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Ver su carita con esos ojitos de color miel y con esos cachetes tan gorditos me hicieron pensar en su parecido con John.
Esperaba, que el no heredera la locura de su padre.
—. Tuve una pesadilla, soñe que un mounstro venía por mí.
Estiró sus bracitos, yo lo cargué en seguida.
—. Puedo dormir contigo, hoy. No quiero estar solito.
—. No sé, pequeño, tu padre no le gusta que duermas con nosotros. Pronto cumplirás siete años, cariño.
Lo arrullé en mis brazos mientras le daba un beso en su frente.
Era tan pequeño, tan indefenso.
—. Duerme, cariño.
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Cuándo regrese a la habitación Jack estaba dormido.
Yo no tenía tanto sueño, así que mejor fuí a la cocina a prepararme un té.
Estaba por llegar pero un sobre debajo de la puerta, captó mi atención.
Era un sobre negro, me senté en sillón para leerlo, pero un beso en mi mejilla me hizo tirarlo en el piso.
—. La cama sin tí es muy fría — Jack me abrazo.
Me rendí, el tenía razón, así que Jack me cargo en sus brazos hasta nuestro cuarto.
Adoraba cuando era así, tan romántico conmigo.
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—. Algún día deberá saberlo, Paul. El niño tiene que saber la verdad, tiene que saber de su padre. De John.
—. ¡Por favor, Michael! —. Acomodé los vasos en la mesa.
—. Se que es difícil. Pero es su viva imagen, y sí John vuelve por él.
—. Su padre es Jack. Solo él.
Michael había venido de visita pero ya me estaba cansando con que debería decirle la verdad a John. Nunca le agrado John, y ahora venía a decirme que le hable de él.
—. Sólo creó que es mejor.
—. Yo lo tuve. Yo lo cargué durante meses. ¡Yo sé que es mejor para él!.
Michael asintió.
—. Tienes razón. Perdón.
—. Descuida, Mike.
Jack entro rápidamente.
—. ¡Vengan, rápido! — dijo, con la ropa cubierta de tierra.
Salimos al patio mirando a mi pequeño John pegarle a su primo con una piedra. Ese no era mi angelito, eso no era mi pequeño.
—. John, suelta esa piedra —. Exigí.
Pero John no me hacía caso, tanto era su disgusto que me lo lanzó a mí.
La piedra no era tan grande para lastimarme pero lo que dolía era que lo hiciera.
Jack lo regaño, pero su cara se veía distinta.
—. Pídele perdón.
John se cruzó de brazos y negó.
—. Fue su culpa —. dijo antes de irse.
Michael estaba tratando de ayudar a su hijo mientras yo sentía que el mundo se me venía encima.
Dónde había quedado mi hijo tan amoroso, para dar pie a un niño malcriado.
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