Capítulo 49

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Capítulo dedicado a Paola, ¡feliz cumpleaños! ❤️

***

En el camino a la casa de la madre de Taras, llevo a Sascha acunado. Por más que me rehusé a tomarlo en brazos, no pude resistirme a su llanto desgarrador. Tenía hambre, mucha, pues Lyudmila apenas pudo ponerlos a salvo, no tuvo tiempo de llevar alimentos con ella así que tanto él como Aleksei tenían horas sin comer.

Aleks va dormido sobre mis piernas, a mi lado Taras vela por nosotros y Valentina descansa en mi hombro. Esta hubiese sido la estampa de una familia perfecta y feliz de ensueño, nada más lejos de la realidad. Vamos directo a la línea frontal de muerte, cada uno con problemas y demonios internos carcomiéndonos, y mi otra hija está bajo el control de un maníaco.

Después de salir y ordenar quemar el búnker con mi familia muerta dentro, cada uno ha guardado silencio, luchando su propia batalla interna con el dolor y la frustración. Aunque no lo demuestre me duele el alma cada vez que recuerdo los cuerpos de mis padres y mi hermana. Ellos eran inocentes, no merecían este destino y por mi culpa cayeron.

Esto siempre me perseguirá, sé que no dormiré en meses, siento que estoy destruida. Solo me mantiene en pie saber que mis hijos dependen completamente de mí y la voluntad de no querer dejarlos a destiempo.

—Estamos llegando— susurra Taras.

La casa de su madre es la opción más segura ahora, nuestros hijos estarán bien con Margarita y mis cuñadas por un tiempo. Luego regresaremos a casa.

—Bien. ¿Reforzaste la seguridad?— inquiero solo para estar segura.

—Desde luego. Nadie trepará estas paredes sin ser descubierto y matado en el intento.

—Excelente.

El silencio vuelve a reinar en la camioneta. Solo nosotros, Lyudmila y Ania hemos hecho el viaje, acompañados por cuatro de los soldados de la casa Dobrovolski, no queremos que la ubicación de la casa se extienda más de lo necesario, no sin que antes tengamos un plan.

Las compuertas de la mansión se abren para dejarnos acceder a la propiedad. Las mujeres Dobrovolskaya nos esperan en la puerta y siento que de verdad los gemelos estarán a salvo aquí. Soy ayudada por mi esposo a descender del vehículo y me acerco a mi suegra.

—Dios, me alegra ver que estás bien— dice con voz suave. Toca mi brazo y luego posa su vista en su nieto y seguido en Aleks en los brazos de su padre —Mira que hermosos niños has tenido, querida. Será todo un placer cuidarlos para ti.

Le sonrío apenas y antes de que me arrepienta le tiendo a Sascha. Taras hace lo propio con el otro gemelo, entregándoselo a Irina, la mayor de sus hermanas. Beso la frente de mis hijos antes de que el descenso de la camioneta de mi convaleciente hermana a mano de los soldados, llame mi atención.

—Espero que la estancia de mi hermana y mi sobrina no sea molestia, ellas necesitan resguardo también— añado y mi suegra sonríe.

—Son familia también— todos quedamos atentos a la camilla que se desliza hacia el interior de la casa, con mi hermana inconsciente, recuperándose de su herida.

Suspiro levemente y le hago una seña a Ania para que se acerque a mí.

—Ella es Ania, se portará bien, ¿cierto?— aprieto el hombro de mi sobrina quien asiente —Cualquier duda o inconveniente con ella no duden en llamarme, sé que es algo especial.

—Yo me haré cargo de ella— sonríe Dina y asiento. Sí, se va a arrepentir de decir eso. Le doy un ligero empujón a Ania para que vaya con ella —¿Qué le sucede a Valentina? No ha venido a saludar— añade con voz queda y miro hacia atrás.

Reina Rusa© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora