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Cubrí su cuerpo, sus labios y su piel tenían cierto color púrpura por los besos bruscos y las mordidas.
Debía de pensar que haría cuando viniera la policía por mí. Sería muy obvio que fuí yo el que mate a ese policía, no quería dejarlo. No, que sería de mi sin el. Sin mi rayito de sol y sin sus labios o su piel para besarla.
—. ¿Que tienes, amor? — Paul se levantó con dificultad por el dolor de su cuerpo.
Podría hacerlo rudo y el no me diría nada.
—. Vendrán por mí. Otra ves tendré que dejarte. — bese sus labios.
Paul gimió de dolor, aún sentía el calor de sus heridas.
—. No lo voy a permitir. Y sí te llevan iré contigo, estoy seguro que mi papá podrá pagar la fianza sí estamos los dos.
Negué y le sonreí.
—. Hay algo, no es solo eso Paul hay otra cosa que no te he dicho, todavía.
— ¿Que? — Enderezó su mirada.
—. Mate a alguien. Lo hice por tí, para verte otra vez.
Mentí.
— ¿Por eso tenías sangre en tu ropa y en la cabeza?
—. Sí.
—. John, pero no era necesario iba a conseguir el dinero. Y saldrías de ahí pronto. No debiste hacerlo, ¡NO! Era una vida John — se sentó.
VEZ, ES UNA PUTA.
TE LO DIJE LE GUSTA RECIBIR HALAGOS DE LOS HOMBRES.
—. Sí, claro. Desvistiendote para que los hombres miren tus fotos y se masturben con ellas. Que tan heroico es eso ¡ANDA! ¡ABRE TU PUTA BOCA PARA DECIRLO! —. Jale su cabello varias veces.
Paul se arrepintió de decirlo.
— No por favor. ¡OTRA VEZ, NO!
No conté las cachetadas ni los golpes que le dí en su rostro. Pero lo cierto es que me desquite con él, por ser como era,... TAN HERMOSO.
Después de agotarme le pedí disculpas y el las acepto.
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