💌Capítulo 09💌

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Penny lanzó una risa burlona

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Penny lanzó una risa burlona.

—¿Castigada hasta que termines la preparatoria? —preguntó en un tono jocoso —. Tienes suerte de que sea tu último año. —Se encogió de hombros —. Solo te perderás la diversión y los recuerdos.

Tiene razón después de todo, los estudiantes del último año, siempre quieren estar celebrando y de estar de fiesta en fiesta. Samantha es la que mayormente se encargaba de la organización de estas; por lo tanto, castigada o no, creo que de igual forma las iba a dar por perdidas.

—Se perderán la diversión, quisiste decir. Yo soy el hazmerreír de la clase —respondí.

—Tienes suerte que solo haya sido por la noche que no te encontraron en casa, si se enteran lo de la foto, quizás... te obligarían a cambiarte de identidad y te borrarían del mapa —comentó mi mejor amiga.

—Lo sé, o quizás me manden a un convento. —Ambas reímos.

Comentarle la conversación que tuve hace unos momentos con mis padres a Penny, es como si el regaño se dividiera en dos. Por suerte, mi mejor amiga, siempre busca el lado positivo y el chiste a la situación.

Nos hallábamos en mi habitación. Yo sentada en la silla de mi escritorio y Penny en el filo de mi cama.

—Y dime, no me contaste cómo te fue en el teatro musical. Solo llegaste y te fuiste —cuestionó, sosteniendo su barbilla. Era inexorable que ponga los ojos en blanco ante la antipatía de la vida por acercarme más a ese profesor.

—Ah, eso. Bueno... —estaba lista para comenzar a contarle todo, desde el inicio hasta el final. Ya que solo le había contado pequeñas partes (Y eso que algunas se me habían escapado de casualidad). Sin embargo, mi padre entró interrumpiéndonos.

—Lo siento, Penny, pero el castigo te involucra a ti también. Tiene prohibido tener distracciones a estas horas; debería estar estudiando —indicó mi padre sin quitar su mano de la manija de la puerta, en señal de que esperaba la retiración instantánea de mi mejor amiga.

Parece que ahora han decidido prestarme más atención en lo qué hago, cuando apenas semanas anteriores ni se fastidiaban en decirme "buenas noches".

Sonreí apretando mis labios.

—Te cuento luego —le aseguré para que se vaya con tranquilidad. Y así lo hizo.

Sin dilación, me puse en pie para agarrar una almohada de mi cama y golpeármelo en la cara.

—¿Por qué? —me preguntaba después de cada golpe suave que me tiraba.

—¿Por qué? —me preguntaba después de cada golpe suave que me tiraba

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P.D. Simplemente te amo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora