💌Capítulo 19💌

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Querida Leyla, me gustaría saber

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Querida Leyla, me gustaría saber ... ¡¿Qué carajos te pasa?!

Sé que me prometí no florecer sentimientos por nadie hasta que me sienta conforme conmigo misma, pero, no puedo arrepentirme de conocer a una persona como Greyann.

Es que doy un pequeño repaso hacia atrás, y recuerdo mi errado pensamiento acerca de que estaba bien asumir la responsabilidad de un hecho, el cual, es evidente que no es mi culpa ¿y todo por quién? Por Samantha. Sé que tiene problemas familiares, y joder... yo también los tengo y nadie se hace responsable de ellos por mí.

También creía que debía ¿humillar a los demás para ser aceptada en un grupo? Ah, además para que el arrepentimiento le carcoma a Rodrigo por haberme usado de esa forma.

Ahora solo me queda reírme de esa forma de pensar tan ridícula.

¿Por qué los demás tienen que pagar por un accidente que solo nos incumbe a Rodrigo y a mí?

Sí, me dejé llevar por la ira, pero ¿esa es justificación para todo el daño que hice? Toda la autoestima de mis compañeros que habré dañado, su seguridad en sí mismos, disminuirla aún más... y arruiné también, un gran avance en superar un miedo y un recuerdo tormentoso.

—Tienes visita —me comunicó mi padre, abriendo la puerta de mi habitación. Yo respondí asintiendo.

Me puse en pie agotada. No me había quitado el vestido desde que llegué del festival, solo me dispuse a escribir lo que sentía.

Miré mi paleta regalada por Greyann; la había colocado en un portalápices. Se sentía extraño y lindo a la vez.

Llegué a la sala y me encontré con un Axel, muy bien uniformado, con una rosa en la mano y una caja de color mostaza, con un lazo encima de ella.

—Feliz San Valentín —susurró.

—Axel ¿Qué estás...? —pregunté. Se acercó y me dio un abrazo —. ¿Estás ebrio? —inquirí al percibir el olor del alcohol.

—La quiero ¡Y mucho! —musitó, enterrando su cara en mi cuello —. ¿Es posible sentir química con alguien que ni conoces muy bien?

Sonreí ante ese cuestionamiento

—Este es un regalo para ti, pero ¿por qué no me siento nervioso? Es como... si solo te lo estuviera entregando para quedar bien con tu madre —masculló —Tómalo. —Se alejó de mí y me hizo sostener la caja —No necesitas una rosa, tú ya eres una...

—Axel... —Me volvió a abrazar.

De repente, comenzó a sonar su celular en su bolsillo de atrás. Lo agarré sin esperar su permiso.

Me quedé ensimismada al ver el nombre del contacto: Teffy, acompañado de un corazón rojo.

—Alexitooo —saludó la chica mencionada, arrastrando la letra en longitudes interminables.

P.D. Simplemente te amo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora