Tanto Ron como Harry habían decidido sabiamente darle a Hermione su espacio, pues lejos de alegrarla, aparentemente el regreso de Ron al equipo le había afectado más para mal que para bien.
Había estado demasiado furiosa y dolida como para sentir felicidad. El ambiente había estado tenso por aquello, pues mientras que Ron trataba de hacerle ver a Hermione lo arrepentido que estaba, esta pasaba de largo y seguía en sus asuntos. Claro que aquella confusión, aparte de traer inestabilidad como cualquier otra, afectaba a ambos chicos, quienes en sus distintos modos, amaban a la castaña.
Claro que ellos no se imaginaban que la más confundida era ella.
Su cabeza le decía que siguiera el plan sin rodeos, que Ron ya le había hecho demasiado daño. Pero su corazón, siempre contrario a lo que su mente tuviera que decir, le decía que corriera a besarle como tanto llevaba deseando por tantos años. Se sentía estúpida, pues muy en el fondo sabía que ella no hubiese podido seguir sin Ron, que si por ella hubiera sido, se hubiese quedado allí, esperando por su regreso como si él le debiera aquello.
¿Pero qué otra cosa iba a hacer? Pues negárselo a si misma sería absurdo a ese punto: hacía años que ella le había entregado el corazón a aquel pelirrojo insensible.
Estaba perdidamente enamorada de él.
¡Ya no lo podía ocultar! ¿Es que él no se había dado cuenta antes? ¿O simplemente, a él no le importaba? ¿Qué tan fácil le había sido poner su amor de lado? ¿Tan poco le importaba?...
"El guardapelo ocasionó esto, no él", pensaba tratando de consolarse a sí misma.
Pero entonces recordaba al pelirrojo besando a Lavender: era imposible que no supiese que eso a ella le había herido mucho. O yendo más atrás, la forma en que la había tratado cuando supo que Viktor la quería. ¿Dónde quedaba el Ron que la había defendido de Malfoy? ¿Era él mismo que el que la había dejado sola?
Ya no tenía siquiera fuerzas para llorar. Todo lo que había llorado las semanas anteriores, mientras le rogaba por regresar, en sueños, más bien pesadillas donde la ignoraba y partía lejos. Ella, sin embargo, no podía odiarlo. Jamás podría, ni aunque se dedicara la vida en ello. Su corazón, aunque lastimado, solo encontraba consuelo en saber que estaba arrepentido, a unos metros de distancia, haciendo la guardia... ¡Al demonio! No podía seguir enojada, no cuando al día siguiente retornarían de lleno a su misión, perdiendo de nueva cuenta tiempo para estar juntos.
- ¿Todo bien? ¿Por qué no duermes? No seré tan buen mago como tú, pero no dejaré que nadie les haga nada-comentó él con cautela. Miro los rojizos ojos de ella y se sintió culpable, ¿Qué tan imbécil había tenido que ser para que ella estuviera así? No la merecía, no sabía qué hacer, y solo deseaba recuperar su cariño. Solo él quizás no sabía que jamás lo había perdido.
- ¿Escuchabas mi voz? - pregunto de la nada, tomándolo por sorpresa-. Eso dijiste, que escuchabas mi voz llamándote, que así diste con nosotros, ¿Eso es cierto, o solo me querías calmar? - exigió saber con la voz quebrada, estrujándole el corazón.
-Por supuesto que es cierto, Hermione- murmuró mientras ella tomaba asiento a su lado, dejándolo mudo. Aquello era demasiado distinto a la indiferencia que antes le había demostrado. Pero sería una vil mentira decir que le molestaba, es más, había deseado tanto la cercanía-. Tú me llamabas, débilmente pero fue suficiente como para entrar en razón. No sabes el miedo que me invadió pensar en que te estaría pasando, y fue entonces cuando supe que no podía dejarlos, dejarte...
-Yo no deje de soñar con esa noche, ¿sabes? Supongo que era eso lo que escuchabas. Harry decía que en sueños te llamaba, asumo que todavía rogándote que te quedaras. Despertaba llorando, me dormía llorando. Creo que eso fue lo que me dejó tan débil- tembló ligeramente al sentir el brazo de Ron rodeándola, acercándola a él. La calidez que él emanaba era un refugio a las temperaturas gélidas que había en aquel bosque aquellos meses. Se sentía casi como un hogar.
-Lo siento tanto, Mione- dijo con la voz algo ronca, tomándola por sorpresa. Primero, porque él nunca le había dicho Mione, o por lo menos no de la forma tan dulce y cariñosa como lo había dicho. Y la segunda, más importante aún, era porque no se imaginaba a Ron tan afectado. No iba a llorar, pero parecía muy dolido. Eso a ella le bastó para abrazarlo con fuerzas, escondiendo la cara en su pecho. Él acarició dulcemente los cabellos de ella, al igual que su espalda, mientras que ella lloraba por una última vez, sabiendo que él estaba allí, que todo estaría bien si se dejaba caer, pues él la sostenía-. No sabes cómo me lamento por no haberme dado cuenta de lo que hacía, pero sobre todo, por hacerte daño. Siempre te hago daño, soy un idiota con mucha suerte de tenerte, ¿está bien? Eso lo sé , solo te pido que me perdones una vez más...
-Ron, quiero creerte, pero ¿Cómo se puede querer tanto a alguien que duele? - se quejó ella con voz ahogada.
- ¿Crees que no me lo he preguntado, viéndote así y sabiendo que es mi culpa? ¿Sabiendo que tú, la persona que más quiero en el mundo tiene mil y una razones para odiarme? ¿Y saber que me lo merezco?
- ¿Me quieres? - preguntó ella sin poder disimular el anhelo en su voz. Ron se juró ahí mismo que jamás le volvería a dar motivos para pensar lo contrario de nuevo.
-Demasiado, Herm. ¡Me cuesta, está bien, no suelo decirlo! Pero enserio, te quiero y quiero verte bien...
-...Prométeme algo, ¿sí? Promete que no me volverás a dejar. No quiero volver a sentirme así. No puedo estar sin ti, ¿entiendes? - aquel tono de súplica y sus ojitos mieles mirándolo expectante lo conmovieron. ¿Cómo negarle algo?
-Lo prometo- ella, por primera vez en días, le dejaba ver su bella sonrisa-. Yo tampoco quiero estar sin ti...- agregó él mientras ella se abrazaba aún más a su costado, quedando ella recostada sobre el pecho de él.
Toda la situación era demasiado extraña, con ella recostada sobre él y él jugueteando con sus rizos, hablando de años anteriores, tratando de ignorar por completo el caos que se desarrollaba a su alrededor. Era extraño, sí, pero era lindo. Reconfortante.
- También te quiero, Ron. Mucho. Tanto como tú a mí...- murmuró ella adormilada pero feliz, quizás siendo el sueño el que la había permitido soltar eso tan de repente. Ron se sonrojó sin poder evitarlo, pero se alegró al escucharlo.
-Herm, quería decirte...-pero entonces vio como ella se había quedado dormida en su pecho, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Preciosa, no había mejor palabra para describir cómo la veía en ese momento.
Muy a pesar, pues quería quedarse así con ella hasta al amanecer, supo que lo correcto sería llevarla a que durmiera en la tienda. Con delicadeza la tomó en brazos y la llevó así a la cama, procurando no hacer mucho ruido para no despertarla a ella o a Harry, quien dormía a solo unos pocos metros de distancia.
-Ron- suspiró ella en sueños, aferrándose con fuerza a él, haciéndolo sonreír ampliamente. Al principio se preocupó, pensando que podría ser otra pesadilla, pero aquella sonrisa soñadora le indicó que todo estaba bien.
Le costó, pero logró separarse de ella. Se veía tan bonita, tan delicada a pesar de ser una de las personas más fuertes que conocía; solo deseaba protegerla entre sus brazos. Se sorprendió a sí mismo mirando atentamente aquellos sonrosados labios, los cuales lucían terriblemente tentadores desde hacía años. Deseaba besarla...
Pero no era el lugar, no era el tiempo ni era la hora. Había una guerra que en cualquier momento podría acabar con ellos. Aquella amenaza no era exactamente el mejor incentivo para empezar algo con Hermione, algo que no iba a crecer envueltos en tanta sangre y desesperación. No quería empezar su historia así.
Pero en un futuro, de tenerlo, ¿quién sabe? Quizás una historia de él y ella juntos no sonaría tan descabellada como lo era en ese momento...
Lucharía por ello y por ella.
Y ella, desde hacía años, había decidido hacer lo mismo...
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One-shots de Harry Potter
FanfictionOne-shots independientes sobre personajes o parejas de una de mis sagas favoritas de todos los tiempos. ¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas!