El reloj despertador retumbó en cada rincón de mi cabeza. Lo único visible en mi habitación era la parpadeante lucesita que seguía provocándome un pinchazo en el cerebro, la cual apagué a duras penas segundos después. Todo volvió a quedar en silencio una vez más. Podía ver una fina línea de luz solar traspasar las cortinas de mi habitación, y sin embargo, la nitidez de las cosas seguía siendo escasa. Gruñí contra la almohada mientras comenzaba a estirar los músculos de mis brazos y piernas. De nuevo el abundante dolor en mi parte izquierda de la cabeza. El dolor era totalmente explicable: anoche, con Hyun Joong, bebimos un par de vasos de vodka, y creo que ahora están surtiendo efecto. Justo cuando debo ir al colegio. Pero, ¿quién me manda a beber en un odioso día Lunes?
-______, arriba, llegarás tarde.oí los gritos de mi mamá al otro lado de la puerta.
-Ya voy-volví a gruñir.
Arrastré mi pie derecho por debajo de las sábanas, hasta que una parte de éste quedó colgando al borde del colchón. El poco aire que recorría mi habitación estaba muy frío para la temporada. Una vez más, como cada mañana, el gemido ronco salió desde lo más profundo de mi garganta y me di las fuerzas restantes para. al fin, salir de la cama. Con toda la pereza puesta en mis hombros arrastré los pasos hacia el baño, en donde me esperaba una reconfortante ducha.
¡Maldita campana, malditas clases, maldito dolor de cabeza! No sé si podría aguantar más. Era apenas la segunda clase del día y sentía cada ''boom boom'' en mi cabeza, sin parar; aumentando cada vez más. Era tan desesperante que me daban ganas de morir. Me arrepentía tanto de haber bebido anoche, pues ni siquiera podía prestar atención a la clase de Historia.
No fuera algo que me interesara, pero se supone que debería.
-Señorita ______-el eco de la voz del profesor resonó en mis oídos. Subí la vista de mis cuadernos y me dirigí a él-. La buscan afuera.
Alcé la vista hacia la puerta, sin embargo, ésta se encontraba muy junta como para ver de quién se trataba, así que, en un resoplo desganado, me levanté de mi sitio y caminé hacia la salida. Tuve la pésima idea de mirar a la clase, aún en confusión, y los vi a todos con sus miradas clavadas en cada uno de mis movimientos. Con el nerviosismo puesto en mis acciones, empujé la puerta y quedé al otro lado del salón. Miré hacia el frente y nada. No había nadie ahí.
Que estúpido, quizá había sido una simple broma de Hyun Joong o de alguno de esos chicos. Y con el humor que tengo, no fue una bonita broma. Gruñí de nuevo. Solía hacerlo cada vez que el humor no me acompañaba. Mi manifestación de desapruebo fue interrumpida por una mano rodeándose con fuerza alrededor de mi brazo, la cuál me jaló, segundos después, a la puerta contigua a la de mi clase. No hubo tiempo de discutir cuando la puerta se cerró a espaldas del ser que ignoraba mi horrendo ánimo. La oscuridad era total, aunque sabía que no estaba sola; sentía el cuerpo de la otra persona presionado fuertemente en mi pecho. No había nada capaz de separar la distancia, pues la habitación en sí era diminuta. La ampolleta se prendió y alcé rápidamente la vista hacia la persona que estaba perturbando mi espacio personal. Y ahí estaban de nuevo esos irritantes y bonitos ojos oscuros. Los esquivé de inmediato.
-¿Qué ocurre ahora, Saeng?-resoplé, ignorando mis nervios recorriendo por mi cuerpo.
-Wow, ¿qué te ocurre a ti?-su dedo índice se posó en mi barbilla y logró levantarla hasta que mis ojos volvieron a ser parte de los suyos-. ¿Estás fumada?
Una carcajada ronca se filtró en su boca. Era un idiota. Removí con dureza su mano de mi piel y froté mis obvios ojos rojos.
-No, por Dios-murmuré-. Me siento mal, es todo.
No dijo nada, así que descubrí mis ojos y lo hallé con su mirada perdida en mi rostro. Era una mirada distinta; no pude encontrar nada de lujuria en ella. Eso me hizo sentir bastante cómoda. Quise sonreir, sin embargo, no lo hice.
-¿Necesitas una pastilla, o algo?
-No, gracias-hice una mueca.
-¿Qué pasa, ______?-susurró. Su aliento con olor a café se disipó por mi nariz.
-N-nada, Saeng... Anoche bebí un poco y...
-Un poco-rió.
-Oh, olvidalo-exclamé cabreada-. ¿Sabes? Debo ir a clases y tu cuerpo bloqueando la puerta no ayuda mucho.
Avancé un paso a mi derecha, pero Saeng tenía unos excelentes reflejos, por lo que también lo hizo, obstruyendo una vez más mi salida. Intenté hacia el otro lado y obtuve el mismo resultado. La cabeza me bombeaba y no estaba para las estúpidas bromas de Heo.
-Soy tu profesor, no te pases de lista; ya te advertí-guinó el ojo. Ahí estaba nuevamente su insoportable pircardía.
-¡Entonces portate como tal, carajo!
-Eso intento-se encogió de hombros-. Pero lo haces muy difícil.
-¿Qué quieres decir?
-Tenemos el proyecto al pendiente. Es a fin de semestre, y lamento informarte que no será corto.
-Hubieras empezado por ahí-puse los ojos blancos-. No era necesario todo este show. Funcionó con palabras, a diferencia de ti.
-Oh, vamos-sonrió-. ¿No te gusta esto...?
El silencio abundó en el pequeño cuarto de aseo y el perfecto rostro de Young Saeng se ladeó justo en frente de mi rostro. Su lengua pasó por sus labios provocativamente. Yo estaba lista. Necesitaba probarlos. MAdar a la mierda todo lo que Hyun Joong me había dicho sobre enamorarme de Saeng, o a su novia ''Tiff'', yo necesitaba sentir su lengua explorando mi boca. Justo ahora. Sin embargo, no lo hice.
-Eres un creído-susurré a milímetros de tocar sus labios con los míos.
-¿Haremos el proyecto o no?-susurró él.
-¿Tengo otra opción?-volví a susurrar.
-No lo creo-una vez más, el lo hizo.
-Entonces vamos.
Su cálido aliento introduciendose en mi boca y sus ojos devorando los míos hicieron tensión sobre mi cuerpo y sobre el cuarto entero. Sólo comunicación visual. Moría por saber qué era lo que SAeng pensaba de mí. Fuera bueno o malo, debía enterarme.
ESTÁS LEYENDO
Filosofía de Amar, Heo Young Saeng
Fanfiction_____ Merrick es una estudiante de diecisiete años. Mantiene una vida bastante normal junto a sus amigos Hyun Joong, Kyu Jong, Min y Jun, hasta que ingresa un nuevo profesor de Filosofía: Heo Young Saeng. Un joven apuesto, coqueto e irritante, según...