One-shots de Harry Potter

Siempre (Hinny).

Ginny suspiró mientras, agotada, terminaba de coser lo último de su vestido, el cual, hasta el momento, era el mejor de los que había hecho. También es que era la primera vez que contaba con suficiente tiempo y material para dejar volar su imaginación, siendo que normalmente batallaba para siquiera conseguir la tela. Phlegm había pedido que sus damas fuesen de dorado, y había aprovechado para pedirle que también hiciese el vestido de su hermana, Gabrielle, quien había quedado encantada con el resultado.

Ojalá la rubia lo viese como lo que aquello era: un gesto de buena fe, a pesar de todas sus diferencias. Sería su hermana en unos días, y era más que obvio que Bill la amaba con locura, y siendo eso así, Ginny no podía odiarla como le gustaría. Así funcionaba el amor: ella amaba a su hermano y por ende, eventualmente aprendería amar a la extravagante dueña de su corazón.Esperaba que fuese más temprano que tarde, por el bien común.

También, debía reconocer, era que aquella carga de trabajo previa a la boda la ayudaba a distraerse de sus pensamientos melancólicos, siempre aterrada por el porvenir.

Por Harry, con quien no hablaba bien desde hacía semanas, cuando la dejó.

Él juraba que lo hacía con afán de protegerla, y ella, a pesar de creerle, no podía estar en mayor desacuerdo con su decisión.

El amor le había salvado la vida más de una vez, y sin embargo él parecía querer alejar a aquellos quienes se lo brindaban sin reparos, por miedo a lo que les pudiese ocurrir, siendo ella quien encabezaba la lista hasta el momento.

Ella entendía ese deseo desesperado por cuidarla, sería hipócrita decir que ella no haría lo que fuese por asegurar su bienestar de depender eso en sus manos. El problema era justamente eso: ¿Cómo esperaba que ella se quedase cruzada de brazos sabiendo que en cualquier momento podrían matarlo?

O a Ron, su fiel y aguerrido hermano, quien desde luego le acompañaría hasta el infierno si fuese necesario con tal de procurar su bienestar, ¿Qué si se lo arrebataban a él también? ¿O Hermione, su hermana del alma, quien jamás les dejaría partir solos? Cualquiera de esos escenarios la reducían a un mar de lágrimas de tan solo imaginarlo. No, era mejor no pensar en aquello. Y, sin embargo, era lo único que bombardeaba su cabeza una vez permitía que el sueño le venciese.

-No sabía que darte. No podía ser algo muy grande, no podrías llevarlo contigo a donde sea que vayas...

-...No tienes que regalarme nada, Ginny.

-O, pero lo hago por mí. Traer algo mío contigo quizás aleje de tu mente a cualquier veela o chica atractiva que se te cruce en tu camino... - trató de sonar risueña, aunque su voz delataba llanto.

-Dudo mucho que se preste la oportunidad de ligar allá fuera... - hizo el intento de bromear, aunque sabía que se sentía igual de miserable al respecto.

Y entonces ella lo besó como jamás había besado a alguien, mandado al diablo todo el asunto de la distancia. Y él correspondió, con la misma necesidad y desespero, solo separándose por la falta de aire, lágrimas surcando las mejillas de ambos. "Ven a verme" murmuró sin pensarlo, y él solo se fue, aunque sabía que la había escuchado. Harry jamás le había ocultado sus pensamientos antes, jamás lo había necesitado. Le dolía que se sintiera orillado a ello.

¿Vendría? ¿O procuraría ignorarla cómo había hecho últimamente? De venir, ¿Qué pretendía decirle exactamente? No lo había pensado. Solo quería estar a solas con él, aunque fuese la última vez.

Casi se cae de la cama del susto cuando escuchó el suave golpe en su puerta. No era Hermione: ella había salido a charlar con Ron al patio y dudaba que tuviese prisa por volver, además de que no hubiese tocado. Se levantó, y para su grata sorpresa, era Harry. Le dio permiso de pasar y trabó la puerta en caso de cualquier cosa. Lo último que necesitaba era que se armara un escándalo si alguien los encontraba a solas tan de noche. Ni siquiera Bill y Fleur podían compartir cuarto sin estar casados en vísperas de su boda, muy seguramente no los regañarían a ellos.