Filosofía de Amar, Heo Young Saeng

Capítulo 10

Quise escapar lo más rápido posible del establecimiento, y no querer encontrarme más con Young Saeng. Sé que era algo exagerado de mi parte; nuestros besos eran sin compromiso alguno, pero por una mítica razón me hacia querer golpearlo, o golpear a Tiffany.

Empujé la gran puerta de madera que me dirigía hacia la calle y solté un largo suspiro al momento de sentir la brisa de media tarde golpear mi rostro. El anaranjado del cielo y el tibio viento me hicieron saber que el día había pasado más rápido de lo planeado. Miré por última vez hacia el interior de la escuela. Mala, muy mala desición. El chocar de los pies apresurados de Saeng contra el suelo me hicieron vibrar las manos. Apreté las correas de mi mochila en mis hombros y volví a suspirar. Su distancia seguía disminuyendo, mientras su cabello iba y venía de arriba a abajo.

-______, ¿qué ocurre?-preguntó con el aliento escaso rozando el cabelo que había ocupado lugar en mi rostro ruborizado.

-Nada-musité con los ojos perdidos en sus ojos y dando pequeños pasos hacia la completa libertad. La brisa que comenzaba a rodearme se camufló junto a los escalofríos que las manos de mi profesor provocaba en cuanto las posó por mi antebrazo, atrayéndome a su cuerpo.

-Sé que algo te ocurre.

Su distancia no disminuyó. Estábamos en un lugar demasiado público como para que lo hiciera. Por una parte, el gesto me relajó, pero mi parte más terca quiso tenerlo lo más cerca posible. Bajé la vista en cuanto sus ojos bajaron hasta mis labios. Negué apenas e hice un intento de sonrisa.

-Saeng, no me pasa nada.

Pude percibir una pequeña sonrisa pícara a un lado de su boca, la cual desapareció al pasar su tentadora lengua por ésta. Tragué saliva notoriamente mi frustración al no saber lo que sus ojos oscuros querían decir y su pequeña risa transmitía.

-¿Estás celosa?-alzó una ceja.

Quedé helada con su pregunta y no hice más que abrir los ojos en sorpresa.

-¿Qué?-reí irónica.- ¿Cómo voy a estar celosa? ¿De qué estaría celosa?

-Eres increíble-negó riendo-. Sé que el hecho de haber contestado te fastidió, ¿cierto?-se acercó un poco más y sus labios se acercaron a mi oído-. Odiaste que te haya excitado tanto y no hiciera nada por saciarte.

-Eres un idiota-empujé su torso lejos de mí.

-Soy tu profesor-amenazó con una sombría sonrisa-. No me insultes, o el castigo te será dado.

-Soy tu alumna, y te puedo demandar por acoso.

Su semblante se puso completamente seria y su ceño se frunció. Pareció no gustarle mucho la idea, cosa que me dejó contenta. Claramente, yo no lo demandaría ni en un millón de años, pero no es quién para darse el lujo de decir si me enciende o no. Aunque sí lo haya hecho. Volvió a sonreir luego de unos insoportables segundos.

-Tiffany.

-¿Qué?-exclamé la interrogativa.

-¿Estás celosa de Tiff, cierto?

Wow, le tiene hasta su propio apodo de perra...

-No sé quien es.

-¿Te molesta que tenga novia?

-¿Debería?-mis palabras salieron más temblorosas de lo que creía.

-Se te nota.

-A ti se te nota que no me conoces en lo absoluto, Heo.

No esperé sus palabras de vuelta y giré sobre mis propios pasos hacia la vereda de la escuela. Mis pies iban rápido, con todo orgullo puesto sobre mis hombros y los celos desbordándose de mis poros. Cada sengundo cerca de Saeng me dañaba más, pero no dejaría que él lo supiera. Ambos sabíamos de nuestra atracción sexual, pero sólo yo sabía lo que, incoscientemente, estaba empezando a sentir.