La universidad se ponía más complicada, entre proyectos y exámenes y un poco de nepotismo sobreviví al primer trimestre, los maestros se habían encargado de que pase algunas noches en vela y que mis ojeras estén un poco más marcadas de lo normal, había hecho algunos amigos, pero Kaleb y Ema seguían siendo los más cercanos y ahora que los conozco mejor podría decir que no entendía como ellos se complementaban a la perfección siendo tan diferentes.
Kaleb se preocupaba mucho por sus calificaciones al igual que yo, y honestamente era algo que me fascinaba ya que se nos hacia muy fácil cuando teníamos trabajos grupales y ambos compartíamos nuestros apuntes, a diferencia de Ema, que las calificaciones para ella no era lo mas importante, y a pesar de que era inteligente su conducta la convertía en un fastidio para los maestros. Ambos pasaban por mi departamento y me recogían en la calle principal cada mañana para ir a la universidad.
La primera semana de exámenes había terminado, y solo podía decir una cosa. CAOS.
Incluso sospecho que he perdido más cabello del estrés, por lo tanto lo único que quería ahora era distraerme y no pensar mas en el Origen de la Gramática Española, ni nada que tenga que ver con la Universidad o con Antonio de Nebrija.
Así que gracias a nuestra muy sociable amiga Ema Oslen, iríamos a la fiesta de celebración de una estudiante de semestre superior, aunque para ser sincera en esta universidad tomaban cualquier pretexto para beber y celebrar, algo de lo que yo no me podía dar el lujo muy seguido porque no tenía como opción bajar las calificaciones por una noche de tequila.Sonó mi celular, mientras buscaba mis llaves.
— Hola. — respondí.
—Ya estamos abajo — Gritó por teléfono Ema, la música del auto la podía escuchar incluso desde mi departamento.Antes de salir me miré al espejo nuevamente y traté de mentalizarme que a veces salir de mi zona de comfort sería útil, aunque para ser sincera el vestido ceñido que llevaba esta noche me hacía pensar lo contrario.
— Vaya — Dijo Ema cuando abrí la puerta del auto. — Estás guapísima Anna, luces como toda una elegante ramera. — Comentó con una sonrisa.
—Por lo menos dijo elegante. — Dijo Kaleb.
—Basta ya, ustedes están guapísimos. — Respondí emocionada por esta noche.Llegamos a la nada modesta casa de la anfitriona, y si no fuera por el gran talento de Kaleb para estacionarse en lugares estrechos y desafiantes, no hubiéramos encontrado donde estacionarnos.
—¿Se han dado cuenta la cantidad de autos que hay? Creo que está toda la universidad— dijo Kaleb — Me arrepiento haber venido en auto, porque hoy sí quiero beber hasta perder el conocimiento, aunque sé que mañana la resaca hará que lo lamente. — Añadió.
—Vaya Kaleb que excitante, eso fue lo más aventurero que te he escuchado decir.
—Pues créeme que el maestro de Lingüística provoca que hasta un santo pierda la paciencia. — Comenté.
—Bueno entonces es un trato, nada de pensar en ninguna cosa que tenga que ver con la Universidad. Les juro que si vuelvo a ver al Maestro de Psicología me explotarán los ojos.— Agregó Em.
—Hecho... —Respondimos.El estruendo de una moto ensordeció a todos y cuando giré, vi a Ian estacionándose frente a la casa.
Su acompañante era una chica delgada, y bastante atractiva, ya saben ojos grandes y acechantes, nariz pequeña y labios gruesos, una belleza de esa que ves en televisión o en alguna de esas revistas de moda, aunque por su expresión facial no lucía como una persona muy amigable, y por supuesto se sumaba a la interminable lista de conquistas de Camber.
Desde que entré a la Universidad me he percatado que su gusto es bastante variado y superficial, y que algunas chicas podrían hacer fila con tal de recibir algún tipo de contacto con él. ¿Por qué? Además de por popularidad y poder, no lo sé, siendo un completo cretino y teniendo su autoestima por las nubes solo me resulta alguien vació.
Habían varios rumores sobre él, y aunque no me interesaba era imposible no escucharlos ya que Ian Camber era uno de los más populares y siempre hacía algo que provocara que las personas hablen, algunos decían que quizás su promiscuidad se deba a que es homosexual y no tiene el valor de confesarlo, y para camuflarlo intentaba salir con todas las chicas de la universidad posible para aparentar otra cosa, ojala ese fuera el caso, aunque yo estaba muy segura que su solidaria e inestable situación amorosa era el reflejo de su arrogancia y de su presumida costumbre de ver a todos por encima de su hombro, por lo tanto a él nadie la parecía suficiente, también decían que como estudiante y como Presidente del consejo era excelente, pero como persona era terrible, su círculo de conocidos era enorme pero su círculo de amigos era muy limitado, quizás dos o tres, exagerando, y solo se codeaba con los estudiantes de familias mas adineradas e importantes y claro estaba que muchas de sus amistades eran por intereses sociales; escuché que él nunca invitaba a salir a nadie, siempre que se lo veía con alguna conquista era porque ellas les proponían y el aceptaba sin ninguna molestia, también escuché que en una fiesta estuvo con tres chicas al mismo tiempo y que se acostó con dos hijas de los de la junta directiva.
Dejó de provocar o de meterse en peleas desde que se volvió presidente del consejo de la Universidad. Escuché que la mayoría de sus fines de semana estaban llenos de fiestas incontrolables y que tenia muchos privilegios injustos solo por ser un Camber; pero en fin, aquello eran solo rumores.
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Amarte duele...
RomanceAnna es una chica común. Vive en Santa Val un pequeño pueblo del país Marcella. Ella y su familia eran de clase media y tenían una vida tranquila. Todo cambio para Anna cuando obtuvo una beca para asistir a una de las Universidades mas prestigio...