El estruendo que la puerta hizo al ser cerrada por las acciones que contenían rabia cada partícula de mi cuerpo desató un sinfin de lágrimas que no tardaron en escurrir por mis mejillas. Me importaba un reverendo pepino que la luz de mi habitación estuviera apagada y que uno de mis mayores miedos fera la oscuridad; la rabia me había dejado casi ciega de todos modos. Quise golpear todo, romperlo todo, matarlos a todos. Jamás lo había dicho tan en serio, pero Hyun Joong estaba actuando como un perfecto imbécil. ¿Cómo pudo hacerme esto? Dios, lo odiaba tanto. Intentando no tirar nada, caminé hacia mi cama y dí un brinco boca abajo, aterrizando en el colchón. Mi rostro fue hundido en la almohada que manten
ía aún algo del perfume de Saeng de la noche anterior y dí un grito. Quería desahogarme, descargarme de otra forma que no fuera insultando a nadie, sin embargo, una vez más, nada dio resultado. Hice mis manos dos puños que, de seguro, tenían los nudillos bastante blancos y golpeé el colchón, deshaciéndome de las malditas ganas de matar a Joong a simples bofetadas.
-¿Puedo pasar?-habló alguien al otro lado de la puerta.
-¡No!-grité en forma desgarradora, haciendo un eco en todo mi cuarto.
Mi grito se encargó de contraer el silencio entre mi habitación y el pasillo. Esperaba haber espantado a quienquiera que haya estado llamando.
Entraré de todos modos-reconocí la voz de Jun al hacerse paso en mi habitación.
Escuché el cerrar de la puerta y unos pasos caminando hacia el borde de mi cama, la cual se hundó al cargar con el cuerpo de Jun. No pude evitar estremecerme al sentir su mano en mi espalda. El tacto me recordó instantáneamente al hombre que me había hecho suya.
-¿Qué quieres?-murmuré. Mi rostro seguía plasmado en la almohada, aún cuando el oxígeno comenzaba a hacerme falta.
-Ver si estás bien, _____.
-Pues, sí lo estoy. Puedes retirarte.
-No seas así-rió despacio-. Lo creas o no, estoy de tu parte.
Dí un salto en mi posición y, dos segundo después, ya estaba sentada frente a él.
-¿Ah, sí?
-¡Pero claro!-sonrió-. No es cómodo tampoco que tu amigo te lleve a rastras a la estación de policías porque tu amiga tiene un romance con su profesor.
Auch, eso dolió, Kim Hyung Jun. Tuve un poco de dificultad al momento de tragarme mi incomodidad y nervios. La mirada de Jun seguía en mí, pero no pude contenerla por tanto tiempo. Rasqué mi nuca en forma casual y aclaré mi garganta.
-Ugh, romance en una palabra muy fuerte.
-Lo sé.
-Saeng y yo no tenemos ningún ''romance''-gestualicé las comillas y rei intimidada.
-No te sale eso de mentir-arrugó la nariz.
Me limité a reir. Él tenía razon: siempre fui pésima mintiendo. O me delataban los balbuceos o mis repentinas picaduras en la nuca. Jun siguió mi risa y me dio un leve empujón en el hombro. Por fin me sentía más en confianza. Ya ni siquiera mi mejor amigo me estaba apoyando mucho.
-Gracias por comprenderlo, Jun-Significa mucho para mí; y más cuando son los únicos en quienes de verdad confío.
-Oh, ven aquí-sonrió extendiendo sus brazos. No tardé en acercarme a el y rodear su torso con mis brazos. Mis ojos se cerraron automáticamente. Ya no podía seguir llorando. No creo que me hayan quedado lágrimas. Sólo necesitaba dormir; descansar un poco pues mañana sería un día totalmente distinto-. Yo sí creo que hacen linda pareja. Se le nota que te quieere mucho, _____.
No, Young Saeng no me quería, y eso lo tenía totalemente claro. No dije nada. En respuesta, me abracé con más fuerza a su torso. Si Heo realmente me quisiera, nada de esto hubiera pasado: él no tendría una novia.
-¿Quieres que llame a Hyunnie?-preguntó en un susurro.
-No. Sólo quiero dormir... y ojalá no volver a despertar.
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Filosofía de Amar, Heo Young Saeng
Fanfiction_____ Merrick es una estudiante de diecisiete años. Mantiene una vida bastante normal junto a sus amigos Hyun Joong, Kyu Jong, Min y Jun, hasta que ingresa un nuevo profesor de Filosofía: Heo Young Saeng. Un joven apuesto, coqueto e irritante, según...