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Viktor Krum no tomó la mejor decisión al viajar a Inglaterra en plena guerra, y eso no era una opinión, era un hecho.

En su mente, viajar para la boda de su amiga Fleur había sido una buena idea, y francamente, y a pesar de como terminaron las cosas, no se podía arrepentir del todo por haberlo hecho.

Pensó que, si Fleur era lo suficientemente valiente como para casarse con un miembro de una de las familias blanco de los mortífagos, él podía envalentarse lo suficiente como para asistir a la ceremonia. Ella solo se casaría una vez- o al menos, eso deseaba-, y sería un gesto de mala fe no ir.

Además, la oportunidad de ver a Hermione tras años de amistad por correspondencia también lo motivó...

Aunque penoso, debía reconocer que seguía pensando en ella, incluso después de ser rechazado en aquel baile donde la besó sin pensarlo demasiado, la pobre llorando por las idioteces de otro...

Por eso fue una decepción escuchar que salía con uno de los hermanos del novio, el amigo de Harry... ¿Rupert? ¿Donald? No le importaba quien fuera, tenía a Hermione: no le agradaba, pero deseaba que fuera buen tipo, por el bien de ella. Si Hermione lo hubiera elegido, seguramente lo era...

La hermana del novio, la única otra chica interesante en la fiesta, también tenía pareja según Potter, así que solo le quedo saludar a los recién casados y servirse una copa de vino de saúco en lo que se hacía una hora prudente para irse sin verse descortés...

...Eso, hasta que el lince plateado de una tal Kingsley irrumpió en medio de la fiesta, anunciando la caída del ministerio y advirtiéndoles de un ataque.

По дяволите.

Apenas desapareció el Patronus, el caos invadió lo que antes fue una fiesta, magos enmascarados y en mantos oscuros se lanzaron a maldecir y atacar a quien sea que tuvieran enfrente, en busca de Harry Potter.

En vez de huir, Viktor ayudó a defender y evacuar invitados junto a los Weasley. Él no era ningún cobarde, después de todo, y si podía ayudar, lo haría...

Lamentablemente eso le costó el poder regresar a casa.

Esa misma noche empezó "El Cierre", que básicamente consistía en el cierre de entradas y salidas al Reino Unido, imposibilitando la ayuda de externos durante la guerra, y por consecuencia, cerrándole la posibilidad de volver a casa hasta que volvieran a abrir los pasajes, pues ir con trasladores ilegales era riesgoso, y aparecerse con hechizos era imposible sin terminar muerto debido a que la distancia era demasiado grande como para no generar múltiples mutilaciones.

En pocas palabras, por ir a una boda, ahora era un inmigrante ilegal dentro de un país en guerra...Aquello había ido por un rumbo completamente diferente al que creyó que iría en primer lugar.

Tenía que ir de una ciudad a otra, pues siendo un famoso jugador de Quidditch, era difícil mantener un perfil bajo durante mucho tiempo. Se estaba quedando sin dinero. No podía comunicarse con nadie de casa por el maldito Cierre, y tampoco podía hacerlo muy bien con los locales, pues su inglés no era el mejor.

Se estaba volviendo loco de frustración...

-No deberías maldecir de ese modo. Alguien te entenderá y te meterás en problemas...-Viktor casi se atraganta de la sorpresa, mientras que la voz femenina que lo reprendió reía por su susto.

- ¿Hablas búlgaro? – se volteó a verla, sorprendido. Ella negó levemente.

-No, pero lo entiendo. Solía lidiar con muchos búlgaros en el trabajo antes del cierre- explicó con simpleza-. Natalie Goodall- se presentó con amabilidad, estrechándole la mano. El hombre la invitó a sentarse, decidiendo que, si el dinero no le alcanzaba para un cuarto o algo por el estilo, mínimo podría tener una última comida decente con compañía.

One-shots de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora