Capitulo 8

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  —

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  —. Te apoyo, hijo. De hecho ya contraté a un detective privado para que busque a Jack. El no puede hacerte esto, es tu hijo. Verás que en unos días mi nieto volverá. La ley está de nuestro lado.

  Ajá, la ley. Esa misma ley que permitía que John saliera de la prisión cuando quisiera. Pero ya no me importaba el siempre sería mi marido, volveríamos a ser una familia. Solo quería ver muerto a Jack.

Le dí vueltas a mi sortija, una y otra vez, ahora volvía a ser su marido. Volvía hacer Paul Lennon. Era de él, ya no había marcha atrás y tampoco lo quería ambos éramos el uno para el otro. Ambos estábamos quebrados.

Ambos locos.

—. Ya lo resolví.

Mi padre me miró y luego suspiro.

—. Paul me preocupas. Creo que sería bueno, que pensarás bien las cosas. Hay algo, algo que veo en tu mirada y es odió. Mucho odio, a Jack. Y eso es algo que te cegara.

—. Estoy bien, padre.

—. De acuerdo, sí dices que lo resolviste te creo.

—. Ajá, mi hijo volverá al lado de su hermanito.

  Dije abrazando mi vientre. Antes, lo hubiera dejado morir pero ahora era algo que me uniría a John, a mi esposo John.

 Antes, lo hubiera dejado morir pero ahora era algo que me uniría a John, a mi esposo John

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   —. ¡Oh, John! ¡John! —. Gemí, sus labios besaban mi cuello.

—. Te extrañe, tu boca, tus manos —. decía mientras me penetraba.

  Su pene, entraba con rudeza. Sentía que podría venirme, pero me mantuvo sobre el colchón y su musculoso cuerpo.

  Ambos llegamos luego de varias embestidas, el estaba tan agitado, que no protesto cuando me puse ahorcadas de él mientras que con la mano ponía de nuevo su pene en mí. Salté, para que disfrutará tanto como Yo. El beso mi boca y sus manos acariciaron mis caderas. Me aferré a su espalda mientras gemia tan fuerte, el me sostenía justo donde su pene se alzaba. Sentía la dureza, pero su semen lo hacía que fuera más fácil de meter.

Besé sus labios, mientras ambos sonreíamos.

Luego de eso, John me retiro de él. Abrí mis Labios para protestar pero no imaginé que Jack fuera tan tonto como para regresar, al menos no tan rápido.

—. ¡QUE CARAJO! —. gritó, enojado.

No me asustó, por qué tenía a John. Con él, nadie podría hacerme daño excepto él. Pero mientras le diera lo que quería estaría bien.

  —. Él —. Señalé con mi cabeza. —. Es mi Marido, John Lennon.

Jack asqueado salió por la puerta.

— Ve por él, John. Hazlo, y me iré contigo.

Acaricié su pelo. El me tomó del cuello para besarme apasionadamente y levantarse de la cama.

Debía sentir lastima por ese infeliz, pero lo único que sentía era alegría. Jack pagaría por atreverse a poner un dedo encima. El único que podría golpearme el John, y nadien más. Pobre de aquél idiota que posará sus ojos en mí.

 Pobre de aquél idiota que posará sus ojos en mí

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