¿Cara bonita? ¿Rubia engreída? ¿Bully?
Sí, esa es Leyla.
Una chica que estaba consciente de todos sus errores, tanto del pasado como los del presente. Sabía que en algún momento tenía que afrontar las consecuencias, pero... no esperaba que las enfre...
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Entré a mi cuarto por la inmensa ventana que quedaba entre el pasadizo de las habitaciones. Tuve algunos conflictos al entrar, debido a que la ventana estaba casi estancada, ya que casi nunca la abren.
Estaba casi por acostarme en mi cama, pero hallé un caja con un lazo rojo: Un celular. Tenía una nota en la tapa.
Sería muy feliz que vayas a París conmigo.
Con cariño, tu madre.
Miré hacia arriba. Cansada. Harta. Confundida.
Mi cabeza estaba hecha un desastre.
Mis padres siempre han sido muy distantes entre ellos, e incluso conmigo. Ahora con su divorcio... ¿qué quiere decir eso? ¿qué serán más distantes? Ya no vivirán juntos, eso me queda más que claro. No entiendo. Ni siquiera habían peleas, necesito saber la razón de su separación definitiva.
Todo está llegando a romper mis esquemas que tenía acerca de mi familia.
¿Qué debo hacer?
Pasé mis manos sobre mi cara y procuré dormir.
Sin embargo, algunos murmullos me despertaron en la madrugada.
—¿Por qué le dijiste sobre el divorcio? Acordamos que se lo diríamos de una manera más... sutil —susurraba mi padre.
—Pues, te hago acuerdo que no soy la única que no respetó acuerdos ¿no? —refutaba mi madre, ni se molestaba en bajar la voz para no despertarme.
—Deja de comportarte como una niña, Anne, ya no lo eres.
Me lancé una almohada a la cara.
—Todo esto es tu culpa —replicó mi madre.
—¿Mi culpa?
—Sí, tú eres él que me pidió divorcio y Leyla no estaría en esta situación.
—¿Qué pensabas? Que seguiría aguantando tus infidelidades.
Infidelidades... ¿de mi madre?
Listo. Decisión tomada. Me voy con mi padre.
—Shhh. Despertarás a Leyla. Si se entera de eso, con mucha más razón no vendrá conmigo a París. Mi vuelo saldrá mañana en la tarde, arreglaré algunas cuestiones acerca de su intercambio, terminará lo que le queda del colegio .
—No puedes obligarla a algo que ella no quiere. Siempre estás llenándola de órdenes. No puedes vivir tu juventud a través de ella. Ella no tiene la culpa de tus errores.
No puedo creer que me entere de esta manera de las cosas.
Me levanté de mi cama y abrí la puerta. Mis padres se hallaban de pie en frente de la puerta de su habitación. Aclaré mi garganta para que notaran mi presencia.