Cap.15

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A Foran,los hombros le cayeron al ver la escena. No sabía quien era el hombre sobre el tejado que estaba siendo acechado por el comandante, pero agradecía no ser él. Cualquiera diría que se veían casi iguales,con la misma vestimenta pero sin serlo. Entonces lo miró escupir y el golpe que recibió como castigo. ¿Quién diablos era? A él le tocaba el rondín,sería él quien informara sobre el cargamento y poco entendía lo que estaba sucediendo. Entonces todo fue claro y su cuerpo se estremeció al ver el rostro de Julianna. ¡No,dios no!
¿Qué pasaba por la cabeza de esa loca mujer? ¿acaso quería morir?. Horas no estaría muy feliz de saberlo,y para ser honesto odiaba ser el mensajero de tan pésimas noticias. La vio hacer una pauta de insensata de obstinación cuando el comandante la tomó con fuerza del brazo y la arrastró tras de él. ¡Joder! La cosa iba a ponerse realmente fea.

(...)

Solan oyó el sonido de muchos pasos acercándose a su habitación y cogió la espada bajo las mantas. La tomó fuerte y esperó a que llamaran a la puerta,luego sin previo aviso ésta se abrió a toda prisa dejando entrar a varios hombres con el rostro desencajado.

-Ha ocurrido algo... Dijo éste. Adasius subió el mentón, su mandíbula se veía rígida al igual que sus puños. Él aún tenía un aspecto joven y protector,lo que le hizo recordar a Foran y lanzó un vistazo a la espalda de Adasius. Ahí lo encontró, con el aliento entre cortado y las mejillas rebosantes en color.

-Señor...,es Julianna.
Foran contó atropelladamente lo que había visto en el tejado,la forma tan temeraria de la mujer al enfrentar al comandante y la actitud de él con ella. Lo escuchó mientras se vestía con diligencia y se ponía las botas.

-Avisen a Horas lo que ha pasado. Peinó su cabello en una coleta y Horas habló tras él.

-Aquí estoy.

-Excelente-.Respondió. Ven conmigo.
Horas le siguió de cerca sintiendo un cosquilleo nervioso en los dedos,una urgencia desmedida en empuñar su espada contra el hombre ese que tenía a su hermana, y ¿porqué ella había hecho algo tan estúpido? Bien,ella debía tener un buen motivo para haber hecho lo que hizo,pero él no se sentía capaz de dejar algún soldado con vida si no se la devolvían en perfecto estado. Quizá el cielo sentía su pena,quizá el señor también estaba furioso como lo estaba él, porque la noche estaba gris,ni usa sola estrella se asomaba esa noche y el gitano tomó eso como una señal. No estaba pensando con claridad,no estaba alerta,ni siquiera cuando Jeremiah se acercó y le dio un golpe en el hombro se puso en alerta.

-Tranquilo amigo,la vamos a recuperar.
Fue una afirmación que no esperaba para constatar,porque sencillamente él haría que sucediera. No estaba dispuesto a perderla a ella también,suficientes muertos había ya tras la leyenda del fantôme.

-Ellos van a desear no haber hecho enfadar a un gitano. Y el rubio contempló a un hombre desesperado y furioso. Y en algo tenía razón,en que no dejarían a nadie vivo si no lograban recuperar a Julianna.

La camisa se le pegaba a la piel,y aunque la noche era fresca,el gigante seguía sudando por todo el cuerpo.

-¿Qué mierda estaba haciendo ella en ese lugar?. Preguntó alguien, Malaquias. Solan se detuvo un momento al ver que Gabrielle se había acercado casi corriendo,sus mejillas tenían un color rosado y los ojos brillosos. Nadie le respondió,ni siquiera Foran que también se había detenido al ver la urgencia de Gabrielle.

-Señor,por favor.
El muchacho había escuchado en los pasillos voces acaloradas que buscaban una buena explicación para lo que estaba pasando,pero para él todo estaba muy claro,hiciera lo que hiciera irían por el comandante. Aun así quiso rogar por su vida. Todos seguían callados,esperando la respuesta de Solan,pero fue Malaquias quien de un manotazo alejó al muchacho.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora