Capitulo 31

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¿Por qué? ¿Por qué estábamos tan desesperados en crecer? ¿Por qué esa necesidad involuntaria de querer que pase el tiempo más rápido para poder sentirnos independientes?
Cuando el tiempo es lo único que no se puede comprar.
Ni con todo el dinero del mundo puedes comprar un minuto más.
Pero así somos. Y me incluyo en este grupo del que casi toda la población mundial somos parte.
Porque apuesto que si pudiéramos reencarnar, aprovecharíamos al máximo cada raspón en la rodilla al caernos en la bicicleta. O cada vez en que el sol se empezaba a esconder e inmediatamente escuchábamos a nuestra mamá decir " Ya es tarde, entra a casa", cada momento en que era el "fin del mundo " en la adolescencia, o cada vez que nuestros padres nos regañaban.
Valoraríamos los detalles y sabríamos que en las cosas pequeñas está la felicidad.
Besaríamos a la persona que más nos gusta sintiendo cada segundo, y  amaríamos como la primera vez después de algún tropiezo, porque sabríamos que la persona correcta llega sin buscarla. Entenderíamos que no solo el  tiempo te hace sabio, las experiencias también.
Y que las heridas que mas duelen no son las que se ven, son aquellas que están escondidas en lo mas profundo de nuestras entrañas.
Y no sé como llamarlo, pero estamos mal acostumbrados  a apreciar algo cuando ya no lo tenemos.  Cuando ya se ha ido.
Quizás es altanería o quizás orgullo. No lo sé.
Lo único que sé es que lo mejor que podemos hacer es atesorar el tiempo que tenemos, con nuestra familia, amigos, o con aquella persona que sin ser nada, ha llegado a serlo todo.



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Yo no lo quería hacer, pero él me ha obligado.
Y como un dejavú sentí que este momento ya lo había vivido.
La nieve cubría de blanco los autos y los techos de la casas. Luego de haber encontrado una carta de SAE en donde me dejaba unas instrucciones bastante detalladas de lo que debo hacer, lo he pensado. Pero no tuve tiempo de meditar. Ni de creer lo que había visto, apenas pude procesarlo todo.

«Querida Anna.
Hoy te daré un obsequio.
Muchos de aquí no saben la verdad de aquellos que se hacen llamar amigos.
No me enfocaré en el narcisista de Ian, ni tampoco en la idiotez de Kaleb.
Quiero enfocarme en Oslen.
Ema Oslen.
Ella hubiera sido una perfecta participante en mi juego.
Pero no cumplía con todos los requisitos que  se necesita para entrar.
Depende de ti que esto se mantenga en secreto.
Y tú que hasta ahora has sabido guardar secretos mejor que nadie te lo mostraré.
Quizás Ema no sea tan promiscua como otras. Pero no deja de ser una puta.
Tú sabes mis alcances, y sabes que no te inventaría algo sin pruebas. Porque yo no miento. Puedo ser psicópata, obsesivo, y a veces perturbador pero nunca mentiroso.
Estas fotos estarán mañana en toda la universidad si no haces lo que te pediré.
Y si no es suficiente dañar la poca integridad de Oslen,  recuerda que sé muchas cosas . Sé que tus padres llevan a Sebastián a su curso de natación cada martes y jueves en la tarde, y que tus hermanos regresan a las seis de la tarde de su Instituto.
No me culpes, soy muy observador. Y más que eso me gusta tener todo controlado.

Nota: Sé que Ema es alguien importante para ti, pero créeme, no todo es lo que parece.
...»

Las fotos que SAE había enviado de Ema eran razón suficiente para que no solo pueda ser expulsada de la universidad, si no también pueda afectar la relación de ella con su familia.
No la culpo a ella.
Incluso en esas fotos parece estar tan ebria que apenas parecía estar despierta. Probablemente ella ni se ha dado cuenta.
Las fotos no tenían ni siquiera algo de pudor, y por la forma en que fueron tomadas llegué a la conclusión que había otra persona.
Su cabello estaba más corto por lo que supe que estas fotos no eran de ahora, quizás era en una fiesta  porque alrededor habían botellas de cerveza, alguien estaba encima de ella besándola, ambos estaban desnudos. Recordé cuando Irina me mandó las fotos que tenía con Ian, y se me revolvió el estomago.
Opté por ir caminando ya que la dirección que SAE me dejó no era tan lejos y aún era temprano.
No quería que alguien viera las fotos de Ema mucho menos en la Universidad. Aunque sé que SAE me chantajearía con esto, no tenía otra opción por ahora.
En la nota me decía que vaya hacia un edificio que quedaba aproximadamente a unas seis cuadras de mi departamento y deje  un paquete en el buzón. Cuando sacudí la caja sonaban como si hubieran pastillas adentro.
Para mi suerte Ian estaba ocupado con su padre y la empresa. Así que hoy no hemos salido. 
A pesar que era temprano sentía miedo
No sentía la mirada de nadie encima de mi , pero sabía que probablemente a lo lejos Sae estaría viendo mis pasos. .
Mientras caminaba recordé que esta será mi primera Navidad lejos de mi familia,  el mal clima provocó que los aeropuertos cerraran, por lo tanto pasaré estas fiestas con Ian, Ema y Kaleb, aún con el clima habían demasiadas personas en los centros comerciales y por todas partes haciendo sus últimas compras.
Traté de vestirme desaliñada para pasar desapercibida. Una capucha negra, calentadores y unos zapatos deportivos. El frío me congelaba.
Miraba a todos lados. Trataba de encontrarlo pero no lo lograba, se que él o ella estaría por ahí, observándome.
No sé  a casa de quien iba. No lo sabía. Solo dejaría la caja en el buzón y me iría corriendo.
Tenía que ver la forma de como decírselo a Ema, sabía que de alguna forma u otra esas fotos igual estarán esparcidas.
Llegué a la casa que SAE me dijo.
Estaba muy solitario, y el viento helado que corría hacía aún mas lúgubre el vecindario.
Dejé la caja en la casa de una planta numero 2298, de color blanco y dos grandes ventanas de color negro, la puerta de madera color marrón muy oscura era amplia y le daba a la casa una apariencia vintage , por afuera no se veía señales de vida por lo que deduje que no había nadie.
Al dejar la caja en el buzón me aleje rápidamente de la casa.
E inmediatamente recibí un mensaje.

«Me gusta que seas tan obediente.
Y como soy una persona de palabra, esas fotos las reservaremos para otra ocasión.
Que tengas buena noche Anna. »

Miré a mi alrededor. Sentí unas inmensas ganas de tirar el celular nuevo que me había comprando Ian sin que se lo pidiera, para poder comunicarse conmigo, pero me contuve.
Me sentí frustrada por no saber en dónde estaba. El vecindario estaba tan desolado que no tenía ni la remota idea de donde se podrá esconder. Caminé rápidamente y luego de un momento decidí tomar un taxi.
Mientras estaba sentada debajo de la ducha, sentía que el agua caliente que me empapaba de alguna manera me relajaba.
Pero las lágrimas me ganaron y empezaron a derramarse por todo mi rostro, estas se mezclaban con el agua.
No podía expresar mis sentimientos.
Las cosas han cambiado tanto desde que llegué a  La Capital, que ahora simplemente siento que ya no soy parte de aquí. Ya no me siento parte de ningún lugar.
Miré mi dedo anular y el anillo que Ian me ha obsequiado.
Sé que no estamos comprometidos.  Pero él está tan involucrado que a veces siento que no lo merezco.  A veces las mejores personas entran en tu vida en el momento equivocado.
Solté un sollozo y la lagrimas seguían cayendo.
Aquella noche fui a cama con mis ojos hinchados de tanto llorar.
Me acosté pensando en Ian, en su sonrisa.
Y en su  impulsiva manera de amarme, como si la vida dependiera de eso.
Sus ojos dorados fue lo ultimo que vi antes de caer en un sueño profundo.

Amarte duele...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora