cap. 39

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Las cosas siempre se van a ver peor desde la perspectiva más pesimista.

Adasius subió el rostro de pronto al escuchar un par de susurros entre la oscuridad y la humedad de la entrada a la catedral,no se escuchaba muy bien,se mantuvo oculto por un rato hasta entender bien de qué se trataba.

-¡No!..¡Te quedarás aquí!. Suficiente he hecho con guiarte hasta los míos,Dios sabe que no lo hago con mala intención,te estoy confiando mi vida,y también la de los míos,así que he dicho que permanecerás aquí afuera esperando por mí.
Era la voz de Julianna.
Parminius enchueco el gesto y cruzó los brazos sobre el pecho con paciencia,de nada valía ponerse terco a esas alturas,ahora podía decir que la conocía mejor.

-Que sí mujer,yo haré lo que tú órdenes.

-Y si no haces lo que ella dice,tendrás que hacer lo que yo diga. Ambos se giraron al escuchar a Adasius.
Claramente no le hizo gracia al comandante el comentario del gitano.
Parminius siguió con el mismo gesto inexpresivo en el rostro. Así que para el gitano fue molesto devolverle la mirada.

-Julianna ¿Qué demonios estás haciendo?.. estaba claro que para el gitano aquella acción por aparte de ella era una traición.

-Estoy confiando Adasius.
Su expresión pidió comprensión,sin embargo el gitano no estaba seguro de eso. Suspiró con fuerza dándole la espalda. Sentía el corazón desgarrado,jamás creyó que tuviera que encerrarla a ella. Porque al final de cuentas era su responsabilidad la seguridad de todos ahí dentro,y él era el encargado de la entrada a aquel sitio.

-Lo siento. Dijo en tono neutro. Aunque por dentro las palabras le quemaron la garganta.- Estás detenida,y les sugiero que no hagan nada estúpido, por el bien de ambos,y tú soldado,querías conocer el escondite del fantome,lo verás en persona.

(...)

El gitano lo vió comer con prisa,se notaba nervioso. Malaquías echó el cuerpo hacia atrás llevándose los brazos sobre el pecho y echándole al soldado una nueva mirada de interés.
-Deberías comer más lento,digo...podrías ahogarte.

Esa tonta sonrisa bailandole en los labios hacía que a Amerís se le pusieran los bellos de punta. No era tan ingenuo como para no darse cuenta el juego que el gitano tenía con él. Llevaban días comiendo juntos,bebiendo juntos y hasta durmiendo juntos,pero sólo porque Malaquías había insistido. Le había jurado que no le molestaba,el gitano se iba en las noches y regresaba ya muy entrada la madrugada,así que no había visto a mal compartir el pedazo de madera mal hecho que tenía por cama,eso era mejor que dormir en el suelo con su herida casi por sanar.

-¡No voy a ahogarm... quiso terminar la frase,pero fue imposible. El gitano se había extendido por encima de la mesa y literal acababa de limpiar su labios en el dedo y se lo había llevado a la boca.

-Tenías un poco de...ya sabes,de comida. Sonrío,¡y maldita sea!

-¿A qué estás jugando gitano?.
No le gustaba que le tomaran el pelo.

-¿Por qué piensas que juego?.
La forma en que el gitano le miró hizo que la piel se le erizara desde la nunca hasta la espalda. ¡El muy demonio lo estaba seduciendo!.

-Porque es imposible que estés siendo serio.
Había una cosa que Amerís no podía negar. El gitano era muy atractivo,y estaba cien por ciento seguro de que lo sabía,lo que no sabía era qué diablos ganaba con seducirle.

Malaquías se echó hacia atrás llevándose los brazos sobre el pecho y regresandole la miraba carga de misterio.
-Jamás he sido más serio en toda mi vida soldado,eso tenlo por seguro.

Amerís quiso alegar, simplemente no pudo. Los ojos de Malaquías estaban siendo completamente honestos.

El gitano se levantó,en ningún momento dejó de verle. Quería que el soldado notará la sinceridad de sus palabras. Se detuvo justo en frente de Amerís que parmanecía sentado en su lugar sin salir de su asombro. Tomó el mentón del soldado,jamás desvío la vista y dejó un corto beso en sus labios antes de retirarse.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora