EPÍLOGO

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Narra Heo Young Saeng.

*Flashback*

Por fin _____ era mi novia.

Me sentía tan feliz de que haya aceptado. La idea y ayuda de HongKi, un amigo, me había beneficiado bastante con todo lo del bosque.
Menos mal a mi chica le gustó. Ella se había convertido en mi todo en un lapso de tiempo demasiado corto. Y ahora acababa de dejarla en su casa y ya me iba de regreso a la mía.
Juro por todos los dioses que nadie sería capaz de borrar la sonrisa de mi rostro; hasta tenía ganas de cantar.
¿Se podría pedir más en la vida? Teniendo a esa perfección llamada _____ Merrick nada más hacía falta.

El camino a casa se me estaba haciendo eterno. Las luces del auto eran todo lo que alumbraba el regreso a mi casa, pues ni siquiera habían faroles prendidos. Estiré mi mano derecha hacia el compartimiento de bebidas para buscar mi celular y llamar a HongKi, sin embargo, el timbre de éste me hizo saltar. Lo tomé y atendí.
-¿Hola?
-Heo Young Saeng, soy el director Gallagher.
-¿Qué ocurre, señor?-pregunté, mientras que los nervios, temor y curiosidad me carcomían.
-Necesito conversar urgente contigo.
-Me está asustando, señor.
Hubo un pequeño silencio, el cual sentí como siglos. Gallagher jamás me había llamado al celular, ni menos con ese tono de voz, ni mucho menos diciendo que era un tema urgente.
-Esta tarde vino una joven que afirma ser su ex novia: Tiffany Young. Dice que tú estás teniendo amoríos con una alumna, ¿eso es verdad?
Frené en seco frente al departamento.
¡Pero qué carajo! ¿Qué mierda hacía Jennifer en el colegio? ¿En qué momento fue que no la vi?
-No es cierto, señor. -musité aún atónito.
-¿Cómo podría yo confiar en ti?
-N-no lo sé. Simplemente créame, tengo una reputación intachable, ¡eso no va conmigo en absoluto! -exclamé.
-Preséntate mañana en mi oficina a las seis. No quiero verte en el colegio antes de esa hora. No dejaré que veas a ninguna alumna.
-Pero, señor...
-Adiós, Heo-truncó la llamada.
Tenía una impotencia tremenda. Todo esto era culpa de Tiffany. ¿Por qué lo hacía? ¿Cuál era el fin de arruinar mi vida de esta manera? ¿Fue porque terminé con ella? ¡Tiene a miles de idiotas detrás de ella y se interesa en mi jodida vida!
Ella estaba completamente loca.
Maldita Tiffany Young.
Con toda la rabia puesta en mis acciones, saqué mis cosas y bajé del auto, cerrando de un infernal portazo. A estas alturas nada me importaba. Mientras entraba en el vestíbulo, comencé a marcar el número de Tiffany. No me contestó sino hasta que entré en mi apartamento.
-Tiffany.
-¡Saeng, estaba esperando tu llamada!-exclamó con una aguda risa.
-¿Qué mierda hiciste?
-Pues, lo justo.
-No eres nadie para entrometerte en mi vida.
-¿Se te olvidó que alguna vez lo fui todo?-rió cínica-. Yo sólo salvé tu vida y la de esa chica misteriosa. Era esto o llamar a la policía, y no creo que hubieras querido pasar siete años en la cárcel.
-¿Desde cuándo te importan tanto las vidas ajenas?
-Desde siempre, cariño, pero jamás te diste cuenta, pues estabas muy ocupado engañándome con esa perra.
-¡_____ no es ninguna perra, ¿oíste?!-grité más que furioso-. La única perra, y además zorra, eres tú.

Fin de la llamada.

Lancé el iphone hacia el sofá, en donde rebotó directo hasta el suelo. A la mierda todo.
Suspiré irritado y llevé mis manos a mi cabello, el cual comencé a jalar con desesperación. Mis pies iban de un lado a otro; no podía dejar de moverme. Quería romper todo; mandarlo todo al carajo.
-¡Me cago en Tiffany!-susurré mientras me lanzaba hacia el sillón. ¿Qué le diría a _____? No, ella no se enteraría aún. Le diría mañana, luego de que todo se solucione.
No podía salirme de control, y menos ahora que debía planear otra sorpresa para el viernes, su cumpleaños número dieciocho.
Comencé a frotar mi rostro con ambas manos, agobiado por todo. Lo único que esperaba era no perder mi trabajo.

Faltaban cinco minutos para las seis de la tarde y yo ya me encontraba instalado en el escritorio de Gallagher. Solté una bocanada de aire y me acomodé en el asiento.
Bien, Heo, como te dije anoche, Tiffany Young se presentó personalmente para comentarme sobre ti y una alumna de este establecimiento.
-Pero, señor...
-¿Me dejas terminar?-alzó su mano; yo suspiré rendido-. Gracias. Yo sé que tú eres muy inteligente y muy buen profesor, pero eres joven y conozco a los hombres de tu calibre: sólo quieren coquetear. Sólo que no con nuestras alumnas-hizo una pausa-. Tiffany me dijo que no sabía el nombre de esta alumna. ¿Lo sabes tú?
-Señor Gallagher, ¿de qué forma le tengo que decir que no tengo ninguna relación con las alumnas más allá de lo común.
-¿Qué es lo común para usted? Porque si ya he escuchado rumores acerca de esto, no creo que lo común sea lo normal. Te aconsejo que me digas ahora y no se le informará a nadie de nada. De lo contrario, me veré obligado a llamar a la policía e investigar acerca de esta muchacha, y a la larga será mucho peor. Con confianza, Heo. De aquí nada saldrá.

Filosofía de Amar, Heo Young SaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora