¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—. ¡Aquí! ¡bien hecho! ¡Enséñame más, más!
Decía el fotógrafo, Jack aceptó que volvería a trabajar pero sin descuidar a John.
Richard enfocaba con su cámara el mejor ángulo mientras me abría la camisa mostrando un poco de piel. Solo eso, tampoco quería exponerme tanto ante los demás.
—. ¡Bien, Paul! Quedaron hermosas. Con tu foto, de seguro se venderán muchas revistas.
—. Sí tú lo dices, Richard. A decir no me agrada que tengas que venir desde lejos para esta sesión de fotos.
—. Sí, eso se lo debo a tu esposo. Que no te deja salir al estudio, pero ya verá cuándo lo vea.
Bromeó con una traviesa sonrisita.
—. ¿Qué? ¿Por qué me ves así, Richard? —. Pregunté.
—. Ya entendí, es que quiere el postre listo.
No entendí a qué se refería con postre, pero cuando cubrió sus labios emitiendo una risa supe que quería decirme.
—. No es eso, solo que le preocupa que descuide a John por trabajar.
Richard se acomodo mejor en el sofá, dejando extendidos sus brazos.
—. Ajá, eso nadie se lo cree. — dejo la cámara fotográfica en la mesita.
—. Sí, tu sabes que John es muy pequeño.
Richard abrió si boca pero después se arrepintió, para luego suspirar.
—. Dime. Se que quieres preguntar algo.
Se rasco su pelo.
—. Disculpa mí curiosidad, pero es que el pequeño John no sé parece en nada a su padre.
Tosí, Richard era un buen amigo su único problema es que no tenía vergüenza para preguntar cualquier cosa.