¿Cara bonita? ¿Rubia engreída? ¿Bully?
Sí, esa es Leyla.
Una chica que estaba consciente de todos sus errores, tanto del pasado como los del presente. Sabía que en algún momento tenía que afrontar las consecuencias, pero... no esperaba que las enfre...
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—No puedo creer que te hayas ido así. Axel te quiere un montón, Stefany —mencioné, entrando al auto.
Tomé prestado el celular de Teffy para que Freddie venga a verme. Me lo sé de memoria: Cuando era niña y me llegaba a sentir mal en clases, tuve que verme obligada a llamar a mi conductor; mis padres siempre estaban ocupados para venir por mí.
—Él me querrá un montón, pero su madre es obvio que no me quiere ver ni en pintura —espetó —. Esto no terminará bien, Leyla. Quizás sea el momento que termine con él...
—¿Estás hablando en serio? —Mis ojos estaban al filo de salirse de sus orbitas —. Mira, yo desconozco su historia de amor, pero ¿vas a dejar que alguien venga y haga que todo eso se termine?
—Pues, sí, cuando ese alguien es la madre de alguien que me importa. Además, cuando él y yo no éramos nada, siempre pensé que estaba enamorado de ti, y... —Inflé mis mejillas intentando no reírme —. No te rías, es cierto. La manera en la que te veía, te molestaba y subía historias contigo.
Rodé los ojos.
—Teffy, eso lo hacía porque mi madre lo obligaba. De no ser así, quizás ni seríamos amigos. No tienes razones para que tengas duda de ello. Además, se te olvida que yo ya tengo una persona en mi vida.
—¿Te puedo contar algo? Es sobre la tarjeta, esa para ricitos de oro. Axel, vio que a Greyann se le cayó del bolsillo mientras caminaba. Prometí que no te lo iba a contar, pero no pude evitarlo.
Por primera vez, sentía un calor en las mejillas.
Aclaré mi garganta con intención de disimular.
—Bueno, piénsalo bien. Igual, yo estaré para ayudarte —ofrecí.
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Tenía mucho miedo. A pesar de que me atreví a volver a mi casa. No me cabe dudas que mi madre vendrá a mi habitación y me dará un sermón del siglo.
Me sentía demasiado arreglada como para no sacar beneficio y no tomarme fotos. Me dirigí a la sala y agarré una cámara que se encontraba en un estante. La llevé hasta mi habitación.
La coloqué en una mesita de noche y empecé a posar.
Luego de muchas fotos, la volví a su sitio.
—¡Con que aquí estabas! —exclamó mi madre. Me giré incómoda, sintiendo el vestido ajustado.
—Déjalo así, Anne. Tú fuiste la que hiciste ese acuerdo inútil.
—¡Claro que sí! Soy la única que piensa lo mejor para ella.
—¿Obligar a casarse? ¿Eso piensas que es lo mejor para ella?
No puedo creer que de verdad estén discutiendo en frente de mí.
—No va a tener problemas en la economía —justificó mi madre.
—No estoy de acuerdo en ello. Deberías dejar que haga su propia vida.
—Nunca estamos de acuerdo en nada, Williams... Leyla, debería saberlo —soltó mi madre.
—¿Qué debería saber? —cuestioné.
—La próxima gala será porque cumplimos veinte años de casados...—empezó a contar mi madre.
—Anne, teníamos un acuerdo de cuando le íbamos a contar. Hazme el favor y deja de comportarte como una adolescente.
Yo escuchaba atenta, cruzada de brazos.
—Y será la última: Nos divorciaremos. Leyla, tú irás conmigo a estudiar en una universidad en París —dijo en un tono autoritario.
No fui capaz de soltar un "¿Qué?". Sentí que la respiración no me llegaba a los pulmones.
Me esperaba de todo, menos una noticia como esa. Mis padres, ya de por sí, no son muy unidos, o eso me lo han demostrado desde que tengo uso de razón, sin embargo, fue inevitable imaginar varios escenarios en mi cabeza. ¿vivir sin mi padre? ¿vivir sin mi madre? Nunca me imaginé una vida parecida. Aun cuando, yo era casi invisible para ellos, pero en estos años he logrado lo que quise desde pequeña: más cercanía con mi padre.
—No. Me iré con mi padre —aseguré.
—Leyla, yo tengo lo mejor para ti; estudiarás en una universidad privilegiada. —Mi madre seguía con sus intentos de convencerme, pero no servirían de mucho.
—Eso no es lo que quiero.
—Ni siquiera sabes lo que quieres.
—Anne —mi padre intervino.
—Solo quiero irme con mi papá —mencioné —. Iré a mi habitación.
No podría definir bien los sentimientos y pensamientos que tenía. Mis padres se separan. Quizá sea una decisión correcta, pero es demasiado complicado para que yo lo llegue a aceptar.
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