Capítulo 28

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En algún punto del día he vuelto a quedar inconsciente, no sé qué mierda me están inyectando pero es muy fuerte, me deja fuera de todo raciocinio, completamente débil, atontada, hecha un asco. ¿Cuántos días más tendré que pasar por esto?

Me han cambiado de habitación hace una hora, han dejado las cadenas atrás y me tienen atada a la cama, con poca movilidad y totalmente drogada. Es una buena técnica y aunque ahora estoy lúcida, estoy demasiado fatigada como para levantar la cabeza siquiera.

Se escuchan dos toques suaves en la puerta, hago una mueca de desagrado pues lo último que quiero ahora es ver la estúpida cara de Dierk pidiéndome que juegue a ser su muñequita.

—No estoy de humor— increpo con voz indiferente.

—¿Mamá?

La voz de Viktoriya me hace levantar la cabeza de inmediato, no puede ser cierto. ¿Qué está haciendo aquí?

—¿Por qué estás atada?— se acerca a mí y yo no puedo dejar de verla. No, demonios, no. Ella no puede estar aquí por voluntad propia —Dios, dijo que no te lastimaría.

—¿Qué haces aquí, Viktoriya?— pregunto de forma severa. No quiero creer que mi propia hija me ha traicionado, que me ha vendido al diablo —Dime que aquí no has estado todos estos días, hija mía.

—Mamá, lo siento. Juro que no quería que esto pasara, pero papá... él no quiere pelear— me toca en el muslo pero me sacudo con violencia.

—¿Papá? ¿Lo llamas papá? ¡Intentó matarte, Viktoriya, cuando eras una pequeña bebé!

¿Cómo mierda llegó aquí? ¿Cómo supo que estaba vivo? Siento un dolor agobiante en el pecho al notar que mi propia sangre me ha traicionado, que mi hermosa victoria está aquí con mi más grande enemigo. He sentido la ira de la traición, pero jamás como ahora. Es mi hija, yo la parí, la crié y se va con el primer extraño que le promete amor.

—¡Eso no es cierto!— me grita —Tú inventaste todo. Él me amaba y tú me arrebataste de su lado. Me negaste la oportunidad de tener un padre, mamá. Pero él está vivo y lo único que quiere es que formemos una familia, como siempre debió ser— sonríe como si estuviera drogada. Está completamente desquiciada.

Dejo salir una carcajada larga y divertida ante las palabras de mi querida hija. ¿Cómo puede ser tan tonta? Dios, creí que la había criado bien, que la había hecho fuerte e inteligente como yo. Ya veo que fue un esfuerzo en vano y que sobrevaloré su existencia.

Que gran decepción.

No veo a mi hija frente a mí, ya no. Sus palabras han borrado de mi mente la imagen de mi pequeña, sustituyéndola por la de una potencial adversaria.

Viktoriya me mira como si me hubiera vuelto loca, sus ojos azules, asquerosamente idénticos a los de Dierk, me observan con pena y desconcierto. Ella no está preparada para este mundo, es demasiado ingenua.

—¡No seas estúpida, niña tonta! Te ha lavado el cerebro— escupo —No existe tal cosa, Dierk solo quiere destruirme, volverme nada y si tiene que utilizarte para ello le da igual. No le interesas, nunca fue así, solo eres su marioneta.

—¿Por qué no puedes aceptar que sea feliz, mamá?— me grita con voz quebrada, ya no me causa lástima su sufrimiento. Ya no. No en esta situación  —Eres egoísta, no te importa nada, nunca me amaste. Él sí, me toma en cuenta, me incluye en sus planes. En cambio tú, sigues tratándome como si fuera nada incluso cuando estás atada y vulnerable ante nosotros.

Niego con la cabeza. Esto no puede ser real, no puede ser cierto. Estoy en una pesadilla a causa de las drogas, estoy segura. Mi hija, la que hice a mi imagen, no puede ser la boba mujer que tengo para frente a mí. No puede ser tan patética, me niego a creerlo.

Reina Rusa© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora