El palacio de su majestad era todo lo que Julianna soñó que sería, no, más de lo que ella había soñado. Sonrió con la mirada soñadora. Melchor detuvo la caravana y echó un largo vistazo seguido de un silbido—¡Caramba,es más grande de lo que imaginé — soltó el gitano. A la fiesta del rey fueron unos cuantos acompañando a la chica, Melchor por ser el líder, Lucía por ser su amiga, Adasius por ser su protector autoproclamado, y por supuesto, Horas su hermano. Ella llevaba un sencillo vestido de colores, verde, violeta y blanco que sabía le favorecían.
El grupo se acercó a la entrada del palacio con jococidad, entre risas y silbidos de admiración, entonces un guardia los detuvo. A Horas no le gustó la mirada que el guardia les estaba dando, los estaba inspeccionando, quizá su atuendo llamativo era lo que incomodaba a aquel hombre.—¿Quienes son ustedes? Preguntó con la misma mirada despectiva. Melchor se adelantó haciendo una reverencia un poco exagerada y sacó una invitación de entre su ropa.
—Somos invitados especiales del rey. Se colgó de su chaleco y les devolvió la sonrisa a sus compañeros. Julianna estaba aterrada en ese momento, el miedo le estaba comiendo el estomago ¿Si no le dejaban entrar? ¿Qué pensaría el rey, que no deseaba verlo?.
El guardia subió la mirada del sobre hacia los gitanos, de un silbido hizo llamar a otro de los suyos, sin quitar los ojos de encima de la caravana. En cuanto el hombre se acercó el primer guardia le ordenó al oído, éste también echó un vistazo de incredulidad y corrió dentro de palacio.—Disculparan que los haga esperar, ya saben,tengo que confirmar que lo que me dicen sea la verdad. Respondió sarcástico.
Adasius dio un bufido desesperado y se cruzó de brazos(Que mejor, ellos nada pintaban en aquel lugar, él era el primero en desear que Julianna jamas hubiera aceptado la invitación del rey).
La chica abrió un poco los ojos con miedo, ¿Por qué aquella gente pensaba que era mentira? Era verdad, ellos no eran nobles, pero tampoco eran capaces de inventar algo tan absurdo que su majestad mismo podía desmentir. También se desesperó como el resto, pero para ella era peor la espera, el rey podía creer que no había aceptado la invitación y sentirse ofendido. La noche empezaba a caer y con ella el frío viento le acarició el rostro. El guardia había tardado mas de lo que ella hubiese deseado. Podía escuchar la musica envolvente, e imaginó a las mujeres nobles danzando con alegría en sus coloridos vestidos hechos por manos artesanas, no como ella que había hecho su propio vestido de telas que había conseguido por una danza bien hecha. De pronto a lo lejos vio a un hombre rubio joven, iba acompañado de una dama que colgaba de su brazo. Ella reía ante las palabras del joven, se notaba enamorada y febril. Entonces un nudo se formó en el estomago de la gitana, era el rey. Él le sonreía a la chica de forma amable, se notaba sanamente interesado en la joven dama con la que iba acompañado. De pronto, el mismo guardia que había entrado hace ya casi una hora, salió sobre saltado y casi sin aliento, se acercó al hombre que lo había enviado y de la misma forma se acercó y le habló al oído. Los gitanos pudieron notar el cambio en la mirada del guarida y su ausencia de color.—¡Adelante! Pueden pasar. Les respondió tratando de mantenerse erguido. Melchor fue el primero en soltar una risilla jocosa. El gitano líder estaba seguro de que los dejarían entrar, pocos hombres podía resistirse ante la belleza de la pequeña Julianna y este rey no sería la excepción. Pero para ella la situación había cambiado. ¿Cómo pudo si quiera creer que el rey estaría interesado en ella?.
La gitana siguió el paso sin poder quitar los ojos de aquella pareja que se notaba tan feliz. Realmente había confundido la mirada de sincero interes que el rey le había dado, de pronto sintió un jalón en su ropa, había ido tan distraída que ni siquiera se había recordado el hecho de que iba acompañada.
–Estas muy distraída, qué tienes.
Lucía era pequeña en comparación a Julianna. Su cabello cobrizo y sus ojos luminosos hacían desear robarle un pellizco de mejillas. Julianna no, ella Lucía como una amazona joven, tan llamativa y cautivante que su amiga escondía celos en su corazón. No deseaba odiarle ni mucho menos. Pero la forma en que Adasius la deseaba era frustrante. Él pasaba la mayor parte del tiempo contemplandola a lo lejos, buscándole con la mirada y ella ni siquiera se daba cuenta del enorme amor que él le tenía, así como Adasius no veía el enorme amor que ella sentía por él.
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El Color del Dolor
RomanceSinopsis: Gabrielle es un joven soldado ingenuo y noble, que tras una dura pelea cae en manos del delincuente mas despiadado que ha pisado las calles de París, entregado a su venganza de hacer pagar a los malditos que marcaron su cuerpo y alma de do...