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—. ¡MALDITA PERRA INFIEL! —. Insulte irritado de su negación.
Cynthia me lo había dicho, el me insulto en mi propia casa, en mi cama con ese maldito. Mientras, yo estaba en la cárcel por corregir a mi marido. Cuándo tenía la razón para hacerlo, lo mató. Lo mató, algo dentro me hacía sentir una rabia que me calentaba la cabeza. Sentía que los golpes eran poco para este maldito. Maldito, los dos, malditos pero esto se termina aquí.
Cogí su cara cubierta de un moretón en la ceja, y una sangre en sus labios. Para tomar en mis manos la justicia que debía de tener, con mis manos aprisione su cuello, estrangulando fuertemente.
Sentía que explotaría mi cabeza sí no lo hacía.
¡NO LO HARÁS! ¡NO ERES LO SUFICIENTEMENTE MACHO PARA HACERLO.!
¡ÉL, EN TU CAMA GOZANDO DE TU ESPOSO, MIENTRAS SE LO COGE!
—. Sí, no eres mío de nadien vas hacerlo.
Apreté todavía más su cuello. Paul apenas podía tratar de rasguñarme para que lo dejara respirar. Yo solo quería matarlo, sí el se atrevía a entregarse a otro merecía la muerte.
De pronto sentí un golpe en mi nuca, caí al suelo mientras mi visión se volvía borrosa.
Casí cerraba mis párpados, pero me mantuve un instante despierto para ver a cynthia ayudar a Paul, luego me desmayé.
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