Cap.23

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<< El miedo es para enfrentarlo,no para vivirlo>>.

Dos pasos eran los que le separaban de él, y desde esa distancia podía oler el nerviosismo del chiquillo. Era una dulce mezcla de placer y anhelo el que sentía recorrerle por las venas,trató de contenerse,pero ¡Joder! No podía,él le atraía demasiado. No sabía si era la inocencia que aparentaba tener,o el miedo que sabía le tenía.

-No,no te muevas-. Pidió al llegar al lado suyo y ver que Gabrielle trataba de retroceder,lo que le fue imposible al estar tan cerca de la pared. Con un pie tanteó y se percató de que el fantôme lo tenía apresado. Apretó los puños a los costados esperando el primer golpe que no llegó.

-¿Crees que te voy hacer daño?. Le preguntó Solan al ver sus manos fuertemente apretadas. Gabrielle subió la mirada y tragó un pequeño nudo. Claro que creía,sino entonces para qué le acorralaba de esa forma,pero no dijo sus dudas en voz alta,sólo asintió muy levemente con la cabeza y bajó el rostro.

-No,hoy no lo haré. Le dijo al oído y un escalofrío le recorrió parte del oído y el cuello. Sentía los latidos de su corazón retumbar a su espalda,sobre la pared,los sentía en los oídos y la garganta. Sintió sus brazos temblar también y un calor nuevo que se instaló en su pecho, algo que Gabrielle no recordaba haber sentido. No le dio miedo buscar los ojos del fantôme, al contrario,quería verlos ahora,sentía una urgencia desmedida en verlos. Le miraban claro,le miraban con ardor y Gabrielle entendía eso,no era tan estúpido para no entender las señales de su propio cuerpo,pero...¿Era correcto que quisiera seguirlas?.

-S..Señor....

-¡Shh! No,no pequeño,no pienses,sólo siente.

No supo si fue una orden o una suplica,pero lo hizo. Dejó que su mente dejara de gobernar su cuerpo por un momento y se perdió entre el aliento que Solan empezó a derramar sobre sus labios. Aun no le besaba,solo tenía los labios muy cerca de los suyos dejando que ambos alientos se mezclaran. Pero esa simple caricia le hizo dar un suspiro de anticipación que Solan agradeció y entendió de inmediato. No fue suave con él cuando le subió los brazos sobre su cabeza y dejó que sus labios se unieran por fin en el beso que ambos estaban deseando. Con una mano le sostuvo las muñecas y con otra le acaricio la cintura. No quería asustarlo,quería poseerlo,pero no obligarlo a nada. Quería que Gabrielle sintiera el mismo deseo que él estaba sintiendo por ese cuerpo pequeño y hermoso. Y Gabrielle pudo sentir la fuerza de su beso y la suavidad de sus caricias. Entonces Solan lo soltó y él sólo pudo hacer lo que estaba deseando,pasó su mano por su cuello y con otra lo atrajo mas cerca suyo.

-¡Gabrielle!-. Gruñó Solan con desesperación y volvió a comerle los labios. No supo con certeza aquello,pero realmente era lo que menos importaba ahora, ya después tendría tiempo de poner en orden sus ideas,sólo se dejó guiar por esas manos que parecían expertas y por esos labios que prometían el ardor mismo. Subió ambos brazos logrando colgarse de su cuello y profundizar en sus labios ardientes,y aunque no sabía si estaba haciendo bien las cosas,el fantôme no se quejó. Pero de pronto, él dejó de besarlo y le hizo girar contra la pared,haciendo que su mejilla sintiera el frescor al ser pegada a la pared,tampoco le estaba permitiendo moverse mucho,como si temiera que fuera a cambiar de opinión y quisiera apresarlo.

-¡Oh,pequeño,me estas volviendo loco!-. Exclamó Solan entre jadeos roncos,y Gabrielle sintió un cosquilleo también nuevo en su entre pierna. Solan le pegó los labios a la otra mejilla y los restregó por ella hasta encontrar un nuevo camino a sus labios.

-Te gusta esto,te gusta tanto como a mí.
Le repitió al oído,pero no se sentía con el valor para decir que sí,pero no era necesario, su cuerpo hablaba solo. Con cada caricia nueva que Solan le dejaba en el cuerpo,Gabrielle dejaba escapar un nuevo y pequeño gemido que hacía que Solan se sintiera mas apresado por la pasión que venía consumiéndolo. A pesar de que no quería asustarle, si le dejó muy claro lo que quería de él al llevar una mano a su miembro y repartir varias caricias sobre él, y el como sus dientes prometían nuevos pequeños mordiscos a su lóbulo,haciendo que Gabrielle empezara a desfallecer en un nuevo placer que aun no conocía.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora