Unitatem (Familia Black)

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Hace muchos años, siglos atrás, vivieron un par de jóvenes perdidamente enamorados que se querían casar.

La familia de él no la quería a ella: su apariencia gritaba a los 4 vientos los signos de la brujería a ojos de los muggles, poniéndolos en riesgo. A él no le importó y la desposó a escondidas, provocando la ira de sus familiares y el miedo de los lugareños por su nueva y extraña mujer.

Un día él se tuvo que ir de viaje, dejando a su joven esposa a merced de quienes la odiaban. Ese fue su fin.

Su suegros y cuñados la entregaron al linchamiento público, y ella murió quemada por bruja. Familias de brujos enteras contemplaron la masacre sin alzar la voz, esperando que la noticia no llegase a oídos ajenos al pueblo...pero sí lo hizo. Ese fue el inicio de su final.

La familia de la joven, furiosa por lo que le había ocurrido en manos de sus nuevos familiares, juró venganza, maldiciendo así a todos los involucrados. "Todo fruto que puedan dar, morirá."

Al principio no les creyeron, pero la muerte no tardó en asediar a las familias verdugo de la joven, reclamando hasta al más inocente miembro en ellas.

El nuevo viudo, una vez llegó para encontrar a su amada muerta, enloqueció, asesinando a su padre y hermano para vengarla, antes de cometer suicidio.

La excuñada, la menor en su familia, fue encontrada haciendo magia, y por eso también fue ejecutada cruelmente por los muggles, dejando a la suegra pura sola en un mar de lágrimas.

Todos los bebés de las familias involucradas nacían muertos, y los ya nacidos, enfermaban.

Desesperada por salvar a su bebé en el vientre, la suegra suplicó de rodillas por misericordia a sus antiguos consuegros, tragándose el orgullo, y ofreciendo su vida a cambio de salvar la de su nonato.

Tras días de incesantes plegarias, ella recibió respuesta: "Tan solo podrán vivir tranquilos los primogénitos, sean varón o mujer. En el resto de sus hijos, si se niegan a morir, a través de sus deformados cuerpos, su desgracia infinita, y su sufrimiento eterno, verán mi misericordia. Es morir, o vivir sufriendo".

Desde entonces, las familias sangre pura de esta región se limitan a tener un solo hijo, esperando así salvaguardar a un inocente de una vida miserable.



Las reacciones que el relato de Alphard consiguió por parte de sus sobrinos fueron variadas, desde la indiferencia de Bellatrix al absoluto terror del pequeño Regulus, quien, junto a Narcissa, eran los más sensibles a cualquier cosa medianamente lúgubre. A veces él se preguntaba cómo sobrevivirían esos dos en la escabrosa familia en la que habían tenido que nacer...

-Pero eso es mentira, ¿Verdad, tío?

- ¿Yo cuándo les he mentido, Sirius?

- ¡Claro que es mentira! Si no lo fuera, solo estaríamos tu y yo, Sirius. Eso, o ellos serían deformes...-replicó Bellatrix con obviedad, apuntando a los menores. Alphard solo sonrió ladino, antes de darle otra calada a su cigarro.

-A eso iba, Bella. Los Black, como bien saben, somos una familia muy grande, y lo hemos sido desde hace siglos. Evidentemente hicimos algo para librarnos de esa maldición...-los ojos de todos, menor Bellatrix, se iluminaron con curiosidad, claramente interesados en el relato de su tío favorito.

- ¿Qué fue, tío? – preguntó Andrómeda entusiasmada.

-La vengativa familia de la quemada tenía motivos para desear verlo arder todo, y a todos. Eso nos incluía a nosotros, evidentemente. El detalle era que el primogénito de esa familia estaba casado con Esther Black, quien, a pesar de haber sido exiliada por la familia tras su matrimonio con el pobre hombre, rogó a su suegra por clemencia hacia su sangre, súplicas que al final tuvieron su fruto, pues nos salvó a todos. Gracias a su acto de bondad es que los Black pudimos avanzar hasta convertirnos en la familia de magos más importante de Europa, una de las más importantes del mundo...

-... ¿Y la volvieron a aceptar?

- ¡Claro! Esther Black es una de las principales benefactoras de esta familia a pesar de su pésimo gusto en los hombres. Pero no les conté esta historia en vano. ¿Qué aprendieron, niños? – los menores se quedaron estupefactos por varios segundos, pensando algo que responder.

- ¿No meterse en medio del verdadero amor? – sugirió Andrómeda dudosa. Su tío pareció pensarlo unos segundos antes de responder.

-Pues me refería más bien a qué aprendieron de su antepasada, Andy, pero también es algo bueno que concluir...-la niña se sonrojó apenada por la risa burlona de su hermana mayor, quien fue reprendida suavemente por el adulto-. Lo que quiero que entiendan niños es sencillo: la unión da fuerza...

- ¿Unión? ¡Si su familia la tenía exiliada! - se quejó Sirius, sin encontrarle sentido a lo dicho por su tío.

-Precisamente, Sirius. Ella pudo darle la espalda a su familia del mismo modo en que ellos lo hicieron en su momento, pero en su lugar, Esther decidió salvarlos, aun cuando ellos se lo habían buscado. Su gesto noble no solo le ganó su regreso a la familia, sino que nos permitió crecer y prosperar a lo que somos hoy, a ustedes. Incluso si nos declarasen la guerra y el mundo colapsara, un Black siempre debe estar del lado de otro Black, siempre...

- ¿Entonces de qué sirve exiliar, tío? Bajo tu lógica, los traidores...

-...Son tan tu sangre como nosotros, Narcissa. Francamente, yo siempre he visto esa costumbre y ese tapiz como reverendas estupideces...- todos lo miraron incrédulos, temerosos de que alguien lo hubiera escuchado y se armara un pleito...pero estaban solos en el salón, con solo los cuadros para juzgarlos en silencio-. Ustedes son muy diferentes, niños, y es normal que, conforme crezcan, esas diferencias aumenten, y a la vez lo hagan sus pleitos...no les pediré que no peleen. Lo que sí deseo es que, independientemente de esas divergencias y de lo que pueda o no acontecer en sus vidas, permanezcan unidos.

Los niños se miraban los unos a los otros con interés, claramente inseguros de cómo tomar las palabras de su tío. Seguro estaba borracho, o el tabaco le hacía decir ese tipo de cosas de algún modo. Sonaba demasiado serio, y eso era lo que los confundía. Su tío Alphard era divertido y gentil a pesar de sus vicios, un descanso del estrés emocional que eran sus violentos padres...pero ahora, hubieran preferido un regaño a esa extraña exhortación.

- No les pido que se amen, o que se lleven bien, ni siquiera que se frecuenten...pero sí que no se enfrenten el uno al otro, que no sean enemigos. No hay alma más ruin que la que hiere a su propia sangre...y si la unión es lo que nos mantuvo en lo alto, dividirse solo traería tragedia a su porvenir, y al de todos...

Sin saber qué más decir, los menores asintieron, dándole momentánea paz antes de volver su papel de cuentacuentos, haciendo aparecer un tomo de los más escabrosos relatos Black para aquella noche fría de noviembre.

Poco sabía él que sus adorados sobrinos tomarían su consejo y lo quemarían junto a su retrato en unos años más, cuando los amores prohibidos, muertes y guerra hicieran añicos la unión de los primos Black, acabando con el apellido para siempre...

One-shots de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora