Mis mejillas se sonrojaron al instante. Sus palabras se hacían perfectas saliendo de sus labios. Nuestras miradas se entrelazaban en medio de esa conexión tan profunda que, sin saber cómo, comenzamos a formar. Me puse de pie antes de que la tentación por bearlo se hiciera más fuerta y Saeng alzó su mirada hacia la mía.
-Tengo sueño, Saeng-susurré caminando hacia el interruptor.
-¿Quieres dormir?
-Creo que ambos deberíamos hacerlo.
Quedamos en medio de la sala oscura. No podía ver nada más que la silueta de las cosas. Noté a Young Saeng ponerse de pie y caminé hacia él con cuidado de no tropezarme con nada. Pensándolo bien, fue el tropezón que me di con la silla del colegio lo que nos hizo hablar por primera vez. Sonreí y me sonrojé a mismo tiempo, con la libertad de saber que Saeng no podría mirarme. Su rostro se inclinó y yo alcé el mío, ocasionando que nuestras narices rozaran. Posé ambas manos en sus mejillas y ladeé mi cabeza con la intención de besarlo, sin embargo, sus pasos se alejaron de mí.
-¿Qué ocurre?-susurré alarmada.
-Mh, no creo que sea una buena idea que nos besemos, pues... ya sabes, bebí demasiado y... eso.
-¿Vomitaste?-no pude evitar una pequeña risa.
-Eh, sí-murmuró él.
Sin dejar de mirar en ningún momento sus ojos incómodos, bajé mis manos por su torso hasta llegar a las suyas. De inmediato sentí como me guiaba a entrelazarlas. Comencé a retroceder mis pasos. Su sonrisa era lo único visible en medio de ambos. Aun en estado de ebriedad era la persona más hermosa del mundo. Seguía sin entender cómo es que me causaba tantas sensaciones. Giré sobre mis talones antes de llegar al borde de la escalera y lo guié en silencio, procurando que nuestros pasos no resonaran por toda la casa.
Saeng cerró la puerta de mi habitación a sus espaldas, mientras que yo encendía la lámpara del velador. La tenue luz se encargó de cubrir levemente nuestros cuerpos, dándole un aspecto completamente romántico a la situación. Acerqué mis pasos hacia el causante de la mayoría de mis sonrisas y me quedé contemplando su mirada una vez más. Era imposible no perderse en sus luciérnagas verdes. Sus manos subieron hasta mi cuello y yo, por instinto, bajé la cabeza, permitiéndole a sus labios plasmarse en mi frente. El cálido sonido de sus labios separarse de mi piel me estremeció entera.
-¿Te incomoda que duerma en bóxers?-susurró con una pícara sonrisa al momento en que sus ágiles dedos comenzaban a desabotonar su andrajosa camisa blanca.
-Sabes que no, pero será mejor que ni te saques los pantalones.
-Oh, vamos, por favor...-guiñó con su característico tono coqueto. Acto seguido, sus manos atraparon mi cintura y sus labios bajaron hasta mi cuello. Oh, Dios. Dejé escapar una risa, ocultando un jadeo, e intenté apartarlo, con resultados nulos.
Sus pies comenzaron a avanzar, llevándome consigo, hacia el borde de la cama. Sus labios succionaban la piel expuesta de forma tan lenta y excitante... Mis rodillas se flectaron al sentir el colchón por detrás de éstas y caímos en él. Su lengua se abrió paso a todo el rededor de mi punto débil, y cada vez me era más imposible calmar mi respiración. Subí mis manos hacia su cabello mientras que las suyas bajaban hasta el borde inferior de mi camiseta y sus dedos se encontraban con la piel de mi abdomen. Un cosquilleo repentino se expandió por cada partícula de mi cuerpo. si no lo detenía ahora, no me haría responsable de mis actos.
-Saeng...-puse mis manos en su pecho desnudo; su camisa estaba completamente desabrochada.- Saeng, por favor...
Su cabeza se alzó hacia la mía y me encontré con ese par de ojazos a milímetros de los míos. Su sonrisa sse dibujó al instante.
-¿Sabes?-dijo relamiendo sus labios-. Amo que digas mi nombre.
-¿Ah, sí?, ¿por qué?-alcé una ceja.
-Porque lo repites todo el tiempo cuando estás excitada... y eso me excita aún más.
Sonreí tímida.Estiré mi cuello y mis labios alcanzaron los suyos, proporcionándole un corto beso.
-Jamás lo había notado-reí.
Ambos nos incorporamos nuevamente en la cama. Me puse de pie para desabrochar mis jeans y Young Saeng comenzó a sacarse sus zapatos y su camisa. Todo en un silencio que me tranquilizaba. El café había hecho un buen efecto sobre Saeng, y podría decir que ya estaba más sobrio que antes. Quedé solo en bragas y camiseta mientras que Heo quedó sólo con sus jeans. Tiré las sábanas hacia atrás y me metí en la cama, seguida de Saeng. Me acurruqué en su pecho y uno de sus brazos pasó por mi cuello, con sus dedos terminando en mi cabello, acariciándolo lentamente. Se estiró a apagar la lámpara y ahora nos cubría una manta de oscuridad totalmente acogedora. Estábamos frente a frente. Su mano restante pasó por mi cintura, acercándome mucho más a su cuerpo. alcé mi mano hacia su mejilla y sonrió. El sentir ese hoyuelo por debajo de mis dedos me hizo sonreír también.
-¿Young Saeng?-susurré.
-¿Mh?-masculló.
-Yo también estoy enamorada de ti.
-Tenía miedo de que no lo dijeras-susurró.
Un beso plasmándose en mi mejilla me hizo despertar. Me retorcí en la cama y noté que era la única que aún permanecía durmiendo.
-¿Saeng?-mascullé frotando mis ojos.
-¿Saeng?-rió mamá.
No, mierda.
Abrí los ojos de golpe y me senté en la cama. Mi mamá me miraba con ojos confundidos casi tanto como los míos.
-¿Dónde está Saeng?-pregunté alarmada.
-No sé, mi vida, quizás en su casa. Debo irme al trabajo; lo siento por despertarte. Adiós.
-Pero Saeng...
-Creo que estabas soñando, corazón.-rió de nuevo. Era como si se estuviera burlando de mí-. Vuelve a dormir, aún es muy temprano, corazón. Tal vez encuentres a Young Saeng por ahí.
Besó mi mejilla nuevamente y giró en busca de sus anteriores pasos hacia la puerta, la cual cerró detrás de sí. Estaba de nuevo encerrada en mi habitación, sola, sumida en las dudas que me carcomían. ¿Habría sido sólo un sueño?No, yo lo recordaba a la perfección; aún podía sentir su olor impregnado en la almohada. Alcé la vista hacia los pies de la cama.
Definitivamente, Saeng no estaba: su ropa ni siquiera estaba por aquí. ¿Y si en serio lo soñé todo? No lo podría soportar. Le había dicho que estaba enamorada... y él me correspondió. Me puse de pie y caminé por toda la habitación en busca de mi celular. Mierda, estaba en el patio trasero. Bravo para mí que se me ocurre lanzarlo lejos. Miré hacia el velador y una hoja doblada en cuatro llamó mi atención. Era de color rosado, por lo que significaba que alguien anduvo urgando en mis cuadernos. Lo tomé y desdoblé rápidamente.
"____, debo ir a buscar mis cosas y un nuevo apartamento. Te veo el lunes. TE QUIERO.
Saeng x"
Oh, Dios. Entonces en serio se irá de su casa. Todo era mi culpa. ¿Por qué siempre me tenía que entrometer en o que no me involucraba? Releí la carta tres veces: puso el "te quiero" con letra gigante. ¡Me quiere en serio! Mordí mi labio inferior y ya tenía nuevamente una sonrisa lerda en mi rostro. Dejé la hoja encima del velador y caminé hacia el baño.
Necesitaba analizar demasiado, ¿y qué mejor que una rica ducha a las tantas de la mañana? Todo esto se sentía tan diferente. Yo me sentía diferente, y era por Heo Young Saeng, el único hombre en la vida que supo cómo conquistarme con una simple sonrisa... con su única sonrisa.
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Filosofía de Amar, Heo Young Saeng
Fanfiction_____ Merrick es una estudiante de diecisiete años. Mantiene una vida bastante normal junto a sus amigos Hyun Joong, Kyu Jong, Min y Jun, hasta que ingresa un nuevo profesor de Filosofía: Heo Young Saeng. Un joven apuesto, coqueto e irritante, según...