¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—. Ella es Yoko Ono, te ayudará a superar esa preocupación tuya.
Presentó, Jack a esa mujer de pelo rebelde.
Ella tenía una mirada cínica, una mirada que nada me agradaba.
—. Paul, ella nos ayudará para que puedas superar tu miedo a tener hijos.
Yoko sonrió, era una sonrisa curiosa.
—. Así es, yo te voy ayudar a que afrontes tus miedos, Paul —. dijo resaltando miedos.
Jack me besó.
No cerré mis ojos, y miré que Yoko nos observaba, eso me inquietó.
—. Luego te veo, cariño.
Se fué, dejándome con esa extraña mujer.
—. Platícame de John —. hablo sin tapujos.
—. ¿John? ¿Cómo sabe de John? —. Me estremecí.
Yoko parecía disfrutar de mi miedo, pero cambio su cara por una profesional.
—. Jack me platico de él. De qué eras su esposo, pero luego te aburriste de él y lo abandonaste en la prisión — atacó.
—. Yo no lo dejé, él me hizo daño —. Justifique.
Yoko achico sus ojos, para luego reírse.
—. Yo te veo, bien.
—. Fue hace mucho. — dije.
—. Dos meses después, te volvías a casar con otro hombre. ¿Acaso disfrutas que te entierre su pene, en tí, cierto? A puesto que sí, sí Jack te dejará buscarás a otro, y así. Hasta que te sacies de esa belleza, que usas a tu favor. ¿Te agrada volver locos a los hombres, Paul? Qué tengas tantas cogidas al día por tu marido pero te niegas en darle un hijo.
Yoko se acercó, sonriente.
—. Sí, lo haces.
Me sentí atacado por ella, ella que venía a ayudarme parecía detestarme.
—. ¿Te lo hace bien, Jack? ¿Tanto cómo John lo hacía? Dime, Paul. Cuando se va Jack viene otro para ocupar su lugar, o quizás son dos. O no sé, tres podría ser con lo zorra que eres.
—. Vino ayudarme, o a insultarme.
—. Llamas insulto a la verdad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—. No quiero volver a verla —. dije, molesto.
Jack estaba prestando la cena mientras John jugaba por la casa. Parecía que volvía a ser mi pequeño.
—. Es una buena psicóloga. Dale una oportunidad.
—. ¡Me insulto! ¡Me llamo zorra, que no esperé ni un año para que me cogieras, Jack!
Jack seguía moviendo la cuchara para que la salsa de tomate no se pegará.
—. Tal vez, lo malinterpretaste.
Negué.
—. Dijo tantas cosas desagradables.
Jack me acaricio mi cintura.
—. Me encanta tu cinturita, es tan pequeña y fina.
—. No volveré con ella, Jack. He dicho.
Jack negó divertido, pero aceptó.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había algo en Yoko, que no me daba buena espina.
Estaba recogiendo el cuarto de John cuando mire debajo de su cama una bolsa grande de dulces.
John jugaba con sus muñequitos de acción, que no se dió cuenta cuando lo saqué debajo.
—. ¿Que es esto, John? —. Pregunté.
John fue corriendo a quitarmelo de las manos.
—. Es un regalo de mi amigo.
—. ¿Amigo? ¿Qué amigo, John?
—. Un amigo, él me quiere. Dijo que le recordaba a alguien.
Le quite los dulces.
—. No puedes aceptar cosas de extraños, John.
—. Él me los dió. Son míos.
Pero que amigo, quién le daba estos dulces a John.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.