Almas gemelas (Jily)

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Lily no sabía en qué creer últimamente...o en quién.

Desde hacía meses que había empezado a cuestionar todo lo que le rodeaba, y a quienes.

El mundo estaba patas para arriba desde el año pasado, cuando su mejor amigo de toda la vida la había humillado frente sus jurados enemigos, los autonombrados Merodeadores, quienes, para su sorpresa, habían tratado de consolarla tras el incidente, a pesar de cómo los había insultado. Ella los había apartado con más insultos, pero la intención habían tenido...

Y desde entonces, todo se había vuelto más confuso.

Cortó relación con Snape, dejando un hueco en su corazón y una desconfianza para las nuevas amistades que parecían querer aparecer en su camino...las cuales, al parecer, eran muchas ahora que no frecuentaba a Severus.

Empezar a estimar a los merodeadores, incluso en lo más mínimo, no fue una cosa de la noche a la mañana. Lo que había empezado como una simple apreciación a su ingenio pronto se había convertido en una amistad con el más centrado de ellos, Remus, quien de a poco había estado consiguiendo que su corazón se ablandada con el resto, a quienes se notaba, quería demasiado...

Pero todo tenía un límite tolerable, y el caso de James –Potter- ya lo había cruzado.

¿La habría hechizado? Si no, no encontraba otra explicación lógica a lo que le estaba ocurriendo. El chico había conseguido algo con qué meterse a su mente, a sus sueños, a sus pensamientos...

Soñaba con él más de lo que no lo hacía, y casi nunca eran cosas inocentes. De día, cuando su sentido común alejaba esos bochornosos deseos, solo podía pensar en lo gallardo de su porte y lo radiante de su sonrisa, la cual veía diario, pues el chico parecía estar en un constante buen humor que envidiaba.

- ¡Merlín! Creí que solo los de primero se echaban la colonia dentro del salón. Apesta a Potter...-se quejó con Marlene una vez en clases, confundiéndola.

-Pues amaneciste muy sensible de la nariz, rojita. Yo no huelo nada...Bueno, no. ¿No es cuero? - cuestionó, olisqueando el aula.

- ¿Cuero? – no sabía a qué olía el cuero, pero estaba segura que no era James.

-Y gasolina...- agregó, segura.

-...Ni idea de que hablas, McKinnon...- el profesor Slughorn entró, haciendo que se callaran para prestar atención. Bueno, más bien, Lily se calló, dejando que Marlene platicará con Mary mientras ella empezaba a poner la fecha y entintar sus plumas. Slughorn tendría a dictar rápido, no quería perderse nada.

- ¡Examen sorpresa! - hubo quejas de todos, incluso de los más estudiosos, a lo cual el señor se rio con algo de malicia-. O bueno, algo asi. Es voluntario. Quien se ofrezca a pasar enfrente a realizarlo, puede ganar un punto extra y un regalo de pasarlo. Si no, no pasa nada... ¿Algún voluntario?

Lily y Severus alzaron las manos casi a la vez, creando un momento incómodo para quienes sabían su situación en el aula. O sea, todos...

-Ve tú- cedió Snape, cohibido.

-No, adelante. Tú la alzaste primero...- por más que quiso sonar educada, era evidente el enojo en su voz. No por la situación, sino por la persona.

-...No, fuiste tú...-insistió él, no queriendo enrabiarla.

-Miren, ya que no se deciden- interrumpió Sirius de repente, prudente como siempre-, me ofrezco como voluntario. Voy a reprobar su examen- se dirigió al profesor, resignado-, ocupo el punto. Dudo que sean sus casos, cerebritos...- la pelirroja se sonrojó levemente al escuchar las risas del resto.

One-shots de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora