Capítulo 58

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Di un respingo al momento en que el maldito timbre de mi celular comenzó a sonar.

Abrí los ojos de un golpe y lo primero que vi fue unos finos labios entreabiertos y unos párpados sellando lo profundo de su mar. Me incorporé en la cama y noté que nuestros cuerpos estaban cubiertos por el cubrecama. ¿En qué momento pasó esto? Miré a todos lados antes de voltear a mi velador. La luna iluminaba mi celular a la perfección. Cojí el celular y contesté.
-¿Hola?-hablé con voz ronca mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad.
-Hija, llevo sushi, así que prepara la mesa. Llego en quince minutos.
-¿En quince?-exclamé. Sentí las piernas de Young Saenz removerse por sobre las mías.
-Sí, nos vemos. Te amo.
-Te amo...-murmuré antes de finalizar la llamada.

Me removí en el colchón y me senté, poniendo las sábanas bajo mis brazos, cubriendo mis pechos. Una de mis manos se ocupó de mover el brazo descubierto de Saeng. Sus ojos seguían cerrados y un fino hilo de aire salía de sus labios entreabiertos. -Heo-susurré-, mi mamá viene en camino. Debemos vestirnos.
-No-murmuró al momento en que su brazo rodeaba mi cintura y lo forzaba a hacerme quedar a su altura-. Abrázame unos minutos más.

Solté una risita nerviosa antes de tomar el brazo de Saeng y zafarme de su agarre tan seductor. Me puse de pie antes de que atacara con más fuerza. Seguía totalmente desnuda y el frío de la noche se apropió de mi cuerpo. Agradecía que no hubiera nada de luz, pues me incomodaba esto de pasearme frente a él sin ropa. Busqué apenas mi ropa interior y la encontré debajo de la cama.

¿Cómo es que había llegado ahí?

Dejé los sostenes encima de la cama y me dediqué a ponerme las bragas. Sentí la cama removerse un poco y de un segundo a otro, la luz de la lámpara se encendió. Sentí mis mejillas arder al ver los ojos de Young Saeng posados lujuriosamente sobre mis senos. Tomé el sostén y lo abroché en mi cuerpo con movimientos totalmente torpes.

-Jamás me cansaré de ese cuerpazo-murmuró con voz ronca.
-No seas tan tarado-bufé buscando las demás prendas.
-No seas tan follable.

Me incliné a recojer sus bóxers, los hice una pelota y se los lancé con todas mis fuerzas directo a su rostro. Lo escuché reír por debajo de éstos.
-Ya entendí-me miró con las cejas fruncidas-: mejor me visto.

Se puso de pie y, tal como yo, comenzó a buscar prenda por prenda. Nos vestimos en completo silencio. Yo aún estaba muy cansada; dormimos alrededor de tres horas apenas. Observé a Young Saeng ponerse sus jeans una vez que yo estaba lista. ¿Cómo es que él podría tener unas piernas tan perfectas? Eran más bonitas que las mías... y que cualquiera.

-¿Saeng?-susurré.
. -¿______?-se volteó hacia mí, subiendo el cierre de los pantalones.
-¿Tendrás algún defecto?-pregunté apenas.

Sentía que, de alguna manera, estaba perdiendo toda mi dignidad por tener que preguntar esta estupidez. Este idiota en serio había afectado mi uso de razón.

______ Merrick no era de enamorarse.

Saeng frunció el ceño y se formó una media sonrisa en sus labios. Comenzó a acercarse hacia mí y su altura me intimidó un poco. Sus dedos tomaron mi mentón, obligándome a mirarlo.
-Tengo muchos-musitó-. Soy egoísta, celoso, molesto, inestable anímicamente y puedo llegar a ser bastante irritante con tal de conseguir lo que quiero.
-Creo que eso lo tengo muy claro-reí levemente.
-Por ti-me besó-, hubiera hecho lo que fuese. Pero, bueno, no te resististe a mis encantos.
-Idiota-reí antes de correr hacia la puerta, sólo con calcetines puestos.

Lo sentí venir detrás de mí y justo antes de bajar las escaleras, sus brazos me rodearon desde atrás y sus labios se plasmaron en mi cuello, ocasionando mi muerte instantánea. Reí y me empeñé en seguir mi camino hacia el primer piso. Sus manos comenzaron a atacar mi abdomen. Di un salto y chillé como idiota; odiaba las cosquillas con mi vida. Su risa se acopló en mis oídos y mi cuerpo entero comenzó a remecerse por debajo de su ataque, sin resultado alguno.

-¡Young Saeng, detente!-supliqué sin dejar de reír.
-¡Jamás!
-¡Por favor, por favor!-sollocé fingidamente.
-¿Las palabras mágicas?
-¡Ya las dije, ahora suéltame!
-No, esas no son.

Sus manos contra mi abdomen fueron en ascenso, haciéndome, incluso, más cosquillas. Mis piernas flaquearon y caí directo al sofá, aún con Saeng a cuestas mías. ¿Cuáles eran las jodidas palabras mágicas?
-Por favor... por favor, Saeng... Voy a llorar-esta vez no fingía mis sollozos; estaba desesperada totalmente.
-Sólo porque te... porque te quiero, ¿sí?-susurró con su nariz rozando la mía.
-Yo también te quiero-susurré atrapando sus labios con los míos-. Debemos ordenar la mesa.

Comenzamos a poner el mantel, los cubiertos, los vasos y la Coca-Cola encima de la mesa, todo mientras intercambiábamos bromas estúpidas y algunos castos besos. Una vez que todo estuvo en órden, caminé hacia él y pasé mis manos por su abdomen, debajo de su camiseta. Sentí su cuerpo estremecerse bajo mis dedos y me puse de puntillas para besar sus labios.
-Te quiero muchísimo, Saeng-confesé.
-Yo te quiero más. Yo te...

El timbre interrumpió sus palabras. Mamá había llegado. ¿Qué pensaría al verme aquí con él? Al menos a ella jamás le interesó mucho "ese" tema. Siempre me decía que me cuidara y esas cosas; con Saeng no era necesario. Lo tomé de la mano y corrimos hacia la puerta, la cual abrí en seguida.
-¡______!, ¡Young Saeng!-exclamó mamá en forma de saludo.

En sus manos traía dos bolsas con las siglas del restaurant de comida japonesa del centro-. Me alegro de verlos a ambos. De camino aquí me encontré con dos personitas y quise traerlos... Ella entró y dejó a la vista a dos chicos de ojos marrones con sonrisas en sus rostros: Min y Hyun Joong. Este último, al notar la presencia de Saeng, cambió su expresión por completo.

Mierda.

Filosofía de Amar, Heo Young SaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora