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- ¡SLYTHERIN! - gritó el sombrero.

No me lo puedo creer, por lo que me han dicho, en esta casa todos se creen superiores. Miro a mis amigos los cuales tienen una expresión triste en su rostro, definitivamente ya no tengo tantas ganas de empezar este año de Hogwarts. Me dirijo hacia mi mesa la cual está aplaudiendo por la elección del sombrero. No puedo pensar mucho más ya que me siento al lado de dos gemelas.

- Hola, soy Hestia, y ella es Flora, mi hermana gemela - dice presentándose - por la expresión de tu cara me atrevo a decir de que no te ha gustado quedarte en Slytherin.

- Bien visto, como habréis escuchado soy t/n t/a - respondes - es que mis amigos están en Gryffindor.

- Ya veo que te llevas con el "Trío de Oro" - sonríe.

- ¿Trío de Oro? ¿Qué es eso? - alzo una ceja en señal de que no sé de qué me está hablando.

- Así se llaman aquí Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasly - explica Hestia - se llaman así debido a sus aventuras en sus anteriores tres años.

- Eso no me lo han dicho... - susurré pero a la vez de que me podía escuchar - ¿a qué aventuras te refieres?

No le dió tiempo a describirme las supuestas historias debido a que Dumbledore dió comienzo al banquete. Mágicamente, apareció toda clase de comida dulce y salada con una pinta increíble. Estuve conociendo a Hestia y me cayó genial, para estar en Slytherin es súper agradable.

- Bueno Hestia, me voy con Pansy - respondió Flora, yéndose con una cara de asco hacia mí.

- Creo que a tu gemela no le he caído muy bien - le digo a Hestia.

- Déjala, ella es así y no le tienes que hacer ni caso - puso los ojos en blanco.

Terminamos de cenar y nos fuimos a nuestra sala, estábamos siguiendo a un prefecto, yo seguía riéndome con Hestia de anécdotas para así conocernos mejor. Llegamos a un sitio  donde habían como mil escaleras y cuadros colgados en las rugosas paredes, nos montamos en uno y nuestro prefecto dice:

- Agarrarse bien a la barandilla - se dió la vuelta y era Malfoy, ¿cómo le pueden dar un puesto tan importante a un idiota como él?

- ¿Para qué? - susurré a Hestia.

- Ahora lo verás, pero tú hazlo - rió por lo bajo.

No me dió tiempo a preguntarle el por qué ya que noté un temblor por las piernas. En un abrir y cerrar de ojos se estaban moviendo las escaleras; miré a Hestia con una cara de sorpresa pero a la vez que sepa de que me estaba divirtiendo, ella se reía al ver mi rostro. Las escaleras pararon y se posaron sobre otro pasillo, a medida que íbamos avanzando las paredes tomaban un color con tonos oscuros de verde y negro. Llegamos ante una puerta en el que dijimos un código para poder entrar, era increíble esa sala.

Lo que más predominaban eran los colores de Slytherin, había una chimenea en la sala común con la cuál me sentía cálida y acogedora, en primera vista y si me dijeran de describir la sala con tres palabras, escogería: elegante, dominante y auténtica.

- Chicos, las habitaciones de las chicas están a la derecha y la de los chicos a la izquierda - explicaba mientras señalaba donde estaba cada cosa.

Me dió tiempo a observarlo un poco; alto, un cabello rubio sedoso con su corte característico, mandíbula marcada y unos ojos azules o no sé de que color, no pude detenerme mucho en mirarlo ya que Hestia me llamó para ir a ver nuestra compañera de habitación.

Subimos unas escaleras de color negro brillantes, vimos de que nos había tocado juntas, y fuimos corriendo a ver nuestro cuarto. Hestia ya lo había visto en los demás años que estuve aquí por lo que no estaba muy emocionada... Todo lo contrario a mí, no sabía como explicar aquella enorme habitación con dos camas gigantescas elegantes, me tiré a la cama y como lo suponía, era comodísima.

GANAS NO INDICADAS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora