Cap. 11

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Desde hacía un tiempo permanecía encerrado en su habitación y se negaba a responder a todo aquel que se había atrevido a llamarlo. No necesitaba la compañía de nadie, mucho menos sus miradas piadosas. Quería desaparecer, deseaba cerrar los ojos y no volver a abrirlos, deseaba no sentir toda esa rabia que hasta ahora era lo único que lo mantenía vivo, solo desaparecer. El incesante golpeteo en la puerta lo trajo de nuevo a la realidad...No podía huir. La cabeza le daba vueltas,se levantó algo mareado e iba a arrancarle la piel a quien se atrevía a llamar de esa forma, pero el único que lo hacia era Horas. Avanzó unos pasos y de nuevo el golpeteo fuerte se escuchó, Solan apretó los dientes molesto y murmuró una maldicion. Al abrir la puerta se sorprendió de su error,no era Horas quién había llamado,era Malaquias, y por su rostro y dureza no estaba de buen humor.

 

                —¿Puedo pasar?.
Solan se encogió de hombros y se hizo a un lado, dejando que Malaquias entrara una vez más en su dormitorio. Lo contempló un minuto,él era un hombre rudo y posesivo que no se dejaba dirigir tan fácilmente, tenía el cuerpo lleno de cicatrices que le recordaba lo peligroso que podía llegar a ser,sin embargo,seguía siendo fiel, aunque, en un principio Solan se había negado a darle asilo. Se quedó parado cerca de la puerta mirandole.

               —He visto como mirabas al crío ese que Horas protege. Solan arqueó  una ceja al comprender la actitud   hosca de su amante.

              —Estas celoso.
Se burló,y Malaquias se preguntó hasta cuándo dejaría de perder el tiempo con Solan. No le venía en gracia que Horas hubiera traído con él al muchacho ese y mucho menos la atención que Solan le daba. Aunque también sabía que Fantôme no era alguien que se dejara aprisionar,como de la misma forma él no era alguien que se dejara engañar.

         —Ambos sabemos cómo están las cosas. Respondió en tono severo, pero Solan seguía inexpresivo.

                 —Entonces no sé el porqué de la rabieta.
Esta vez la burla fue más obvia para Malaquias que le lanzó una mirada furiosa. No estaba dispuesto a perder lo poco que llevaba avanzado,mucho menos por un traidor.

Arrinconándolo, Malaquias se movió con rapidez y le aprisionó los labios, a pesar de que se resistió, el efecto fue abrumador. Debía reconocer que estaba casi sin aliento cuando los labios de Malaquias subieron por su cuello hasta llegar a su lóbulo y dejar pequeños lametones por su camino. Aunque quiso poner resistencia, no pudo. Las piernas le fallaron y una sacudida de placer le recorrió por la espalda, tenía la piel sensible y Malaquias jugaba con su falta de cordura.
Su amante fue bajando por su pecho y metió la mano entre su piel y la camisa hasta llegar a sus pezones aún sensibles.

Un jadeo ronco le sorprendió, y más aún al notar que su voluntad ya era nula,Malaquias le estaba enloqueciendo. No tardó en deshacerse de la vieja camisa del Fantôme, le estorbaba para repartir besos húmedos por  la piel de su pecho. Subió la vista, pero Solan ya no luchaba, se dejaba llevar y Malaquias aprovechó su suerte. Safó el cordel que le sujetaba los pantalones y los deslizó por las piernas de Solan. Éste no se movía, muy pronto lo tenía casi desnudo y Malaquias le besó la piel,entre la ingle y la estrecha cintura. Solan se arqueó de placer una vez más al sentir el calor de la lengua de Malaquias sobre sobre la punta de su miembro. Podía sentir el calor de la piel de su amante,el tacto ardiente de su mano jugando con su hombría hasta verla perderse dentro de su boca. Soltó un suspiro ahogado, su lengua estaba caliente y húmeda y le estaba llevando a la locura,era un vaivén constante que no le dejaba pensar,que le nublaba los sentidos y lo dejaba sin voluntad. El amante se dio cuenta que lo estaba dominando y aceleró sus labios sobre el miembro de Solan, él gruñó con placer. Lo bombeó unas cuantas veces más hasta que el Fantôme se convulsionó de placer llenándole la boca con su esencia.

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