Todo el salón estaba hecho un bullicio. Es algo inimaginable como esas cuatro paredes no explotaran debido al intenso ruido que provocábamos.
Todos en el aula nos encontrábamos divididos en varios grupos; en una esquina del fondo, se hallaba una gran cantidad de mis compañeros realizando retos y riéndose a carcajadas, mientras tanto, en la otra, era el grupo más sereno y tranquilo, ya que solo charlaban y se acostaban en sus carpetas. En la parte de adelante, estaban los irresponsables, copiando la tarea. Y, claro que no puede faltar la chica nueva retraída que prefiere mantenerse al margen y no hablar con nadie: Raquel.
«Como si no la conociera».
Luego estábamos mi gran grupo de amigas; Samantha, Melany y yo. Más conocidas por hacer pasar un mal rato a los demás. Nadie es capaz de entrometerse con nosotras. Somos las mejores de la clase... y las peores en conducta también.
En fin, la mayoría somos niños ricos intolerantes exasperados por esperar al profesor, por lo tanto, lo considerábamos como algo indignante ya que era la escuela más prestigiada del país y los estudiantes tienen que soportar la tardanza de los maestros ¿No es algo inaceptable?
Entonces hay que buscar la manera de divertirse y no desperdiciar el tiempo.
«Esta era mi oportunidad para entretenerme».
Samantha y Melany se encontraban frente a mí rodeándome, mientras que yo estaba sentada en la mesa junto a la pared, enroscándome un mechón de pelo.
—Te apuesto que no eres capaz de hacer eso —me retó Samantha. Como siempre con su cara fina y angelical, pero con una mirada azulada retadora y un comportamiento del demonio.
—¿Eso es lo qué piensas? —pregunté con seguridad y arqueando una ceja.
—Quiero verlo con mis propios ojos —aclaró.
Puse los ojos en blanco y me crucé de brazos al darme cuenta que no tiene en claro mis capacidades, a pesar de que me conoce por tres lagos años. Por supuesto que no iba a permitir que me subestimara de esa manera.
—Fastidiar a una niña como ella no es un problema para mí —mencioné con seguridad.
Me bajé de la mesa en la que estaba sentada y me dispuse a lo que siempre solía hacer para complacer a mí y a mis amigas: Hacer la vida imposible a alguno de nuestros compañeros.
Próxima víctima: Raquel Zornie, mejor amiga de mi exnovio, Rodrigo, quien actualmente es novio de Samantha.
Sí... todo esto es un laberinto, pero solo yo conozco el camino.
—Perdona, estás en mi sitio —dije con superioridad mientras me coloqué en frente de su mesa.
—Ah, ¿sí? No veo tu nombre en ningún lado, así que... quítate de mí vista —me respondió la muy ridícula.
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P.D. Simplemente te amo ©
Romantik¿Cara bonita? ¿Rubia engreída? ¿Bully? Sí, esa es Leyla. Una chica que estaba consciente de todos sus errores, tanto del pasado como los del presente. Sabía que en algún momento tenía que afrontar las consecuencias, pero... no esperaba que las enfre...