Querido Ian.Luego de algunas noches sin dormir, y de un sin fin de lágrimas derramadas.
Lo sé.
Lo único que consolaba tu ausencia fueron aquellas cartas, que las leí una y mil veces, que incluso podría recitarlas de memoria, me abrigaba aquel aroma que desprendían, me arrullaban la idea de imaginarte a ti, escribiéndolas, aunque por ratos, lo mismo que me abrigaba y me arrullaba me hacía estremecer de dolor.
Nunca me percaté del patrón que había en ellas. Quizás la emoción de leerlas, o la sensación de seguridad de pensar que siempre podía recibirlas evitaron que analizara cada palabra.Incluso siento algo de culpa, culpa que me rompe el corazón en pedazos, porque si hubiera estado mucho más atenta a los detalles te hubiera dicho que sí.
La primera silaba de cada una de tus cartas era una pregunta para el inicio de lo que podía ser nuestro futuro, futuro que él nos quitó, futuro que Alan arrebató, sin embargo el hecho de que hayas querido compartir tu vida conmigo desde la primera vez que tomaste un bolígrafo y plasmaste en una hoja tus sentimiento es algo simplemente inexplicable.
Y a pesar que no pudiste completar la pregunta mi respuesta es Sí, acepto.
Acepto tu errores, tus virtudes, tus defectos y cualidades, acepto tu mirada, la manera en que con solo una caricia me hacías perderme del mundo, acepto todo, pero irónicamente lo único que no acepto es que no estés físicamente aquí.
Aunque estemos en lugares distintos, aunque tu cuerpo ya no esté y solo me acompañe el aura de tu alma, aunque la pena abrigue mis noches y el recuerdo de tu sonrisa enjugue mis lágrimas, acepto.
Porque aún cuando estás tan lejos que no puedo sentir tu contacto y tan cerca, que tan solo con estirar mi mano al cielo pueda levemente sentir tus dedos entrelazados con los míos, porque aún cuando yo soy de carne y hueso y tú ahora eres luz, a pesar de todo eso Ian Camber, con mi corazón hecho trizas, acepto.
He llorado tanto que llegué a pensar que me quedé sin lágrimas, he sentido tanto dolor que siento que estoy muriendo por dentro, o que quizás una parte de mi se fue contigo.
Y sé que poner esto en tu lápida sería inútil porque tengo la certeza de que ahora mismo me estás viendo cómo mis lágrimas caen en esta hoja de papel y la tinta se esparce mientras te escribo.
...
Por esa razón mandaré esta carta al cielo, desde tu lugar favorito.Desde el lugar que fue testigo de tanta simplicidad y a la vez tanta abundancia.
Y aunque cabe recalcar que el establo se siente vacío sin tu presencia, me siento dichosa de estar aquí sentada en el césped donde compartimos muchos momentos.Te amo Ian Camber.
Y en este mismo momento, amarte duele.Con amor.
Anna Llobet.
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Amarte duele...
RomantikAnna es una chica común. Vive en Santa Val un pequeño pueblo del país Marcella. Ella y su familia eran de clase media y tenían una vida tranquila. Todo cambio para Anna cuando obtuvo una beca para asistir a una de las Universidades mas prestigio...