— Que carácter —. bufo hacía al techo y se fué.
Acaricie sus piernas que mantenía cerradas. CERRADAS, A MÍ. ok, John tranquilo sí tal vez Paul está molesto. ¿Entonces para que vino? Vino a hacerse el buen marido. Que no haga reír de ironía. UN BUEN MARIDO SERIA QUE ME DEJARA HACERLE EL AMOR. No siendo relevante en dónde. Ah ya sé, quizás tenía que ser a fuerza en un colchón y no en el suelo. Claro su etiqueta tenía que ser alta.
— John. No te enojes es,.. — Calló.
— ¿QUÉ? —. Lo aprese en la pared fría de la celda.
— No es el lugar.
— ¿EN DÓNDE? En una cama King Zine y en tu casa lujosa. Oh tal vez deba decir. Señor McCartney me permitiría penetrarlo en esta celda debajo de su categoría — Levanté su camisa.
Paul negó e intentó apartarme.— No, John. Soy tuyo y lo sabes pero hay algo que tengo que contarte.
Apreté sus nalgas y besé su cuello.
— Puedes decirme mientras te hago el amor —. Lo solté y desate el cinturón de su cintura.
Paul dejo que lo besara y que lo desnudara. Ya desnudo hice lo mismo con mi ropa y urgido lo penetre sintiendo aquella liberación de Lujuria y placer en su entrada. Suspire y me moví rápidamente en un ritmo bárbaro.
—. Ah, John, John,.. Acepte un trabajo, ah, ah,.. Una agencia de modelos, ah, ah ¡AH! — Acercó sus labios a mi boca pero lo aparte.
—. ¡QUEEEE!
Salí de él sin cuidado y provocándole un quejido de dolor.
— Auch. Sí, John. — hizo una mueca de desagrado.
— ¿QUIÉN TE DIJO QUÉ YO ACEPTARÍA TAL LOCURA? — Encare nuestros rostros. — Eh, crees que voy a dejar que poses sin ropa para que OTROS TE MIREN.
— Pero necesitamos el dinero.
— NOOOOO — grite en coro. — Prefiero pudrirme en la cárcel antes de verte desnudo en una revista.
— Lo haré sin tu permiso — Se levantó y recogió su ropa.
¿Me estaba desafiando? ¿Yo? Haber, haber creo que de verdad le había hecho daño cerebral por los golpes. No hay otra explicación para tal locura. Posar desnudo en una REVISTA por dinero. ¡DESNUDO! Sería la comidilla de mis amigos en el trabajo y de pensar que lo verían TODOS.
— Harás lo que yo te diga — Lo jale y enterré mis dedos en sus brazos.
— Lo haré y lo haré por tí.
Se vistió alejado de mí furia.
—. ¡LO HACES Y ESTE MATRIMONIO SE ACABA!
Grité.
Por un momento pensé que se retractaria de su idea. Pero no. NO SE RETRACTO se fue dejándome hablando solo. Solo al igual que un completo imbécil. ¿Eso era? El imbécil que tenía un marido atractivo y que pronto lo verían todos los hombres y mujeres de la ciudad. No señor. No lo voy a permitir o me dejó de llamar John wiston Lennon.