Veintisiete años. Wow, eran muchos. ¿Cómo hacía para que no se le notaran en lo absoluto? ¡Parecía un estudiante más! Lo miré en sorpresa y soltó una carcajada. Hoy andaba muy risueño. Le di una pequeña sonrisa y volví mi vista hacia la carretera.
-No los demuestras-musité.
-Sé cómo pasarlos. ¿Es esta la calle?
Parpadeé dos veces antes de alzar mi vista hacia la calle central. En definitiva, estábamos en casa. Asentí y le indiqué la última casa de la derecha: blanca con balcón. Avanzó unos metros más hacia el lugar indicado y frenó. Un silencio abrumador nos rodeó. Lo único que podía escuchar era el sonido de su respiración.
-Ugh, bien, gracias-suspiré-. Nos vemos mañana.
Tomé mi mochila y abrí la puerta del auto, sin embargo, no me bajé, pues sentí unos largos y cálidos dedos rodear mi muñeca. Miré a Saeng con algo de temor.
-¿Qué pasa?-pregunté.
-¿Me prestas el baño?-sonrió.
Puse los ojos blancos mientras me zafaba de su agarre. Debo aprender a no sacar conclusiones antes de tiempo. ¡Maldita sea yo! Asentí en un suspiro y cerré la puerta del copiloto a mis espaldas. Arrastré sin ganas mi mochila por la vereda y me detuve en busca de mis llaves. Palpé mis bolsillos traseros hasta sentir el típico ruido de mi lavero y o hice girar en mi índice.
-¡Qué suerte la de esas llaves!-exclamó Saeng con pocardía en sus palabras, acto seguido me dio una fugaz naldaga.
-¡Mierda, Young Saeng!-golpepé su pecho.
Abrí la puerta y entré lo más rápido que pude, esperando a que Saeng me siguiera y se dignara a cerrar la puerta. Subí las ecaleras y senti los pasos de Saeng a mis espaldas. Dios, lo hubiera hecho subir a él primero. El sentir sus murmuros con respecto a mi trasero me incomodaban bastante.
-Ahí está-resolplé apuntando la puerta del baño. Apúrate que estoy en plan de tomar una ducha.
-¿No puedo bañarme contigo?
-Entra al puto baño y haz lo que tengas que hacer, Heo.
Ignoré su risotada de burla y giré sobre mis talones hacia mi habitación. Por fin en casa, y me ahorré unas cuantas cuadras. Lancé mi mochila haca el misma rincón de siempre y me senté en la cama, esperando a que Saeng desocupara luego del baño. Oh, Dios, acabo de caer en la cuenta : Heo Young Saeng está en mi casa. Sonreí como idiota, más bien, como niña enamorada y mordí mi labio inferior. Con tan sólo pensar en todo lo que podríamos hacer estando solos mis hormonas se revolvían.
-Y bien-tosió Saeng entrando a la habitación. Se sentó a mi lado y sonrió-. ¿Qué quieres hacer?
-Ya te dije: quiero darme una ducha.
-¿Por qué siempre tan a la defensiva, _____?
-Porque así me ahorro bastantes problemas que, a la larga, ni siquiera los valían.
-¿Entonces no valgo nada para ti?
-Um, ¿qué esperas que responda ante eso, Heo? Eres sólo mi profesor de filosodía y una persona que está buscando cosas en quien no te las dará.
-Eres complicada-rió desganado-. Me encanta que seas así, _____.
Me atreví a mirarle fijamente a los ojos. Wow, sus ojos brillaban, y mucho. Demostraba galaxias tan desconocidas y por conocer y me sentía tan afortunada de que él estuviera aquí conmigo en vez de con cualquier otra persona. Me sentía afortunada de ser quien estaba admirando cada facción de su perfecto rostro. Su fría mano se encontró con mi mejilla y su pulgar se encargó de acariciarla. Me estremecí con su tacto. Una de las comisuras de sus labios se mantenía alzada y sus ojos escaneaban mi rostro, hasta centrarse en mis labios. Le regalé una introvertida sonrisa. No entendía cómo Saeng podía ablandarme de esta forma y a la vez hacer que me ponga tan histérica y odiosa. Cómo me gustaba. No aguanté más. Necesitaba sentir sus labios junto a los míos, sus manos acariciando mi piel y su respiración chocando con la mía. Me incliné hasta poder besarlo. Sus húmedos labios se entreabrieron a los míos sin poner resistencia, y me encantaba. El sonido de nuestras lenguas tomando espacio en la boca de otro me provocó un calor inmenso. Sus manos tomaron mi rostro con mayor fuerza y su cuerpo se acercó mucho más al mío, casi impidiéndome separarme de él.
''Oh, _______ Merrick, de nuevo metiendo las narices donde no te corresponde'', gritaba mi sabia subconsciente. ¿Qué hacía, y por qué lo hacía? Por más que estuviera enamorada de Young Saeng, él no era mío, no podría serlo jamás.
-Young Saeng-musité en sus labios-. Saeng, no...
-¿Qué ocurre?
-Yo...-suspiré-. Yo no debo hacer esto.
Noté una gran duda en los ojos de Saeng, y eso en serio me partía el alma. Nadie tenía ni la más remota idea de cuánto quería poseerlo.
-¿Por qué?-susurró alejando sus manos de mi rostro. Un frío invadió todo mi cuerpo y me sentí vacía,, como si me hubieran arrancado una pierna o un brazo... o mi corazón.
No le respondí. Me sentiría mal con tan sólo decir que él tenía novia y yo no tenía nada que ver entre ellos dos. Me colé en una mesa en dónde sólo se presentaban dos personas.
-¿Es por Tiffany, cierto?
-Si, Saeng, es por ella. Es por todo lo que relaciona tu vida privada y no me conlleva. Tú tienes una vida realizada, ambos sabemos que todo esto es un maldito juego.
Apoyé mis codos en mis rodillas y mis manos cubrieron mi cara. ¿Por qué carajos me ponía tan sensible cuando menos debía serlo? La palmas de mis manos comenzaron a humedecerse gracias a mis tontas lágrimas y mis sollozos no tardaron en escucharse por toda la habitación. Siempre fui y seré una tonta, una completa idiota que se mete en lo ajeno. Todo esto me estaba superando, y no habían pasado ni dos semanas desde que supe que Young Saeng era todo lo que yo quería.
-No llores, por favor-la voz de Saeng susurró a mi oído en el momento en que sus brazos rodeaban mi cintura y se acercaba a mí, apoyando su cabeza en mi hombro.
-No me pidas idioteces-mi voz sonaba gangosa-. Tengo sueño.
Se carcajeó levemente y me atrapó con más fuerza entre sus brazos. Aspiré su aroma delicioso; estoy casi segura de su perfume Antonio Banderas o Giordio Armani.
-¿Quieres dormir?
-Sería lo más lógico-me encogí de hombros mientras volvía a mi posición anterior.
Me sonrió de nuevo con esa forma tan especial y sincera. Quería odiarle; nos estaba causando un daño terrible, por no podía. No poder detener todo el creciente sentimiento de necesitarlo y quererlo conmigo cada día de mi vida. Se puso de pie frente a mí y me tendió sus brazos. Lo miré y me puse de pie, quedando a un par de centímetros de distancia, a lo que aproveché de recargar mi cabeza sobre su pecho. El sonido rápido de sus pulsaciones me calmaron y cerré los ojos. Uno, dos, tres, cuatro... y contando cada latido de su corazón. Inclinó su cabeza en el hueco de mi mejilla y mi hombro y comenzamos a caminar hacia la cama. Acarició mi mejilla con la suya e hizo un intento de ronroneo que terminó por matarme. Caímos en el colchón y no pude evitar reír. Saeng estaba recostado a un lado mío, acariciando mi espalda y mi cabello, tarareando melodías que desconocía y logrando que mi subconsciente cayera en un muy profundo sueño.
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Filosofía de Amar, Heo Young Saeng
Fanfiction_____ Merrick es una estudiante de diecisiete años. Mantiene una vida bastante normal junto a sus amigos Hyun Joong, Kyu Jong, Min y Jun, hasta que ingresa un nuevo profesor de Filosofía: Heo Young Saeng. Un joven apuesto, coqueto e irritante, según...