semana pasada resultó ser muy bueno, tenemos aquí a dos futuros políticos que defendieron sus ideales unos con argumentos muy buenos, mientras que otros no tanto—nos miró cómplices a los dos mientras jugaba con nuestra mente.—Como saben el equipo que haya resultado vencedor estará exento del examen, así que mucha suerte a los dos—sacó una hoja en donde tenía los resultados.—El ganador es...—le hizo de emoción quedando dentro de su garganta el nombre del equipo ganador —Mucha suerte para la próxima a tu equipo, Hernán—sus rostros permanecieron asombrados pensando que habían sido ellos los ganadores.—El ganador es el equipo de Angélica, felicidades, buena preparación, argumentos muy limpios, excelente—al decir aquello me quedé atónita, sin saber que decir.
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Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión)
Ficção AdolescenteLa mayoría de los seres humanos saben lo que es sufrir por amor, pero, ¿alguna vez has sufrido porque tus padres no te quieren? ¿Has sentido ese desprecio y que el resto de las personas que te rodean crean que es culpa tuya? -¿Alguien me amará?-pre...