ViktoriyaMe aburro como mula aquí, miro el techo mil veces al día, ya sé cuantas grietas tiene y también sé que necesita mantenimiento urgente. Jessika desapareció hace tres días y me ha dejado literalmente encerrada en esta maldita casa. Las puertas están cerradas, las ventanas bloqueadas, no sé qué más hacer para intentar salir de aquí.
Me voy a volver loca. Salí de una jaula de oro para meterme en una celda mugrosa y sosa. Me levanto de la cama ya frustrada y camino por el pasillo. Todas las habitaciones están accesibles excepto una, he intentado abrirla pero no lo logro. Sé que esconde algo ahí, información de la persona que dice estar a cargo de todo. Muero por saber quién es.
Tomo el pomo y lo fuerzo con todas mis fuerzas pero es inútil. Resoplo frustrada y voy a la habitación de Jessika, comienzo a buscar entre todas sus cosas para intentar dar con una llave o lo que sea. Cuando no encuentro nada en los cajones doy una vuelta completa sobre mi eje y como si fuera magia, el colchón se ilumina ante mí. Lo levanto justo en la esquina inferior derecha y ahí está, una pequeña llave dorada.
—Es tan predecible— canturreo.
Corro hacia la habitación cerrada y descubro un pequeño estudio pulcro y ordenado, como si nadie hubiera estado aquí jamás, pero sé que no es así, ella pasa tiempo metida aquí, en este lugar tiene sus llamadas misteriosas, aquí lee sus mails y sus mensajes. Comienzo a buscar lo que sea, un nombre, un número, cualquier cosa que me ayude a descubrir quién esté atentando contra mi familia.
Quiero el Linaje, pero no bajo el costo de que todos con los que crecí mueran. ¿Qué me quedaría entonces? ¿Una profunda y vacía nada? Solo deseo molestar a mi madre, no hacerle un funeral.
Cuando pienso que no voy a conseguir ni una pista aquí, una nota en un post-it reluce pegada al computador: llamar a ME. ¿ME? ¿Quién diablos es ME? Piensa, Viktoriya, no puedes ser tan tonta. Inicia con los nombres, elimina a todos los que trabajan en la casona que no llevan un nombre con M, se reduce a tres y uno de ellos no vive en Rusia. Ahora de esas dos personas, una que lleve apellido con E.
¡No puede ser!
¡Y lo descubrí yo sola!
Solo tengo que hacerle llegar un texto a Valentina pero para eso debo encontrar un dispositivo que no esté intervenido por la loca pelirroja. Me controla hasta las selfies, tiene mi móvil duplicado en el de ella. Lo que yo hago, lo sabe de inmediato.
—Espero que te sientas orgullosa de mí, madre. Descubrí a tu impostora— susurro.
—Felicitaciones— salto del susto al escuchar la voz de Jessika —Ahora te falta aprender a ser sigilosa, rápida y astuta— chasquea la lengua y camina hacia mí, deja caer su bolso en el escritorio con un golpe seco y me mira como si fuera un pedazo de mierda —Que decepción, creí que había creado una aliada perfecta en ti, hasta te traje un regalo.
—Tú quieres dañar a mi familia, Jessika, y por más que ellos sean unos insufribles, de todas formas los quiero.
Ella alza una ceja rojiza incrédula. ¿Qué? ¿Pensó que una historia del pasado acabaría con lo que siento por mis padres? Sí que está loca.
—Entonces tienes que escuchar una versión de la historia que nadie te ha contado jamás— se une una segunda voz a nuestra charla.
Miro con confusión hacia la entrada del estudio, hay una mujer apoyada en el marco de la puerta, en su mirada hay muchas emociones. Ira, dolor, venganza. Tiene una hermosa cabellera dorada y unos orbes azules zafiro muy similares a... los de mi padre.
No puedo creerlo. Esto no para de mejorar o empeorar, no tengo idea.
—¿Tú quién eres?— cuestiono de forma grosera, solo para confirmar y para no perder mi toque.
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Reina Rusa©
Ficção Geral***DISPONIBLE EN FÍSICO** Los años pasan, las grandes Organizaciones prevalecen, la Bratvá no es la excepción. Han sido dos décadas de fuerte mandato, nunca nadie se atrevió a desafiarme, el Linaje se adoptó a su nueva cabeza y extrañamente la paz...