Playa (Tedoire).

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Victoire amaba su casa, pero su parte favorita era el patio sin lugar a dudas. El precioso mar azul y la arena casi blanca, junto con las brisas frescas que este atraía.

Amaba pasear en sus shorts y blusas cortas, jugar en la orilla con sus hermanos pequeños, o simplemente tomar el débil sol que allí brillaba, en un intento desesperado por agregar color a su blanca piel. Aunque claro, eso jamás pasó.

- ¿Qué me ves, Lupin? - se quejó ella abrazándose a sí misma, cubriendo sin muchos resultados sus algo expuestos senos, pues al no saber que Lupin estaría allí, pensó que sería buena idea estrenar uno de sus nuevos bikinis, uno celeste que le había fascinado. Había estado mirando a sus hermanos jugar a lo lejos, y entonces notó a Lupin mirándola . Casi pudo asegurar que lo había visto sonrojarse, con cabello y todo.

-No hay nada que ver, Weasley- se burló él con simpleza haciéndola rabiar. Él todavía llevaba la camisa puesta, pues él solo había ido a sentarse y ver el paisaje. Y ella estaba segura de que había sido parte del paisaje que él vio-. No sabía que tío Bill te dejase usar esas cosas. Es un milagro que lo use una niña...

- Mi papá me deja ponerme lo que me pegue en gana. ¿Niña? ¿Enserio? Pues en el pueblo hay muchos chicos que me ven de muchas formas, menos como una niña- Teddy pareció sorprenderse, y Victoire se sintió orgullosa de hacerlo enojar.

-Están ciegos- declaró él al levantarse para dirigirse a donde ella lo mira furiosa-. ¿Molesta, princesa?

-Algo- reconoció haciéndolo reír socarronamente-. No más que tú, princeso. ¿Cuál es tu problema? Solo te pedí que no me miraras tanto... - Teddy se acercó peligrosamente, pero para su sorpresa, tan solo le acomodo el cabello tras la oreja en un gesto muy inocente.

-No puedes usar algo así siendo tú y esperar que no te miren, veela- susurró en su oído, consiguiendo que se le erizaran los vellos de la nuca. Ella se maldijo por lo bajo, enfocando su cabeza a apagar el efecto glamour que su condición semi-veela llevaba consigo -. Pero no te cambies, princesa, tú ganas. Lamento si te incomode, en serio, no volverá a pasar. Iré a jugar con Dom y Louis....

Victoire, todavía de espaldas, volteó la cabeza por encima de su hombro para ver cómo se dirigía con los niños, mordiéndose el labio a inconciencia al ver como se quitaba la camisa y dejaba a la vista aquel escultural cuerpo, musculoso pero sin llegar a ser grotesco. ¿De dónde había sacado esos brazos? ¡Teddy era la persona más torpe que conocía como para ser bueno en el deporte! El pareció notarlo, pues le mostró la lengua infantilmente mientras cargaba a Dominique en su espalda y a Louis le perseguía con baldes de agua.

Si algo le gustaba de Teddy era lo dulce y amoroso que era con los niños, cosa rara pues Teddy tenía 17 años y aquello no era común en los jóvenes. Pero bueno, si era dulce con sus hermanitos, ¿Qué le podía hacer?

- ¡Ven, Toire! Teddy puede cargarte también- llamó Dominique haciéndola sonrojar terriblemente. Dominique y su inocencia, pero Teddy pegó una risotada mientras encarnaba una ceja.

- ¡Si, ven, Toire! - secundó Louis y, ¿Cómo negarse a ese niñito? Sería un completo conquistador una vez creciera con su efecto veela...

-Cuidado con tus manos- sentenció ella haciéndolo sonreír ampliamente, mientras alzaba las manos en un gesto de inocencia.

-Tranquila, primita. Solo queremos jugar...

Pasaron la tarde entre risas y juegos. Castillos de arena, carreras...en fin, una linda tarde de verano.

- ¿Qué mosca te pico, Lupin? - preguntó ya en el atardecer, mientras se acercaba a sentarse a su lado. Se había puesto un delicado vestido blanco encima de su traje de baño, y su cabello antes suelto se encontraba peinado en trenzas que Dominique se había esmerado en hacer.

- ¿Qué te pasó a ti, Weasley? - preguntó él de regreso, como si de verdad aquello le representase una gran incógnita-. Estás rara desde Argentina...

- ¿Argentina? Tu siempre estás raro- comentó algo fastidiada por su afán de responder preguntas con preguntas. Él bufó, tampoco del todo contento.

-Olvídalo- sin más, él se levantó y entró a la casa, donde los señores Weasley le recibieron felices junto a sus pequeños. Afuera solo estaba Victoire y la brisa cálida de la playa. Pese a aquello, una sensación fría la estrujo. Ya no había la misma calidez que había sentido horas antes, jugando con él como niños.

Volvía a ser frío su trato, como siempre.

Pero antes, no dolía.

One-shots de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora