Cap.5

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Gabrielle comió con desesperación, tomó un trozo de pan y se lo llevó a la boca al mismo tiempo que daba un enorme sorbo al tarro de vino. El líquido entró por su garganta provocando un doloso espasmo al igual que la dura corteza de el pan. Habían pasado muchos días en los que no había probado bocado alguno,tantos que había perdido la cuenta y la lucidez. Adasius lo contempló sorprendido,habían pasado por lo menos cinco días desde que lo capturaran y aun seguía vivo. La idea le sorprendió,no era mayor que Foran, si acaso un año o menos. No comprendía como es que alguien tan joven se unía a las lineas de Phillippe aun a sabiendas de que en nada bueno acababa esa tonta decisión.

-Come despacio muchacho, te atragantaras.
Gabrielle no le miró ni por un instante,sus manos mugrientas tomaron el pan con desesperación para llevárselo a la boca y bebió como un desquiciado.
Adasius sonrió,pobre crío, si supiera lo que le esperaba con la llegada del Fantôme.
Pero ya un poco curioso,al notar que el hombre le miraba con atisbos de comprensión, Gabrielle se giró para verle el rostro por completo. Adasius le sostuvo la mirada de igual forma. Su nariz aguileña hizo un resoplido al entender que aquel pobre diablo trataba en vano de ganar su simpatía. Y no porque Adasius fuera tan cruel como cualquier otro de los delincuentes que rodeaban a Solan,muestra de ello,era que su hijo le acompañaba la mayor cantidad de veces, y por ningún motivo permitiría que algo le sucediera a Foran,simplemente era que cumplía ordenes.

-Señor.
Le llamó el joven bajando la mirada levemente, tratando de mostrar un poco de cordura -¿Qué pasara conmigo?.
Si de algo pudiera servir lo que ese hombre le dijera lo aprovecharía. Por nada de el mundo pensaba seguir en ese lugar,lucharía hasta el último aliento de su vida con tal de salir con vida de ese lugar y volver a ver a su padre de nuevo.

Su padre....

-No me preguntes a mi chaval,tu suerte no me corresponde,en todo caso pregunta a Horas,que fue quien te trajo con él.

De nuevo la incertidumbre de saber que iba a pasar con su vida. Perdió el apetito de pronto,no alcanzaba a comprender que era lo que hombreton quería de él. Le temía hasta los huesos,era uno de esos temores ensordecedores que paralizan el cuerpo y aturden los sentidos, sin embargo, notaba cierta simpatía de el hombre hacia su persona.

-Asegura que soy su mascota.
Escondió la mirada avergonzado. Que alguien lo humillara de esa forma era lo más denigrante que jamas viviera,pero tampoco que pudiera hacer algo.

Adasius negó ligeramente con la cabeza,estaba sentado en una fría base de concreto mirándole muy fijamente.
-Tienes suerte chaval-. Adasius señalo con trozo de pan en la mano y la boca rebozando de migajas-Horas es un demonio sin remordimientos,pero se vuelve un crío con sus mascotas; De sus labios colgó una sonrisa socarrona.

Esas palabras no lo tranquilizaban precisamente, pero se sentía peor que un perro.

Gabrielle pensó que su suerte estaba echada desde el mismo momento en que el fantôme lo había capturado. Algunos apenas si sobrevivían, y algunos otros,tal vez muchos no veían de nuevo a sus familias jamas. Ahora,tras llenarle la barriga se sentía afortunado,había salido sin un rasguño,uno que otro golpe, pero nada de cuidado a comparación de sus compañeros. Solo un corte superficial en la ceja,y el mas humillante hacia su persona al saberse mascota de un monstruo. Al empezar a fregar el piso cuarteado su carácter había quedado anulado,dejándole fuera de combate como a su valor.

Adasius se había apresurado a ponerle el grillete y le había advertido lo que pasaría si trataba de escapar. Cada par de minutos miraba hacia la puerta de entrada temeroso e impaciente por saber su destino. Pero ¿cuántas veces había escuchado lo que pasaba con la guardia del rey?. Entonces para qué preguntarse,si su destino estaba marcado.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora