Ni siquiera me di cuenta en el momento que salió un «Sí» de mis labios. Pero ya estábamos sentados en la sala de mi casa, esperando que mi madre hiciera acto de presencia.
Coloqué mis manos en el regazo, nerviosa. Y mucho más nerviosa, cuando escuché el sonido de los tacones resonando en toda la habitación, lo cual es muy representativo de mi madre.
—Buenas noches, señora Witsen. —Axel se puso en pie y le estrechó la mano a mi madre.
—No creo que sean muy buenas ¿qué te trae por aquí? Tu madre ya me informó sobre su charla —informó mi madre sin rodeos —. Tengo claro que nadie quiere cumplir con el acuerdo, cuando es para el beneficio de ustedes. —Se cruzó de brazos.
—Ella no respetó un matrimonio, así que estamos a mano—mascullé en voz baja.
—Lo he reflexionado, pero terminé por concluir que no nos dará ningún beneficio. Queremos a otra persona.
—¿Queremos? —Mi madre impuso su mirada en mí —La vida no se basa en el amor, niños. Los chicos y las chicas vienen y van. Estoy segura que olvidarán ese juego al que llaman amor. Deberían pensar en su futuro.
»Y tú, Leyla, deberías volver a cuestionarte sobre viajar a París conmigo... Tu padre renunció a su trabajo, así que no soportará mucho en este mundo materialista y lleno de avaricia. Conmigo, tendrás estabilidad económica; lo que de verdad importa.
—Gracias por la oferta, pero prefiero mi estabilidad emocional —espeté.
—¡El mes que viene nos iremos! Ya compré los boletos.
—Cancela el mío.
No permitiría que me obligue a irme a otro país, cuando faltan dos meses para mi fiesta de fin de año y el concurso.
—No te comportes como niña —siguió insistiendo mi madre.
—¿No entiendes? Quiero hacer mi vida en otro lado, muy lejos de donde te encuentres. Eso creo que también te haría bien —espeté. No me despedí de Axel, decidí irme a mi habitación.
Terrible error.
Me encontré con dos maletas recostadas en la pared, junto con una lista con lo que supuestamente debería llevar. La tomé con mis manos y la rompí. Saqué las maletas de mi habitación de mala gana y di un portazo.
¿Cómo explicar la relación con mi madre? Ella siempre ha sido exigente y perfeccionista. Nunca me ha dado ese calor maternal que todo niño anhela. Siempre su principal prioridad era su trabajo y ella misma. Comprendo que cada quien trabaja para superarse a sí mismo, pero no hay que abandonar a los demás cuando lo necesitan. Ni mucho menos, volver justo en el momento que necesitas de ellos para tener un beneficio.
Sí, estoy muy agradecida por todos los bienes materiales que he obtenido por mis padres, pero nada de ello reemplaza al valor que tiene lo emocional.
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P.D. Simplemente te amo ©
Romantizm¿Cara bonita? ¿Rubia engreída? ¿Bully? Sí, esa es Leyla. Una chica que estaba consciente de todos sus errores, tanto del pasado como los del presente. Sabía que en algún momento tenía que afrontar las consecuencias, pero... no esperaba que las enfre...